Capítulo 6, pt. 2

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Narra Harry Styles.

El volumen bajo de la música sonando por los parlantes de mi coche rellenaba el silencio que nos envolvía.

Lena se mantuvo callada todo el viaje de vuelta a mi casa. A veces la miraba de reojo y la veía con sus brazos cruzados, toda su anatomía inclinada hacia la puerta. Traté de entablar algún tipo de conversación con ella, mas simplemente me respondía con ruidos apagados producidos por su garganta.

Me inquietaba que haya pasado de gritarme a estar en completo silencio en cosa de minutos, y me pregunté qué pensamientos estarán pasando por su cabeza. Normalmente Lena lograba comportarse adecuadamente cada vez que se emborrachaba, por lo menos conmigo, y podía llegar a ser una persona bastante divertida. Pero cuando llegaba a esta parte callada y hostil me causaba intranquilidad; significaba que algo negativo debía de estar carcomiéndola por dentro y no tardaría en menospreciarse a viva voz y sacar sus inseguridades al exterior.

Claro ejemplo de aquello fue en aquel bar en Viena, cuando se disculpó porque no era lo suficientemente buena para mí. Y la verdad es que odiaría si estuviese en ese limbo ahora mismo y yo no esté haciendo nada para evitarlo.

Una vez en el estacionamiento, apagué el motor y me bajé del auto. Lena se quedó en su posición, su mirada perdida en algún punto de la ventana mientras le abría la puerta. Esperaba que apenas tuviera la oportunidad de salir volviera a explotar y a retomar las patadas y puños que había dejado pendiente.

Sin embargo, no se movió.

—Lens —la llamé con un suspiro, mis antebrazos apoyados en la puerta abierta.

—Esta no es mi casa —murmuró con lentitud, el alcohol teniendo influencia en sus torpes palabras.

—Lo sé, cariño. Pero mañana en la mañana prometo llevarte —le dediqué una pequeña sonrisa, aunque no me estaba mirando—. Vamos a tomar un café bien cargado, comer algo e irnos a dormir, ¿te parece?

Ella se quedó callada unos minutos y luego su mano viajó hasta su costado, sacándose el cinturón de seguridad, todavía sin moverse de su posición. Soltó un suspiro y cerró los ojos, girando lentamente hasta que sus pies tocaron el suelo. Hice el ademán de ayudarla, sin embargo, me detuvo colocando una mano entre nosotros. Di un paso hacia atrás, mi mano afirmando con fuerza el borde de la puerta de mi auto, tratando de no perder la poca paciencia que me quedaba.

Se levantó y de inmediato se tambaleó. Por instinto propio me acerqué para asistirla, pero ella volvió a evitármelo, caminando en zigzag hasta la puerta de entrada. Suspiré y cerré la puerta del auto, colocando el seguro para después seguir sus pasos hasta su posición y abrir la puerta de mi casa.

Encendí las luces y ella entrecerró sus ojos, quedándose quieta. Tanto silencio me estaba matando, y aun no lograba entender el por qué se veía tan molesta conmigo.

Tenía más que claro que estaba enojada, y la verdad era que no quería presionar más sus botones porque sabía que de un minuto a otro iba a explotar. Ya pasé una vez por eso con ella y deseaba no repetir los malos ratos por algo que podría evitarse.

La conduje a la cocina y ella se sentó en la silla, sus dos antebrazos apoyados sobre la mesa. Sus párpados pesados luchaban con mantenerse abiertos y su cuerpo se ladeaba de vez en cuando, el peso del alcohol jugándole en contra. Me apresuré a prepararle un café bien cargado sin leche y también le serví un gran vaso de agua.

—Bebe esto —le ordené una vez que se los puse frente a sus ojos y sorpresivamente, me hizo caso, tomándose el vaso de agua primero de una pasada y el café con lentitud ya que estaba caliente.

A little bit yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora