- Si, jefe, enseguida -Sherap recobro su postura, acomodo sus ropas y abandonó el salón con paso acelerado, Sett le siguió unos segundos después
- El jefe ordena que se vacié la arena -el hombrecillo habló a los guardias con una seriedad inventada
- ¿Vaciar? -Los dos primeros guardias se miraron entre sí un poco extrañados
- ¡Saquen a todos! ¡Rápido, rápido! -movió las manos como empujándoles - y díganle a Camerrá que venga a verme
- A su orden -se retiraron, escuchándose la repentina instrucción correr de boca en boca - saquen a la gente, de inmediato - la arena debe quedar vacía, preparen las puertas -
Mientras la conmoción era esparcida por los encargados de cada pasillo a las tribunas de espectadores la peliblanca arrastraba los pies hasta la oscura entrada de los luchadores, con el cuerpo un poco inclinado hacia el costado derecho por el peso del muñón ensangrentado, cada paso que daba iba decorado con gotitas de un oscuro color carmesí. Sus ojos grises parecían los de una muñeca, completamente apagados.
Sólo culpo su mala suerte cuando al ser atrapada por la oscuridad de la puerta un par de ojos brillantes la recibieron. Paso por el costado del jefe dirigiéndose a la fuente de agua común, sobre ambos se instaló un silencio sepulcral.
- ¿por qué me salvaste? -La peliblanca rompió la gruesa capa de hielo instalada entre los dos, su mirada estaba perdida en su reflejo en el agua
- No te salvé -Dentro de él, sabía que era cierto, que su interrupción había sido más una distracción para su oponente
- Soy una peleadora más, no debiste hacer eso -por fin un tenue brillo apareció en sus ojos, lagrimas...
- Ya te dije que no te salvé, mis arenas son para peleadores, no un burdel ni menos una posada nocturna - Las orejas de Sett estaban comenzado a bajar, si su madre hubiera estado de seguro ya habría descubierto su mentira, aunque en parte no lo fuera del todo, pues nunca dejaría que alguien ensuciará sus preciadas arenas
- Me diste una ventana ¡hicist-...! -se agarró el estómago cuando se cortó, Sett se acercó a ella, usó su malo libre para frenarlo - n-no, no te... no te acerques
- ... no hice nada - Cruzó lo brazos con un poco de molestia, muy en lo profundo de sí estaba esperando un 'gracias'
Las piernas de Maku comenzaron a fallarle, su estómago finalmente cedió; vomitó. Su mano aun con el muñón derecho le sirvió como agarre en el borde de la fuente de agua, antes de que su vista se nublara por completo alcanzó a ver sangre mesclada con la cerveza de esa tarde -...que asco - tan débil, pero claro para el oído del mestizo quién bajo la guardia de sus brazos con sorpresa, la joven se dio un impulsó más, mojando su mano libre para beber un poco de agua y limpiar su boca, aunque en vez de limpiarse sólo humedeció la sangre que se le había secado. Giro la cabeza hacia Sett sonriéndole -t-tú ganas... vomité - El peso del muñón fue su cable a tierra, su cuerpo se desplomó en seco.
- ¡Hey! - Acudió con prisa levantando su cabeza del concreto enmugrecido, notó otro flujo de sangre dibujarse por los cabellos blancos levemente sucios por la tierra del lugar, le miro con atención y cada vez que miraba más heridas le iba encontrando; la loza de la máscara al primer golpe le rajó parte de la frente y la cien, su labio estaba rotó con un morado que iba desde la comisura de éste hasta la mejilla; un golpe seco que recibió en el penúltimo encuentro, su nariz sangraba aun despacio y su cuello estaba completamente de un arcoíris rojo, morado y hasta verdoso por la asfixia. El resto de su cuerpo a primera vista tenía leves hematomas y cortes por las armas... nunca la había visto después de todas las peleas, hizo memoria de que al terminar los encuentros recibía su pago y desaparecía hasta la otra noche. Le cargó, el derecho de la joven cayó en seco por el peso del arma, Sett optó por dejarlo caer de una vez.
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Dentro de las arenas de Jonia | Sett x OC
FanfictionLas aclamadas arenas noxianas de pelea se llenan cada noche para saciar la sed de sangre de los diferentes asistentes, Sett, el jefe indiscutido vigila con atención a sus luchadores más implacables y cuenta sus ganancias. ... - No creo tener algo...