No sé por donde empezar, ha sido un gran punto aparte, me preocupa, me angustia, los días han sido calurosos, pero dentro de mí los días solo son nublados, inciertos y fríos, días de tregua, la guerra cesó, no hubo expansionismo, las tropas no han avanzado más, no sé cuál sea tu estrategia.
Lo cierto que es que mi territorio está devastado, desolado todo aquí es ocre, hay sol, el viento cala en los huesos, la llovizna aún me recuerda que aún hay posibilidad de sobrevivir y la niebla posterior me sume en una profunda incertidumbre donde solo hay tiempo para pensarte con infinita nostalgia y con mucha pena por supuesto. Que irónico, aquí en la realidad es verano, sé que amas esta temporada, sé que amas ver transcurrir el día frente al mar, adoras él arena y que te preguntas mucho sobre las profundidades del océano, mientras yo le tengo miedo, miedo, si esa palabra que detestas escuchar siempre en mí, miedo, si miedo ese mismo que nos separó. Simplemente fui presa del miedo, tú también pereciste en esa colisión.
Me he levantado temprano y he cogido esa foto que me describe en esta vida, esa en la que tengo puesto ese bañador a rayas de jersey ajado ya por el tiempo y el uso me imagino, yo de pie, levantando un hombro más que el otro, rostro compungido, lágrimas sinceras escurren de mis ojos inocentes de ese niño a quien ahora le digo, lucho porque seas feliz, mis labios y mejillas haciendo puchero, porque me habían llevado al mar a confrontarme tan pequeño con las bravías olas de aquella playa popular, entonces en esa foto me veo igual que hoy, tengo miedo otra vez.
Esta vez el escenario es otro, ya no soy tan pequeño, bueno tampoco tan grande, pero cuando menos puedo enfrentarme al mundo a morir o vivir, entonces pensé que debías saberlo, te llamo, pero como ya es costumbre en ti, no contestas, insisto, pero no tengo éxito, seguro tienes alguien cerca, son las 7:30 am, pero finalmente contestas
- hola Sariri, que fue
y aunque no era la respuesta que querías darme, lo sé, te conozco tanto como tú a mí, pero de cualquier forma te respondo.
-hola, aquí todo bien espero que tú también, llamaba porque quería contarte que me enfrentaré al mar, entonces solo escuche:
-bravazo
replico-vienes? Y claramente no respondes, porque solo me estoy imaginado esta conversación, porque quiero ser valiente de invitarte a salir y verme mientras soy fuerte por ti, pero no importa, me resisto, no necesitas saberlo, seguiré en mi sueño.
Entonces nos encontramos donde siempre, veo lo afanade que levantas la cabeza cuál suricata para verme entre la multitud, me ves, te veo y disimulas mientras yo corro, grito y me enternezco en mis adentros.Te digo hola, me abrazas y me susurras lo bien que me veo aun cuando es el mar al que me enfrentaré, mueves tu rostro y es mi mejilla tan afortunada que recibe un beso tuyo, uno suave, dulce y delicado, pero intenso, me llevas al cielo, pero me suelto y caigo en la acera esa que la gente ha pisado tanto menos que a mí, me doy cuenta de lo poco dueño que soy de mi destino, mi sueño se esfuma, te me vas, no quiero, vuelvo a ser aquel niño, los veraneantes son los mismos y siguen allí, ya ni las sombrillas coloridas me cubren en su sombra, como ahora, ya nada me protege.
siempre tuyo, Sariri
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Llanuras desoladas, un Sariri
RomanceComo todos los días, como cada minuto, como en cada expiración que doy, te alucino escribiendo una carta, declarandome el amor inmenso que me tienes y de lo valiente que serias al cruzar el mar solo por encontrarme, así fuera al otro lado del mundo...