Capítulo 4

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Ruby baja con cuidado las escaleras, aún siente las secuelas del cansancio extremo en sus músculos, haciéndola pensar que quizás con un mal movimiento podría terminar cayendo por las escaleras. Suspira al lograr llegar sana y salva al final, como si hubiera sido un reto que se había planteado y saliera victoriosa de el.

Pronto se da cuenta del inusual silencio que hay en el lugar a pesar de la hora que es, así que frunce un poco el entrecejo, esperaría que Nora y Yang estuvieran parloteando de cualquier cosa, con Weiss llamándoles la atención ante sus actitudes infantiles, pero había un silencio estremecedor que le inquietaba, disparando una pizca de miedo en su pecho, y eso era peor debido a que no logró localizar a nadie en la sala o cocina.

No sabía porque de pronto sentía miedo, era algo tonto. Seguro estaban por ahí afuera, o habían salido a atender alguna cosa, podía haber muchas respuestas, pero parecía que su mente se empeñaba a desacreditar las posibilidades y generar angustia en su pecho por el silencio.

Había aprendido a odiar el silencio.

Cerró sus ojos un momento, intentando tranquilizarse un poco. Su respiración había comenzado a acelerarse, como si de pronto aquello fuera motivo para desestabilizarse. Era tonto. Muy tonto. No tenía porque sentirse de esa manera, solo tenía que salir a buscarlos, seguramente estarían entrenando o algo así, y ella quizás solo estaba exagerando, pero la parte racional de su cabeza estaba siendo opacada.

Abrió de nuevo sus ojos, y tomó una bocanada de aire. No iba a dejar que el miedo la paralizara.

Ya había superado esa etapa en su camino por Anima.

Los chicos solían decirle que eran ataques de ansiedad, y siempre le ayudaron cuando padeció alguno de ellos. Pequeños gestos como las bromas de Nora, palabras tranquilizadoras de Ren o los ánimos de Jaune siempre la mantuvieron alejada de sus pensamientos caóticos sobre la caída de Beacon, pero con un par de pueblos después, esa pequeña ansiedad que cargaba de los sucesos de aquel día se alejaban, solo para centrarse en lo que tenía en frente, cambiando sus preocupaciones a los lugares desérticos, panoramas desoladores, a la tensión que comenzaba a establecerse entre ellos, la condición de Qrow... Volvió a reprimir lo que sentía una vez más, embotellarlo y solo concentrarse, y cuando casi estuvo por caer en esa ansiedad de nuevo por lo sucedido con su tío, y en como se habían separado de Ren y Nora, Jaune se dio a la tarea de tranquilizarla antes de que su estado se volviera caótico.

Llegaron a Mistral, Qrow fue atendido, y todo estaba marchando mejor, ya no tenían esa constante tensión y estaba con sus amigos que siempre harían ruido, así que eso le impidió hundirse en sus pensamientos. Y cuando Yang y Weiss aparecieron, creyó que ya había aprendido a manejar esos pequeños momentos de inquietud al pensar en las personas que perdieron. Pero ahora se encontraba aquí, sola y con cierto miedo por no lograr localizar a sus amigos o a su tío, era una niñería. No podía simplemente asustarse por no tenerlos a la vista, pero eso no eliminaba la incertidumbre que sentía.

Y quizás, ahora estaba más sensible por todo lo que había ocurrido últimamente.

Ruby sacudió su cabeza bruscamente, intentando salir de nuevo de ese lío de pensamientos, sin querer había entrado de nuevo a él, en lugar de salir de la sala y buscar a sus amigos en la terraza, así que giró sobre sus pies dispuesta a trazar su camino cuando una figura se deslizó rápidamente por la cocina, solo para asomarse de inmediato a la sala al notar su presencia.

—¡Ruby! —Nora ha entrado a su campo de visión en la sala, y la neblina del miedo comienza a disiparse en su sistema, sonriendo cuando la pelirroja se acerca con su habitual alegría —. Wow, si que has dormido bastante, chica —tararea, colocándose de inmediato a su lado, y deslizando un brazo por sus hombros, acercándola a ella en un medio abrazo.

Alma en llamas [Libro 1] [Post-Volume 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora