6. La fiesta

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Pasaron un par de semanas y no supe absolutamente nada de Andrew, no se pasaba por el diner y cuando Jamie quedaba con Arthur y Matilda siempre estaba en contacto con Gael, no con él, lo que se me hacía terriblemente incómodo. Ya no lloraba, había gastado todas mis lágrimas y energías la semana anterior y ahora simplemente estaba entumecida.

Me odiaba a mi misma por haber sido tan estúpida. ¿Cómo iba un hombre como él, exitoso, con una familia y con ese atractivo fijarse en alguien como yo? Me usó y me tiró como una toallita deshechable. Andrew me dejó una marca que nadie podría borrar.

¿El lado bueno de estas semanas? Que corrió la voz en el diner que mi cheesecake era de las mejores de Senoia, por lo que muchos del cast de The Walking Dead se pasaban por allí. Nicotero era un cliente fiel, no se perdía una, y cuando libraba me hacía saber que me había echado de menos, o más bien a mi cheesecake. Era un tipo entrañable y se portaba excelente con Jamie, quien le adoraba.

También estaba Norman, era un hombre bastante peculiar, pero siempre sabía cómo robarme una sonrisa con sus bromas. Estaba entretenida preparando una comanda cuando se acercó a la barra.

- Buenos días, princesa - rodé los ojos, odiaba cuando me llamaba así, pero no podía evitar sonreír.

- Buenos días, Norman. ¿Deseas algo más?

- Esto te lo digo porque eres mi chica favorita de Senoia... - se desperezó estirando totalmente sus brazos y sacando pecho, lo que hizo que mi vista se posara en este - Eh, señorita, mi cara está aquí arriba - dijo divertido señalando su rostro. Me sonrojé y solté una carcajada. - Bueno, a lo que iba, este domingo doy una fiesta con Nic, inauguramos restaurante, pero primero lo vamos a celebrar en privado. Estas invitada. - guiñó un ojo, dejó varios billetes y un papelito, dejando una gran propina y se fue.

Me guardé el papel y al acabar mi turno lo saqué de mi bolsillo para saber de qué se trataba. Era su número de teléfono. Me fui con una radiante sonrisa a casa y por primera vez en estos últimos 15 días sentía ilusión por algo.

***

Había dejado a Jamie con los vecinos. Irían al parque, después jugarían a las cartas y verían películas juntos. Los Penn se habían convertido en una familia para nosotros, Sophie me trataba como si fuese su hija, siempre me dejaba un tupper con comida casera para que cuando saliese de trabajar no tuviese que cocinar, y Jamie la mayoría de los días iba a casa de ellos a comer. Si trabajaba se podía quedar con ellos y Sophie me insistía en que era muy joven y debía aprovechar que ella estaba viva para poder salir y conocer a gente. Se divertía las tardes de los jueves tomando un té conmigo y contándome los cotilleos del pueblo y quiénes eran los hombres solteros por si me interesaba alguno.

Fui a casa para arreglarme e ir a la casa de Nicotero que era donde iban a dar la fiesta. Me di una ducha, me maquillé con colores nude y me puse un vestido negro ajustado que marcaba mis curvas.

Dressed to impress

Veremos qué pasa.

Cogí mi bolso y metí mi barra de labios, mi monedero y las llaves de casa. Norman me estaba esperando fuera con su coche, se me hacía raro verle conducir algo que no fuese su moto.

- Wow... estás impresionante - me dijo mirándome de arriba a abajo.

- Gracias, tú también estás muy guapo - sabía que debía estar sonrojada, aún no me acostumbraba a estar con este tipo de gente y que me dirigiesen la palabra.

Una vez llegamos a la fiesta me presentó a varios grupos de persona, ya que él no podría estar conmigo durante la fiesta y no quería que me sintiese incómoda. Así que me junté con Joel y Cindy, se encargaban del maquillaje en la serie así que estaba en mi salsa. Adoraba la caracterización y estuvimos charlando un buen rato de trucos y anécdotas que vivieron en el set. En una de las veces que me acerqué a por algo de beber me lo encontré, estaba con su mujer y otros actores de la serie hablando animadamente, cruzamos la mirada durante unos breves segundos que a mi me dolieron como una puñalada, así que volví con mis dos nuevos amigos tratando de ignorar su presencia.

