Mara

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- Golpeas mucho más fuerte de lo que recuerdo – le aduló a la vez que retomaba su posición de ataque, un antiguo mentor noxiano, ya casi ciego por la edad y el maltraer de su estilo de vida

- He estado entrenando –respondió Sett, limpiándose el sudor con el antebrazo, se había quitado el abrigo y las muñequeras

- ¿hace cuánto no peleabas, muchacho?

- Meses...

- Se nota, sigues golpeando fuerte, pero estás más lento... ¿algo qué quieras compartir?

- Siento ese vacío, otra vez –Sett cayó sentado sobre el tatami del dojo

- Comprendo ¿qué te parece si tomamos un poco de té para descansar?

- ¿desde cuándo adquiriste costumbres de jonia?

- Desde que noté que las de noxus me enfermaban

El mestizo, aceptó. Aquel hombre golpeado por la edad había sido una guía cuando comenzó a pelear, sin nunca decirle a su madre aquel hombre le seudoadoptó en su niñez, había recurrido a él cuando su figura paterna le abandonó. Las palizas y los golpes, además de él habían sido su mentor de vida, Sett era un hombre agradecido solo por eso.

Cuando creyó que Mara era su mujer indicada y luego entendió que sólo estaba ocasionalmente sintió un vació que no supo explicar a su madre, pero que aquel anciano, Baku, le entendió.

- Mara volvió ¿no es así? –ya cómodos, sirvió ambas tazas frente a ellos con té

- ...sí, pero ella no es el problema, ya no me causa nada –aceptó el té agradecido – es otra cosa

- ¿cosa o persona? –el hombre frente a él tanteó la superficie de la mesa hasta dar con su taza, la levantó

- Persona, supongo...

- ¿supones?

- No logro comprenderlo, es extraña o quizá no lo sea y sólo soy yo sin saber cómo reaccionar

- ... y es mucho decir, ya que tienes reacción para todo –saboreó el líquido – ¿por qué no me cuentas con más calma?

- Es la primera persona que se planta frente a mí, en mis arenas y me trata como uno más desde que soy el jefe, pelea y revienta cuando quiere, pero también es una especie de ninfa delicada... y

- ¿y? ... continua, muchacho, vas bien

- Le devolvió la sonrisa a mi madre, hace años no la escuchaba reír así

- Sett, muchacho, sólo estás asustado

- ¿asustado? ¿de qué?

- De que la historia de Mara se repita... ella también llego frente a ti como si fueras un ciudadano más ¿recuerdas?

- ... si lo recuerdo –con la previa ceguera del hombre su oído se había vuelto mucho más fino. Logro percibir el débil roce de las orejas de Sett bajar entre sus cabellos. Él, Maku y su madre habían sido los únicos en prestar la suficiente atención a ese detalle

- ¿Quieres desahogarte o quieres un consejo?

- ... quizá un poco de ambas, estar junto a ella me hace sentir extraño

- ¿dócil? Eso es confianza, estás abriéndote a un nuevo sentimiento –habló ente pausas para beber – cuando llegaste acá eras terco como un caballo de tres cuernos, hasta que de apoco lograste sentirte cómodo y mírate hoy, contándome tus emociones más profundas

- Pero, Mara... -La mente del pelirrojo comenzó a divagar entre recuerdos; cuando conoció a la noxiana sintió una conexión inmediata y viceversa, era como él, quizá demasiado.

Salió con ella unos meses, pero nunca fue algo estable, que de cierto modo les era cómodo a ambos, cada uno en sus propios asuntos. La mercenaria tomaba la mano del jefe mientras paseaban por la noche dentro de la ciudad y fue algo que nunca le causó incomodidad como creyó, bebían y pasaban la noche juntos, pero cada mañana ella desaparecía, no fue hasta que de casualidad Sett descubrió que estaba 'felizmente' casada. El sentimiento de ser usado le hizo añicos el corazón y la única persona que supo toda esa historia fue el anciano.

Con el pasar del tiempo y ocultando bajo peleas sus sentimientos las visitas de Mara se volvieron solamente una rutina, encuentros casuales y placenteros. Tenía que admitir que en fondo si tenía miedo de volver a confiar en alguna mujer de personalidad fuerte, pero eso era lo que le llamaba la atención, era un problema.

- ¿Mara? ... Mara no está muchacho. Inténtalo, no puede ser que el Jefe tenga un poco de miedo a un sentimiento

- Yo tampoco puedo creerlo...

Cuando abandonó la estancia estaba ya oscureciendo, soltarse de cuerpo y cabeza le sentó bien, fue directo a descansar, después de todo ya sería el último día de descanso posterior al re apertura de la arena.

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Ingreso bajo el saludo formal de sus guardias de turno, las remodelaciones estaban ya terminadas, era cuestión de limpieza y todo estaría en completo orden para la apertura, Sherap sintió vomitar su corazón cuando escucho los pasos de Sett acercarse, tragó saliva.

- Jefe, sea bienvenido –habló disimulando, pero pálido como leche dulce

- Sherap, te necesito en mi oficina, sígueme –El vastaya no se detuvo al hablarle, el hombrecillo ya estaba viendo borroso de los nervios

- S-sí... -trago saliva, le siguió – ¿qué requiere de mí, jefe?

- Necesito las facturas de las reparaciones, veo que están listas –Cruzó las puertas principales y fue directo a su escritorio, se sentó en su lugar sintiendo esa autoridad que le encantaba - ¿escuchaste?

- ¡S-sí! Aquí las deje, todas en orden –tomo con velocidad un folio de papeles adjuntos dejados a un costado de la oficina – las reparaciones de las puertas principales de acceso tuvieron un adicional porque se pidió acero reforzado, pero las ganancias del mismo mes contemplaron todo –ubico los documentos frente a él –

- Según esto podremos abrir la próxima sesión con un botín aumentado –miraba los números en los folios – ¿tienes la lista de los nuevos peleadores?

- 13 nuevos candidatos, fueron admitidos 10 para emparejar los encuentros, sus contratos están listos y su cuota inicial cancelada, en efecto se podrá abrir la arena con un botín ganador mucho más ostentoso para el vencedor... Jefe, todos están peleándose la cabeza de aquella mujer

- ¿cómo dices? –subió la mirada hacia él, esos ojos bestiales devoraron la estabilidad de Sherap

- Escuche... -raspo la garganta – escuché que hay apuestas por los bajos bares, buscan la cabeza de la mujer, algunos de los nuevos ingresados pagaron el cuádruple sólo para ser admitidos y querer ganar ambas recompensas, la de la arena y la de su cabeza... ¡debemos sacarla de inmediato de aquí, esas apuestas ilegales solo mancharan el nombre de estas arenas! –el hombrecillo temblaba por dentro, necesitaba lograr que Sett cayera, necesitaba idearse un plan para cumplir con su parte del trato

- Siempre se han hecho apuestas por fuera, hasta yo mismo las hice antes de ganarme este lugar, tu preocúpate de lo que sucede dentro, si tanto interés tienen en ganar, pues que peleen, por eso llegaron aquí –Por dentro se reía de lo increíble que había superado el tema de la peliblanca dentro de las arenas-

- Si, jefe –En un flash las palabras de Sett iluminaron la idea perfecta para deshacerse de Maku y si todo salía bien, sería el mismo vastaya quién lo hiciera. 

Dentro de las arenas de Jonia | Sett x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora