- Este no es lugar para niñas, lárgate
- ¿Eres el que está en la caja o quién pone las reglas? – Miro con desagrado a un hombre corpulento que paso golpeándole con su enorme brazo ignorándola por completo
- Soy quién decide quién entra ...–recibió unas cuantas monedas de oro– adelante
- Ah, tú ganas –sacó de entre sus ropas una bolsita de genero grueso llena de piezas de oro – ¿por mi inscripción? –le dejo la bolsa en la palma de la mano
- ¿Si sabes que este no es para tomar té y pintarse las uñas, que puedes morir? –Sintió el peso que hacia la bolsita de monedas notando que era el doble de la cantidad que demandaba la entrada. Comenzó a escucharse murmullos molestos, los pocos segundos que se detuvo fueron los suficientes para que la entrada se colapsara de público ya impaciente de saciar esa hambre de sangre y muerte
- Pero la que morirá seré yo y tú te quedas con el oro ... ¿puedo o harás seguir esperando a esta gente?
... entra –abrió la bolsa separando el oro; unas monedas a la caja y la otra a su bolsillo
Los famosos fosos de Noxus donde cada noche una carreta era llenada por cadáveres de hombres que aspiraban convertirse en los mejores pagados y aclamados, en llegar al lugar que el 'mestizo bastardo' ahora mantenía con puño de acero y sangre.
La única entrada del lugar apestaba a sudor y resina quemada, las antorchas alumbraban a fuego vivo los túneles de piedra con toques verdes por el moho de la humedad, en cuanto más se avanzaba entre la densidad del público se podían escuchar los tambores y gritos de euforia. Comparado con el acceso la arena era un lugar hermoso, el símbolo de un glotón rabioso o sonriente adornaba gran parte de los puntos de la arena, desde las cortinas aterciopeladas que cubrían el podio del jefe hasta las marcas de la misma arena que cada noche se bañaba de sangre.
Esa noche el lugar estaba repleto, gente de todas las clases sociales desbordaban las tribunas del lugar, el primer bloque de combate iba a comenzar.
- ¿En qué bloque debo salir? –Preguntó cuándo logró haber encontrado uno de los pasillos donde se preparaban los combatientes, además de la exhaustiva peste a sudor y testosterona le acompañaba el aroma a vomito
- ¿Qué haces tú aquí? – El sonido del metal afilado de algunas armas comenzaron a hacerse presente. Una mujer corpulenta con el cabello trenzado sostuvo su espada a forma de intimidación, a la peliblanca no se le movió ni un musculo.
- Vengo a pelear –mantuvo su postura, tranquila y serena. Unas risas se escucharon cuando terminó
- ¿Te crees que este lugar es para venir a bailar por dinero? – Las risas se convirtieron en carcajadas, los presentes la miraron hacia abajo, todos, incluso la mujer le sacaban dos cabezas de dimensión
- Podrías bailar para mí y te daré dinero –Le dijo una voz ronca del fondo, un peleador mostraba orgulloso su cuerpo mascullado y sudoso, sonrió de costado a forma de estar imaginando un fetiche
- Cuando quieras, cariño ... si sales vivo, claro –No tuvo que decir nada más, la sonrisa imponente y las carcajadas desaparecieron
- ¿A así que crees poder entrar a esta arena como si fuese tu burdel? Serás la primera en entrar niña, cuando el Jefe vea esto sentirá lastima del espectáculo que se presenta en su arena
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Dentro de las arenas de Jonia | Sett x OC
FanfictionLas aclamadas arenas noxianas de pelea se llenan cada noche para saciar la sed de sangre de los diferentes asistentes, Sett, el jefe indiscutido vigila con atención a sus luchadores más implacables y cuenta sus ganancias. ... - No creo tener algo...