- ¿Qué te parece está? –le indicó una de las páginas más maltratadas del libro - ¿la recuerdas?
- ¡Sí! –acercó el rostro al escrito para poder observarlo mejor – si no me equivoco, es la receta de pan lunar dulce, pero es bastante extensa, aunque su sabor vale la espera y el tiempo
- Perfecto, entonces haremos pan lunar dulce –la mujer mostró emoción en su rostro – ¿tendré todos los ingredientes?
- Ummm –trato de descifrar lo ligeramente escrito para ayudar a su memoria – ¿savia de tronco cristalino? Hahaha, quizá nos falte eso... azúcar gris, miel estrellada, caramelo lunar, ¿levadura estacional?
- Aunque no lo creas tengo miel estrellada –buscó entre los estantes de la cocina un recipiente de vidrio – la compré un día, su nombre me llamó la atención, pero no sabe del todo bien por si sola
- ¿dónde la encontró? –La peliblanca tomo el recipiente con sumo cuidado y cariño
- En el mercado de Jonia hay puestos con ingredientes e insumos de diferentes regiones
- ¿De verdad? –vio a la mujer pasar por detrás de ella, siguió con la mirada como tomaba un manto ligero y algunas monedas del cofre que Sett siempre le dejaba
- Iré por los ingredientes que faltan, no tardaré
- ¿No quiere que vaya con usted?
- Aun estás mal herida cariño, no te preocupes –le sonrió – ¡ya vuelvo!
La vastaya cerró la puerta principal dejando la morada en un silencio abrupto para la joven, aprovechó la instancia para satisfacer su curiosidad y comenzar un recorrido por ésta.
Las habitaciones eran amplias, todas con ventanas y cada una adornada con flores de diversos colores, lo que pareció ser la estancia principal tenía además algunos retratos hechos a fino carboncillo –una madre y su pequeño hijo – una envidia nostálgica le hizo abandonar la habitación.
Volvió a la cocina y buscó entre el estante de ingredientes algo que le pudiera ayudar a ocupar tiempo comenzando la preparación, dio con otro baúl pequeño que dentro contenía algunas hojas de té caramelizadas, hojas de té comunes de Shurima. Siguió buscando entre los utensilios alguna tetera para usar, se sorprendió de lo completa que tenía la cocina tanto como en insumos como en ingredientes, realmente variados de todas las regiones.
Se dispuso a preparar aquel té que tal parecía no haberse servido en tiempo, pero primero debía idear cómo prender la cocinilla marmolada del hogar.
- Veo que despertaste –la voz gruesa del mestizo le espantó, soltó la varilla de madera con la cual estaba tratando de prender el fuego
- ¿S-S-Sett? –sostuvo la braza saltante con la mano volviendo a soltarla con la quemadura que le causó
- Primero destruyes mi arena y ahora quieres quemar mi hogar ¿qué plan es ese? –pateo la varilla, apagando las bracitas pequeñas con una pisada – ... ¿cómo te sientes?
- Bien... gracias –se levantó para poder mirarle fijamente – gracias, de no ser por ti, realmente estaría muerta –suspiro – supongo que perdí mi contrato, jef... -le interrumpió haciendo la seña universal de silencio con el índice, la peliblanca alcanzó a notar como las orejas rojas perseguían sonido
- ¡Settrigh! –la mujer vastaya cruzo la puerta la minuto, cargando consigo una bolsa – ¿hace cuánto llegaste, cariño?
- Recién, má –la actitud del jefe era completamente diferente frente a la mujer, la pequeña lunari casi pierde la mandíbula de la sorpresa – terminé temprano hoy
- Maku, él es mi hijo –la mujer paso directamente a la cocina para dejar las compras y volver a reunirse con ambos junto al fuego que ya estaba comenzado a encender –es quién te trajo
- ...sí, muchas gracias por su ayuda... -siguió los ojos de Sett que le pedían complicidad
- Settrigh – respondió en presentación, sus orejas se escondieron
- Muchas gracias, Settrigh –le tendió la mano – Maku
- Un placer, Maku –correspondió
- ¿te quedarás está noche, hijo? –la mujer se emocionó – está pequeña me enseñara a preparar pan lunar dulce
- En ese caso, me quedaré –el mestizo le sonreía tan natural y tiernamente a su madre, que aún le era difícil saber que Settrigh y el jefe de las arenas fueran la misma persona
- ¡Ah! Disculpe, quería preparar té, espero no le moleste –habló con un poco de preocupación habiendo recordado su fallida intención
- Al contrario, querida –notó las hojas caramelizadas – ¿umm? ¿sabes preparar este? Yo sólo lo preparé una vez, pero no me quedó tan bien como imaginé que sería
- Es té shurimano, tiene una preparación más lenta, pero es bastante relajante de sabor
- ¿Shurima? –Sett se incorporó curioso
- Viví en Shurima por algunos años
- ¡Bien, cariño mío, termina de prender el fuego, por favor! –le indicó a su hijo–ven pequeña, así me dices si compré bien los ingredientes que nos faltaban para poder cenar estás delicias
El medio vastaya se relajó junto al fuego cuando un dulce aroma captó toda la atención de su olfato, seguido de eso su madre y la peliblanca salieron de la cocina con una sonrisa triunfal que le causó una ternura casi desconocida, nunca había visto a esa expresión en su madre, su jovial rostro denotaba una emoción y tranquilidad, además de una sonrisa tan sincera mientras conversaba con su luchadora.
Acomodaron la mesa para servirse de aquella 'exótica' cena mientras Maku dejaba a fuego medio el té para que hirviera con lentitud, luego lo dejó a llama viva para que atrapase la mayor cantidad de calor y lo sirvió.
Los ojos del jefe brillaron infantiles al ver por primera vez el pan lunar dulce aun tibio, su madre le tendió un trozo.
- Maku dice que sabe mejor con un poco de savia dulce o miel tradicional
- ¿Qué dices? –ambas mujeres le miraron impacientes para saber la opinión del jefe
- ¿Por qué debo probarlo yo primero? –Preguntó crédulo, pero con la boca hecha agua de sólo sentir el dulce aroma
- Vamos, hijo, pruébalo
No se hizo de rogar más y dio un gran bocado, Maku notó como al instante las orejas de Sett se erizaron con fuerza y luego bajaron con lentitud hasta esconderse en su cabello.
- Es una delicia, má –comió otro poco
- Prueba el té –la peliblanca le tendió la taza con emoción, por un segundo la dulzura del pan se le hizo agria al ver las pálidas manos de la joven vendadas, recibió la infusión y la bebió
- Es... amargo, pero dulce ¿es posible?
- Eso quiere decir que quedó bien
La vastaya imitó a su hijo sintiéndose sonrojar con los nuevos sabores, estaba cada vez más emocionada, tanto que Sett se impresionaba y enternecía más.
Terminaron de comer casi pasada una hora, la joven lunari convenció a la madre del jefe para que le permitiese levantar la mesa mientras ésta conversaba un poco más con su hijo, al volver al lugar se escucharon unos golpes suaves en la puerta, la sangre de la joven se heló
- ¿Quién será a estás horas? –la mujer se levantó
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Dentro de las arenas de Jonia | Sett x OC
FanfictionLas aclamadas arenas noxianas de pelea se llenan cada noche para saciar la sed de sangre de los diferentes asistentes, Sett, el jefe indiscutido vigila con atención a sus luchadores más implacables y cuenta sus ganancias. ... - No creo tener algo...