Llevaba fácilmente 5 cervezas en mi organismo, por lo que a veces me tambaleaba al caminar, así que opté por salir a tomar el aire. En el jardín no había absolutamente nadie, todo el mundo estaba en el interior festejando. Me senté en uno de los sofás que había, algo alejada de los ruidos de la casa. Estaba abstraída en mis pensamientos cuando sentí el sofá hundirse a mi lado. Me giré y me sorprendí a ver a Andrew a mi lado, por el brillo en sus ojos podía notar que él también había tomado de más.

No dijimos nada, tan sólo nos miramos. Yo no podía moverme, sentía que había perdido totalmente mi habilidad motriz y él se veía nervioso.

- No he dejado de pensar en ti - confesó sorprendiéndome - ni un puto día te he podido sacar de mi cabeza - no quitaba su mirada de la mía, por lo que fui yo la que la desvió finalmente, no quería volver a caer, me había hecho mucho daño.

- No lo parece... - mi voz se notó más molesta de lo que pretendía mostrar.

- Quiero hacer las cosas bien. Cuando estoy cerca de ti se me nubla el juicio. - suspiró fuertemente - No sabes lo que provocas en mi... y cuando te he visto con ese vestido... dios, soy un idiota ¡estoy perdiendo la cabeza completamente por ti! - podía escuchar cómo arrastraba las palabras debido a su nivel de alcohol. Yo era incapaz de articular palabra. Miró mi muslo desnudo, después dirigió su mirada a mis ojos y posó su mano en mi piel provocando que una ráfaga de electricidad calentase mi interior. Joder, extrañaba tanto a este capullo.

Acarició mi pierna haciendo círculos con su pulgar. Con su otra mano tomó mi mentón, se acercó lentamente a mi para depositar un beso dulce en mis labios y me dejé llevar. Él sabía a licor destilado, el roce de sus labios sobre los míos calentaba más mi interior, sólo él podía provocarme esas sensaciones. Pasamos de un beso tierno a uno lleno de deseo, nuestras lenguas se echaban de menos y se movían juntas de manera sincronizada, como si toda la vida hubiesen estado juntas.

- Ven - tomó mi mano y nos alejó de la casa.

Llegamos a una zona que estaba oscura dejándome acorralada contra la pared me besó fervientemente mientras bajaba y subía sus manos por mi cuerpo a la vez que yo acariciaba su espalda bajo la chaqueta de su traje. Pasó a mi cuello, de seguro me dejaría marcas. Pasé mi mano por encima de su pantalón notando su miembro abultado, le necesitaba en mi interior.

Me dio la vuelta de golpe, dejando mi mejilla apoyada contra la fría fachada de la casa. Pude escuchar cómo se desabrochaba el cinturón de su pantalón, me subió el vestido dejando mi culo a la vista, escuché una pequeña risa resonar en mi espalda y noté cómo frotaba su miembro entre mis nalgas.

- Voy a hacerte mía - susurró con voz ronca sobre mi oído. Aunque la verdad ya era suya desde hacía tiempo.

- Andrew... - fue lo único que logré decir, ya que de un momento a otro había corrido mi tanga a un lado y ya se encontraba en mi interior.

Me tapó la boca con una de sus manos para ahogar mis gemidos y es que esto estaba mal, pero se sentía terriblemente bien, con su otra mano estimulaba mi clitoris haciendo que mi cuerpo sufriese olas de aquel prohibido placer. Me penetraba con fuerza, no era el Andrew delicado de la última vez. Podía escuchar su respiración agitada en mi cuello, su rostro estaba ahí enterrado y de cuando en cuando mordía de este. Era tremendamente excitante.

- Te quiero - susurró de manera casi inaudible.

No me dejes (Andrew Lincoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora