4. Opps

244 20 2
                                    

Despierto con una sensación de pesadez extrema y es que estoy agotada después de tantos turnos en el diner. Por fin llegaron mis días de descanso. Me levanto y me dirijo al baño para asearme. Voy a la cocina para preparar el desayuno, recordando que tengo un invitado, hago raciones dobles.

Sin embargo, no puedo evitar asustarme cuando escucho unos ruidos raros venir de la habitación en la que se queda Andrew, como una respiración fuerte y dificultosa. Estoy aterrada. A ver, tu mujer te echa de casa, te quedas en la calle. Dios mío, espero que no se esté haciendo daño. A mi mente viajan imágenes de él tratando de quitarse la vida, por lo que corriendo y sin pensarlo dos veces abro la puerta de la habitación de invitados.

- Oh... perdón - creo que mi cara estaba igual que un tomate. Cerré la puerta en cuanto vi lo que pasaba.

- ¡Joder! - le escucho maldecir - espera - y es que he visto al mismísimo Andrew Lincoln masturbarse en mi casa. - Ruby - yo sigo inmóvil sin poder mirarle a la cara, pero ahora al menos está vestido. - Joder, Ruby, lo siento. Siento que hayas tenido que ver eso. - él está nervioso, le tiemblan las manos y cuando me atrevo a mirarle a los ojos tiene una gran preocupación en ellos.

- No...no, perdóname a mi. Pensaba que te pasaba algo y n-no pensé. Debería haber llamado. L-lo siento... - su bulto sigue ahí. Lo puedo ver, pero intento disimular, debe ser suficientemente vergonzoso ya.

- Recogeré mis cosas y me iré. Siento las molestias - cabizbajo se dirigía hacia la habitación.

Mierda. ¿Qué hago?

Lo que llevas pensando desde que le viste.

Ni de coña.

¿A quién pretendes engañar? Es ahora o nunca. ¿O piensas que volverá después de lo que acaba de pasar?

Maldita sea, espero que tengas razón.

Así que sin pensarlo más fui tras él. Estaba metiendo la ropa que llevaba anoche dentro de la maleta, la dejó cerrada en el suelo y se puso a estirar las sábanas en las que había dormido.

- A-Andrew - Joder, controla tus putos nervios, Ruby. Me acerqué a él posando mi mano en su brazo para que parase. - No... No te vayas.

- ¿Por qué? Soy un mierda - levantó su mirada azul a la mía y pude ver sus ojos tornarse cristalinos. Empecé a actuar según mi instinto, así que acaricié su mejilla sin separar mis ojos de los suyos. Pude escuchar un largo suspiro venir de él. Yo mientras tanto, esperaba que no se notasen mis manos temblar. - No sé qué me haces, Ruby... - se pasa las manos por su rostro intentado recomponerse, haciendo que mi mano caiga a mi costado de nuevo. Frunzo mi ceño sin saber a qué se refiere.

- Sólo te he hecho el desayuno - él suelta una sonora carcajada - ¿Qué?

Entonces hace lo que nunca pensé que haría. Se abalanza a mi cuerpo y me besa con pasión, como si mis labios le proporcionasen el oxígeno que necesita para vivir. No respondo al beso, ya que estoy en shock.

¡AHHHHHHHH! Esa es mi chica.

Cállate.

Mierda.

Noto como Andrew se empieza a separar y he sido incapaz de corresponder su beso. Soy gilipollas.

Y mucho.

- L-lo siento - esta vez es él el que tartamudea - me dejé llevar.

- No hables - esta vez soy yo la que se abalanza a él besándole con las mismas ganas que él. Y puedo notar una sonrisa formarse en sus labios.

- No puedo dejar de pensar en ti - me dice al oído mientras baja dejando pequeños besos hacia mi cuello y succiona de este. - desde que te vi, necesitaba saber a qué olías, a qué sabías y eres mil veces más exquisita de lo que imaginé. - sus palabras hacen que mis hormonas se alteren queriendo más de él. Paso mis manos por su espalda, notando todos sus músculos bajo su camisa. Él baja sus manos desde mi rostro, deslizándose por mi cuerpo, acariciando cada una de mis curvas, para levantarme la camiseta que llevo de pijama e introducir sus manos bajo esta para acariciar mi piel desnuda - ¿Puedo cumplir la fantasía que tenía esta mañana?

- ¿Era por mi? - ¿¡Lo qué!? ¿Andrew se estaba tocando pensando en mi esta mañana? Él algo sonrojado asiente y vuelve a besar mi boca.

- Mira cómo me tienes - se separa un poco de mi mirando avergonzado su marcada entrepierna - parezco un adolescente. - no pude evitar dejar escapar una pequeña risa. Tomó mi rostro entre sus manos y dejó en ellos un casto beso, se separó mirándome fijamente a los ojos - Quiero que disfrutes de esto tanto como yo.

Me llevó de la mano entre besos hasta depositarme en la cama. Una vez en ella se volvió a separar para observarme, acarició mi pelo y fue dejando un reguero de besos por mi cuerpo hasta llegar a mi feminidad. Me levantó la camiseta y me deshice de ella, él hizo lo mismo con su camisa. Jugueteaba con sus dedos tomando el borde de mi ropa interior que rápidamente desapareció. Besó la cada interior de mis muslos y tomó estos con sus manos para separarlos. Acercó su cara a mi sexo, pude notar su aliento caliente chocar contra él.

- Eres preciosa - un gemido se escapó de mis labios una vez comenzó a proporcionarme un placer con su lengua y sus dedos que nunca antes había experimentado. Entraba con ellos y salía de mi provocando una creciente humedad. Cuando no pudo más, se despojó de sus pantalones y su ropa interior, quedando completamente desnudo ante mi, parecía un maldito dios. - si quieres que pare sólo tienes que decírmelo - negué rápidamente con unos movimientos de cabeza y tomé con mis manos su cuello para acercarlo a mi. Nos besamos, tanto que mis labios estaba irritados y probablemente hinchados. Noté cómo su miembro rozaba mi clítoris y mi entrada, tenía miedo de contarle, por si paraba, así que no lo hice. Con una gran lujuria en su mirada, me besó cerrando los ojos a la vez que me penetró de una rápida y dura estocada haciendo que de mi garganta saliese un grito de dolor y una lágrima se deslizase por mi mejilla. - ¿E-eras virgen? - su voz era temblorosa y su mirada transmitía su preocupación. - Joder, soy gilipollas, lo siento. Esto fue una mala idea. - salió de mi con su miembro manchado de sangre, se vistió rápidamente y se fue, dejándome sola y vacía. Aquella había sido mi primera vez y ninguno de los dos habíamos disfrutado de ella.

No me dejes (Andrew Lincoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora