Castigo

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Para que vean cómo los quiero ¡Más de un cap!

Los adolescentes no conocían a Wen Rouhan. Al principio, solo pudieron deducir era alguien temible por el espanto en cada cara de los adultos, pero cuando Wei Ying y Lan Zhan oyeron a Wen Xu llamarlo “padre”, se pusieron en guardia.

—¿Dónde está el Líder de Secta Nie?– Preguntó con la frente en alto el cultivador jefe, todavía apretando el cuello del descendiente.

—N-no sabe vine, lo decidí por mi cuenta...– Susurró entrecortado Wen Xu.

—¡Mentiroso!

Hasta el momento Wei Wuxian no había visto a Wen Xu hacer nada “realmente” malo, aunque le molestara existiera. No pudo evitar sentir lástima y buscar un modo de ayudar.

—Lan Zhan, desátame, ¿Sí?

Wangji miró al nudo entrecerrando los ojos, como si no recordara fue él mismo quien lo ató. Wei Ying había notado las orejas hace un momento estaban muy rojas, pero ahora no iba a pensar en detalles. ¡Tenían al mismísimo máximo tirano frente a frente!

—Se-señor, el Líder de Secta está atendiendo al Joven Maestro Nie, hace rato le dió diarrea...– Tartamudeo una mujer a medias, luciendo semi consciente.

¡¿Qué rayos?! ¡¿No encontraban a Nie Huaisang porque se enfermó en pleno cumpleaños?! Sí que tiene mala suerte.

—Ya veo– Respondió con aparente tranquilidad Rouhan, apretando más el agarre en el cuello del menor– Lamentó haber molestado, sólo vine a darle una lección a este mocoso.

Wen Xu gimió de dolor, soltando unas lágrimas. Wei Ying iba a decir algo, indignado, mientras el Lan todavía desataba los nudos de la cinta, pero fue el mismo oji dorado quien se adelantó:

—Le suplico considere que el primer joven maestro Wen se ve mal.

—¿Sería un buen castigo si no fuera así? ¿Qué puedes saber tú sobre criar hijos?– Replicó el mayor, y un destello de sadismo cruzó en su mirada.

Wangji apretó los puños. Al lado, Liu Mingyang se había puesto en pie y colocó una mano en la espalda colgada en su cintura, lista para atacar. Ya que no descendía del clan principal, y sólo su bisabuela fallecida estaba relacionada por sangre, entonces podía atacar sin comprometer la rama principal. Ante eso, el jade negó.

Los guardias de la secta Nie claramente no se habían opuesto entrara, para no provocarlo. Nadie quería meterse de lleno en problemas y arriesgar sus vidas.

—Ya que somos vecinos, lo dejaré está vez por la milenaria relación entre ambas sectas. Díganle al Líder de Secta Nie que si vuelvo a describir este mocoso se ha escapado aquí y no me avisa de inmediato, consideraré necesita rehacer sus valores y quemaré este lugar– Amenazó el Wen mayor, arrastrando al menor con él mientras salía del amplio salón silencioso.

Wen Xu había lanzado una mirada de gratitud con ojos brillantes a Wangji cuando lo oyó hablar en su defensa. Su padre se dió cuenta, e hizo nota mental para preguntarle luego y ver si podía desahogarse contra otra secta buscando cualquier excusa.

—¿Por qué debemos quedarnos pusilánimes? ¡Ni siquiera respeta a su propio hijo! Debe ser un verdadero animal– Protestó Wei Ying, indignado.

—No podemos hacer mucho– Declaró Wangji, aflojando los puños.

Y ese “no mucho” debió haber sido porque, de modo misterioso, intercambia correspondencia con el hijo del cultivador jefe. Intercambiaron una mirada prolongada, durante el tiempo que pasaba la conmoción, comunicándose visualmente.

Escarcha y Loto (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora