Capítulo 7

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Londres, veintiocho de noviembre, 2020

Narra Lena May

Me removí entre las suaves sábanas, apretando mis ojos apenas una punzada cruzó por mi cabeza. Mi boca estaba seca y mi garganta clamaba un vaso de agua urgentemente.

Entreabrí mis párpados con pesadumbre, temiendo que la luz del día pueda cegarme y empeorar el dolor que martillaba contra mis sienes y frente, pero una vez que me percaté que la habitación seguía oscura los abrí por completo, incorporándome de la cama lentamente.

Con las manos apoyadas sobre el colchón, un pesado brazo cayó de mi anatomía mientras me sentaba, haciendo que mi vista viajara a mi izquierda. Harry dormía plácidamente sobre su abdomen, su mejilla apoyada en la almohada y los labios entreabiertos, pesados suspiros saliendo de éstos.

Recuerdos de anoche me invadieron, y no pude evitar sentir la resaca moral que tanto me esperaba. La verdad era que no me acordaba mucho de lo que pasó, sólo recordé haberme comido un excelente pedazo de pizza y luego haber estado sentada sobre Harry, besándolo. Recordé que estaba dispuesta a acostarme con él, mi mente ebria pensando que un polvo de reconciliación con alcohol entremedio era lo que necesitaba, pero Harry no estaba en la misma página que yo. Y actualmente, se lo agradecía.

Me pasé las manos por mi cabello, que aún seguía húmedo después de la ducha que me di anoche y observé mi alrededor. La oscuridad de la habitación me hizo saber que aún era de madrugada, y lo confirmé cuando vi las cinco de la mañana en el reloj de la mesita de noche de Harry. Dios, ¿cuánto habré dormido?

No quería quedarme aquí y darle explicaciones sobre mi actitud de anoche, si es que aún no se las había dado. Tampoco sabría qué responderle si él llegase a preguntar por el beso que le di. A pesar de que trataba de convencerme a mí misma que solo fue un impulso a causa del alcohol en mi sistema, al final lo había hecho meramente porque extrañaba besarlo.

Lentamente comencé a deslizar mis piernas fuera de la cama con el propósito de marcharme de ahí, pero me detuve en seco al sentir una mano apoyarse con suavidad sobre mi muslo, el contacto de su piel contra la mía haciendo que se me pusieran los pelos de punta.

—¿A dónde vas? —su ronca voz cargada de sueño hizo que girara mi cabeza en su dirección. No lograba ver todo con claridad, pero podría adivinar que tenía una expresión de confusión en sus adormiladas facciones.

—Yo... uhm... —traté de pensar en alguna excusa, pero sabía que él iba a darse cuenta de inmediato si le mentía.

Al no tener respuesta por mi parte, él entendió mis verdaderas intenciones, soltando un suspiro y ejerciendo un poco de presión con las yemas de sus dedos sobre mi piel, acariciando después con la totalidad de su palma y haciendo que el ritmo de mi corazón aumentara.

—Es peligroso que te vayas a esta hora —murmuró—. Duerme un poco más y puedes irte cuando sean las nueve o diez de la mañana.

Tragué saliva, encontrando algo de sentido en sus palabras. La última vez que caminé sola por las calles de Londres terminé con un tubo insertado en el costado de mi pecho, y eso que había pasado durante la claridad del día. Un escalofrío pasó por mi espalda al pensar lo que podría pasarme si me fuera en estos instantes.

—Debo volver al hospital —susurré—. Creo que a mi madre le darán de alta y...

—No le darán de alta a las cinco de la mañana, Lens —me interrumpió y palmeó mi muslo—. Duerme, luego te llevaré.

Solté un suspiro y terminé asintiendo con la cabeza, sin saber si él me estaba mirando en estos momentos. Volví a meterme bajo las sábanas y le di la espalda, abrazando la almohada con mis brazos. Cerré los ojos por unos minutos para reconciliar el sueño, mas se me hizo imposible ya que sentí la cama moverse, la mano que estaba sobre mi pierna desapareciendo. Giré mi cuello para observar a Harry por sobre mi hombro, percatándome que también se había acomodado con tal de que la silueta de su espalda me encarara. Me mordí el interior de mi mejilla, debatiéndome internamente si será buena idea acercarme y abrazarlo, pero preferí no complicar más las cosas de lo que ya estaban y acomodar mi mejilla en la almohada, quedándome nuevamente dormida.

A little bit yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora