Capítulo XVI

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Capítulo XVI

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Capítulo XVI

─ ¿Y Wanda? ─ preguntó Claudia, entrando a la cocina con la cesta de la ropa sucia colgando de su cadera.

─ Está en el hospital, con Pietro─ respondió Bucky mientras intentaba que Rosie sostuviera un lápiz y dibujara con él. Sin embargo, ella se resistía y se quejaba, retorciéndose en la silla e intentando alejarse de él.

Claudia los observó un momento y luego negó con un gesto preocupado.

─ Déjala, Jimmy. A ella no le gusta hacer esas cosas...─ le explicó y él bajó a la niña de su silla alta con un suspiro frustrado.

─ Son cosas que debería hacer a su edad, Claudia. Rosie ni siquiera dice cincuenta palabras y pronto cumplirá cuatro años...─ le dijo, observándola alejarse hacia el jardín. Allí, la niña se entretuvo cogiendo piedritas del césped y acomodándolas por tamaño, con una minuciosidad que llamaba la atención.

─ Ya la has llevado a suficientes especialistas, cariño. Todos dicen lo mismo, Rosie no tiene nada malo. Sólo es diferente. Cada niño es un mundo y hay que darle la oportunidad de que ella avance a su paso. No te estreses...─ le dijo con cariño y él asintió, sonriendo brevemente.

─ Supongo que tienes razón. Suficientes motivos tengo para estresarme como para agregar uno más─ miró a su hija y sonrió más amplio─ Ella está bien. Estará bien...─ afirmó más para sí mismo que para su empleada, pero la mujer asintió vehementemente de todos modos.

─ Amén a eso. Ahora, cuéntale a tu vieja Claudia porqué estás tan estresado─ pidió, dejando la cesta sobre un taburete y acodándose sobre el mesón frente a él, para prestarle su total atención.

─ Se trata de Pietro. Sus exámenes no salieron bien y aún no tenemos ningún donante remotamente compatible con él. Creí que instalando el marcapasos podría darle más tiempo, pero, su organismo se resiente más rápido de lo que esperábamos...─ Claudia comprendió y asintió lentamente, buscando la mirada de su patrón.

─ ¿Se lo has dicho a Wanda? ─ preguntó, sabiendo que ella era la razón real detrás de esa preocupación.

─ No... no aún. Tengo esperanzas de que encontremos un donante pronto, sino... tendré que decírselo y, la verdad, es que me aterra hacerlo. No quiero verla sufrir...─ Claudia no pudo evitar sonreír al escucharlo decir aquello.

─ La quieres mucho, ¿verdad? ─ preguntó en voz baja y a él no le quedó más remedio que aceptarlo.

─ Sí...─ suspiró, mesándose el cabello entre las manos. Nervioso, cruzó los dedos tras su nuca y estiró la espalda con un suspiro─ Creo que nunca dejé de hacerlo, ¿sabes? Amé a María, realmente lo hice. Lo hago, aún. Pero, Wanda... Dios, ella fue mi primer todo. Fue mi primer amor, mi primer beso, mi primera vez... mi primer corazón roto. Se me quedó marcada a fuego en la piel y, nunca me imaginé que volvería a verla. Mucho menos que volvería a tener la oportunidad de estar con ella de nuevo...

2 A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora