- Anda ¿y esta sorpresa? –Liong como los demás hombres quedaron sorprendidos frente a los sacos con dinero - ¿tu plan era robarle a tu jefe?
- Los robó esa desgraciada mocosa de cabello blanco, yo no les entregué nada –habló con seguridad, pero con el mayor miedo en su interior – cumplí mi parte, también incluí al peleador que me pidieron, ahora deben cumplir la suya
- Eh, así que el hombrecillo ha sacado las garras –abrieron los sacos con monedas, emocionados – pero ten cuidado, no nos hables como si tuvieras el poder para hacerlo
- ¡Hice lo que me pidieron! – Se exaltó
- Y nosotras haremos nuestra parte, pero a nuestro tiempo, sigue haciendo tu trabajo
Sherap quedo con las piernas temblorosas, espantado de lo que acababa de hacer, pero ya estaba hecho, cumplió su parte y hasta ahora estaba completamente limpio, llevo su mano derecha a su cuello sintiendo como si le fueran a cortar la cabeza y la vez, imaginando los ojos bestiales de su jefe mirándole con desprecio y asco.
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La brisa nocturna golpeo el rostro aun un poco magullado de la joven haciendo que temblara, la moneda que había puesto el consejero cayó como estaba planeado despertándola de golpe, se restregó los ojos y sintió la calidez de la manta sobre sí, sonrió.
Dios un bostezo tratando de adivinar qué hora era, se levantó dejando los papales ordenados, olvidando por completo su propio pago, estiró el cuerpo y tomó sus ropas, buscó con la mirada a Sett antes de dejar la estancia, le vio tranquilamente descansado... desconociendo que aquel imponente hombre pudiese dormir de forma tan ¿linda?, salió en silencio con destino a su hogar; al llegar encendió la escuálida vela iluminando el lugar, eran tan pequeño en comparación a la estancia del jefe, suspiró buscando entre sus cosas un peine plateado que le había dado su madre cuando era niña, era el único recuerdo material que tenía de ella, mientras desenredaba su cabello con paciencia recordó que no había sacado su ganancia y que aun debía pagar lo que restaba de su deuda, apretó los dientes algo tensa, pero ya había pasado la hora que siempre acordaban para reunirse a pagar y aunque quedase menos de la mitad por pagar sabía que su cabeza aún estaba colgando. Se recostó.
La noche de descanso terminó, Sett despertó con un rayo de sol colándose entre las pesadas cortinas, cuando se levantó se encontró con el lugar vació, pero con el ligero aroma de la menor aun dando vueltas por la estancia, su olfato no le mentía. Camino hasta el escritorio donde estaban los documentos de cuentas ordenandos y timbrado, algunos sacos de dinero en fila, la bóveda seguía abierta, Sherap tocó dos veces la gran puerta principal antes de abrirla sin esperar una respuesta, el pelinegro sostenía y leía los documentos con atención.
- Jefe, buenos días –luchaba por no caer en el nerviosismo – ¿desea que ordene traer su desayuno?
- No, gracias, tengo unas cosas que hacer –juntó los folios y se los entregó – guarda esto donde corresponde
- ¿no quiere que los revise antes? –necesitaba poner en marcha su plan personal
- No creo que sea necesario, sólo archívalos y comienza a preparar todo para la noche de fin de mes
- ... hay nuevos interesados en la inscripción de la gran noche, de hecho –carraspeo –llegó ayer en la noche un fuerte apostador, quiere duplicar todas las apuestas –sintió la mirada pesada del jefe sobre su cuerpo – pe-pero se le informó que volviera hasta hoy
- Haz tu trabajo –el pelirrojo volvió a esconderse detrás de las cortinas en dirección al cuarto de baño
- S-sí jefe, como ordene, comenzaré guardado este desorden ¡mire que mala organización y la bóveda abierta! –buscaba una excusa tras otra
Sett le ignoró por completo y entro a preparar el agua caliente para su baño, por su parte Sherap sabía que sería muy obvio insistir así que sólo volvió a hacer su trabajo preparándose para la noche, según lo acordado debería seguir con el plan.
El jefe salió sintiendo refrescado, tomó una manzana dejando la mitad de ésta con sólo un mordisco, se quedó mirando hacia la arena con el sol ya fuerte golpeando su torso desnudo
- Siempre amé tus pieles, deberías dejármelas como recuerdo... ya sabes, por los viejos tiempos –no podía no reconocer esa fina voz
- ¿Qué haces aquí? –no quiso voltear a verla, dio una segunda y última mordida - ¿ya mataste a tu esposo o sólo lo dejaste inconsciente?
- ¿Desde cuándo te preocupas por él? – Mara avanzó con las pesadas pieles del abrigo del jefe sobre su espalda – ¿temes que algún día deje de venir?
- ... vuelves de todas maneras, siempre –sintió las afiladas uñas pasear sobre su pecho seguido del tibio aliento de la asesina en su espalda
- Lo dices como si no te gustará verme –beso despacio la piel firme de la espalda del mestizo, deslizando las uñas dejando sutiles marcas
- Mara –le sujetó firme las manos alejándola se su cuerpo, volteó la cabeza para verla – quítate mi abrigo, por favor –bajó la guardia un poco, odiaba sentirse así con ella
- Vamos, cariño ¿no crees que se me ve increíble este color? –se abrazó más con el abrigo – además, no tienes idea cómo me vuelve loca tu aroma en el
- Nunca vienes tan temprano –suspiró agotado girándose por fin hacia ella – ¿qué necesitas?
- ... a ti, por supuesto –dejo caer el abrigo dejándose ver desnuda frente al pelirrojo – quise ser buena esposa, pero ese idiota no me daría placer ni, aunque lo estuviese matando –estiró los brazos hacia el jefe llamándole a un abrazo – ¿No me dejaras con los brazos estirados o sí?
El cuerpo tonificado y moreno de Mara le enfermaba de deseo, era imposible negarlo, tenía uno que otro corte cicatrizado por sus brazos y piernas, pero nada que no se viera incluso más apetitoso para él, el cabello negro lacio caía como seda sobre los hombros musculoso a medida. Suspiró resignado, no iba a luchar contra el deseo, se acercó a la mujer tomándole con fuerza subiéndola a sí, la joven noxiana cruzo las piernas detrás de la espalda del jefe pegando a propósito todo su cuerpo desnudo a él para que lo sintiese tibio, mordió el mentón del mestizo con fuerza dejándose cargar infantil hacia el interior de la estancia.
Los gemidos desinhibidos de la pelinegra se dejaban escuchar rompiendo el silencio que dejaba la arena durante el día, Sett por su parte se limitaba a apretar los labios dejando salir pequeños jadeos ahogados, como si quisiera engañarse de disfrutar la compañía de la noxiana sobre él.
- ... ah, mi queridísimo jefe –trataba de articular palabras sin dejar de mover las caderas – nunca podía aburrirme de ti
- Mara...
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Dentro de las arenas de Jonia | Sett x OC
FanficLas aclamadas arenas noxianas de pelea se llenan cada noche para saciar la sed de sangre de los diferentes asistentes, Sett, el jefe indiscutido vigila con atención a sus luchadores más implacables y cuenta sus ganancias. ... - No creo tener algo...