Capítulo VI

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Capítulo VI

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Capítulo VI

Wanda se reclinó en aquella incómoda silla y miró al techo con gesto ausente, intentando vaciar su mente. No quería mirar a su alrededor, no quería pensar demasiado; la deprimía el ver su maleta junto a la cama del hospital, la deprimía pensar en lo sucio que sentía el cabello, en lo cansada que se sentía y en que no dormía bien hacía dos días. Luego de la operación de Pietro, se había retirado a su hotel y allí había dormido por más de doce horas, tranquila por una vez desde que había comenzado toda aquella pesadilla. El sonido del teléfono la despertó a la mañana siguiente y contestó con prisas, asustada, pensando que quizás Pietro había empeorado, pero, no. Se desayunó con la noticia de que ya no seguirían pagando su alojamiento.

La universidad y el seguro de Pietro ya no cubriría ningún gasto. Esto debido a que la afección de Pietro no se trataba de un accidente, sino más bien de un mal cardíaco genético del que ellos no se harían responsables. El seguro estaba diseñado para los accidentes que los alumnos pudieran sufrir e incluía a sus familiares, pero, al tratarse de una enfermedad catastrófica, esta escapaba de su cobertura. Lo único que había conseguido luego de golpear muchas puertas fue que cancelaran la matrícula de su hermano para no tener que seguir pagando la universidad. La cuenta del hospital seguía en aumento y el dinero que le enviaban desde Sokovia no era suficiente para cubrir sus gastos y además pagar la cuenta hospitalaria del chico. Así que, había cogido sus maletas y se había trasladado con sus escasas pertenencias a la sala de espera del hospital.

Rebecca, la enfermera que cuidaba de Pietro la había descubierto durmiendo ahí y se había apiadado de ella, dejándola darse una breve ducha en la sala destinada a los internos y entregándole mantas para que no pasara frío por las noches. Durante el día no era tan complicado, dado que podía estar junto a Pietro, pero, en la noche... dormitar sobre las incómodas sillas de plástico de la sala de espera no era descansar realmente y el cansancio comenzaba a pasarle la cuenta. Su padre la llamaba constantemente, pero ella no había querido mencionarle nada sobre su virtual indigencia. Si Eric se enteraba, pediría por ella y se la llevaría de regreso a Sokovia y ella no quería dejar por nada del mundo a Pietro solo.

Estaba segura de que pronto despertaría y no quería que sintiera que su familia lo había abandonado en el momento más crítico de su existencia. Rebecca entró en ese momento en la sala y le sonrió, intentando animarla al verla tan decaída.

⸺ ¿Cómo estás, Wanda? ⸺ le preguntó, mirándola de reojo mientras revisaba las vías venosas de Pietro y anotaba sus constantes vitales en una tablilla.

⸺ Mataría por una cena caliente y por una ducha de dos horas. Fuera de eso, estoy muy bien...⸺ respondió, provocando que la morena la observara con simpatía.

⸺ Espérame a que termine de revisar a Pietro e iremos a comer algo y dejaré que te duches otra vez, ¿está bien? ⸺ le ofreció, apartando las sábanas que cubrían las piernas del muchacho para revisar sus extremidades.

2 A.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora