°°Six°°

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La cena siguio su transcurso tranquilo, el azulino ahora tenía una opresión en el pecho la cual le lastimaba en cierta forma y hacia que su ánimo ante la visita del príncipe bajara considerablemente.

-Ciel- el rubio llamaba así su atención -Nos conocemos desde hace un tiempo desde niños en realidad-
-Si supongo que somos buenos amigos gracias a eso-
-Yo quiero ser más que un amigo para ti Ciel, siempre quise que tu y yo fuéramos destinados así que pequeño- se levantó del asiento para caminar hasta el y arrodillarse -¿Quieres casarte conmigo?-

Los colores del rostro del azulino desaparecieron, sus labios temblaron al igual que sus manos al ver que aquella escena era presenciada por el azabache, su adorado destinado había visto todo eso.

-Lamento interrumpir- decía Sebastian dejando un pequeño plato que contenía el postre favorito de su joven amo.
-Fuiste un amigo nuestro en la infancia, es bueno que sepas que tu joven amo y yo nos casaremos- decía mientras colocaba el dorado y pequeño anillo en la mano del menor.
-Felicidades por su compromiso joven amo-
-Y...yo n- no pudo hablar debido a que el príncipe habia robado el primer beso que guardaba amorosamente para el azabache.
-Por cierto, en un tiempo después de la boda claro está que Ciel irá conmigo a vivir en el castillo-
-Eso lo sé mi señor, es la tradición entre nobles-
-Por lo cual supongo que solo te harás cargo de lo que el necesite, no serás más el mayordomo a cargo y los demás sirvientes serán degradados de puesto-
-Me anima que no quiera desecharnos-
-Son las mascotas de Ciel, no podría hecharlos-
-Gracias por sus amables palabras-
-Ciel tengo que irme ya, le daré la noticia a mi madre, celebraremos ésta noticia muy pronto-

Dejando una nota en las manos del azulino salió a pasos grandes hasta la entrada donde ya estaba esperando su carruaje, desapareciendo así de aquellas tierras pertenecientes al Conde.

-Sebastian, yo- su voz temblaba mientras sus ojos estaban inundados de lágrimas -Yo no quería Sebastian, yo te-
-No tiene que explicar nada joven amo, son nobles es normal su compromiso y yo solo soy uno de sus sirvientes- salió rapidamente hasta entrar en la cocina donde el resto esperaba por el.
-Yo te amo Sebastian, yo no quiero casarme con él-

Aquellas palabras no fueron escuchadas por el azabache, Ciel subió rápidamente a su habitación para leer aquella carta mientras sus ojos dejaban derramar aquel oceano de lagrimas.





✧・゚: *✧・゚:*

Querido Ciel.

Sé que este compromiso no es el que querías, pero solamente diré que si llegarás a rechazarlo toda tu colección de perros pagaría las consecuencias.

Es un trato justo para ambos, tu me darás el cariño y herederos que quiera, mientras yo dejo con vida a tu familia de ratas.

Con cariño Louis.

・゚: *✧・゚:*





-Joven amo- fue lo que dijo la pelirroja antes de entrar.
-¿Qué pasa Mey-Rin?-
-Le traje una taza de leche con miel, apuesto que fue un día difícil para usted-
-¿Dondé está Sebastian?-
-Él ya fue a descansar igual que el resto, mañana partirá junto a Bard por mercancía-
-Entiendo-
-Por cierto felicidades joven amo, el matrimonio es hermoso y más cuando después de un tiempo esperan cachorros-
-Mey-Rin, tu ¿te casaste por amor?-
-Si joven amo, me hace muy feliz estar al lado de Nina, después de todo es lo único bueno de ser un sirviente, claro también es un buen amo y eso lo hace aun mejor-
-¿Tu boda fue linda?-
-Supongo que no fue tan maravillosa como la de los nobles pero fue bonita el estar con todos los que quiero fue lo más maravilloso de todo-
-Espero que mi boda al menos sea maravillosa a la vista de los demás-
-Será espectácular, usted se verá hermoso con ese vestido blanco y aun más hermoso si ese día camina con una sonrisa en su pequeño rostro-
-¿Por qué no dejaron que Sebastian me marcará si es mi destinado?-
-Usted es aún muy joven para enlazarse con alguien, es solo un cachorro y sería difícil para usted cuidar de otro aun más pequeño-
-Pero eso hubiera sido mejor que casarme ahora-
-Usted es un noble y él un sirviente-
-No me importaria dejar mi posición e irme con él a algún lugar- decía levantando su cuerpo de la cama mirando a la pelirroja mientras lloraba.
-Joven amo no todo es nuestra culpa, usted tampoco le dijo lo que sentía-
-¡Sebastian tampoco lo dijo!-
-Lo iba a hacer esta noche, había reservado en algún restaurante y lo llevaría a cenar solo que el príncipe llegó antes de todo eso-

El azulino rompía en llanto lanzándose a los brazos de la sirvienta siendo consolado por ella.

-No quiero casarme con él, yo quiero a Sebastian-
-Eso lo sé joven amo, pero en su lugar no creo que pueda cancelar su compromiso-
-Yo queria tener a los cachorros de Sebastian, quería tener un  bonito Sebastian pequeño- hacía un berrinche como cualquier niño al no tener algún juguete que quería.
-No puede decir eso ahora joven amo, esta comprometido y tiene que pensar otras cosas-
-No puedo, es que yo no quiero-
-Tiene que haber algo bueno en eso joven amo, solo debe encontrarlo y guiarse por eso-
-Algo bueno-
-Si joven amo, mañana será un nuevo y maravilloso día, así podrá ver mejor las cosas-

La pelirroja arropó al azulino y salió con cuidado de la habitación para ir a la suya, todos mientras dormían dejaron pasar la noche y sus hermosas estrellas para darle paso a una mañana algo grisácea pues era muy temprano en la mansión mientras se preparaba la carreta donde traerían devuelta la mercancía.

Todo era observado por el pequeño conde desde su gran ventana, se había levantado desde muy temprano solo para poder ver como su destinado partía hacia la ciudad, miraba todo sus movimientos desde que llevó la carreta a la entrada hasta como quitó su pulcra chaqueta para revisar bien a los caballos.

-Pensé que aún no había despertado joven amo-
-Lo sé, es muy temprano pero no pude volver a dormir-
-Esta viendo como parten de la mansión-
-Me gustaría algún día acompañarlos-
-Eso no hace un noble, por cierto Nina a comenzado con los diseños posibles para confeccionar su vestido-
-Yo no se lo he pedido-
-El príncipe lo hizo, dejó un adelanto para que hoy Bard comprara las mejores telas-
-Al parecer me casaré más pronto de lo que quería-
-Al mal tiempo darle prisa-
-¿De que hablas?-
-Es un dicho de mi ciudad, quiere decir que si no te gusta algo debes hacerlo rápido asi como cuando usted comé rápido sus verduras-
-Supongo que tienes razón, así sera menos amargo todo-
-Ya verá que sí-

La carreta había salido de la vista del azulino, tiempo después se levantó de aquella ventana y fue directo al baño para prepararse para ese día, después de todo tomaría nuevamente sus medidas para el elegante vestido que portaria probablemente en unos cuantos días, al igual que elegiría el diseño de su agrado, pensándolo más bien para lucir lindo ante su adorado destinado.

-Será un hermoso vestido- le decía Nina mientras anotaba sus medidas.
-Supongo que si-
-¿Sabe? Cualquier hombre hubiera dado lo que fuera por tener su mano-
-Sebastian, él no necesitaba darme nada-
-Está igual de lastimado que usted-
-¿Ah?-
-Son destinados después de todo, ambos fueron heridos por esta cosa llamada compromiso con  el estúpido príncipe Louis-
-Fufu~ si supongo que es algo estúpido-
-Cuando dos destinados se separan ambos sufren, aun si no se aman porque después de todo son partes que se complementan-
-Yo si lo amo-
-Y el a usted-

El silencio reinó por el resto del día en aquella mansión, el azabache estuvo casi todo el día junto a ambos rubios en la ciudad.

-Que mala suerte la tuya Sebastian, tu destinado terminó estando fuera de tu alcance-
-Preferiría que guardes silencio, así sería más tranquilo el camino de vuelta a la mansión-
-Solo digo la verdad, ojalá y tu destinado fuera uno como nosot-

No terminó aquella oración pues terminó siendo arrojado de una patada fuera de la carrera.

-¡Bard!- gritaba Finny ante su intención de bajar.
-Tranquilo, no vamos rápido y esta cosa no es tan alta como para que se lastime-
-Eso dolió Sebastian- decía el rubio mientras subía a la parte trasera junto a su pareja.
-Te lo merecías-
-Señor Sebastian, las telas que compró hoy... ¿Son para el vestido del joven amo?-
-Lo son-
-Waaaa son hermosas y tan suaves-
-Son como el joven amo-
-Espero y el sea feliz, ya pasó por mucho-
-No seas idiota Finny, se dice espero sea muy infeliz- le regañaba su pareja.
-Tienes razón, así correrá a los brazos del señor Sebastian y escaparán juntos-
-Chicos el merece ser feliz, el aceptó esto después de todo-
-Si tu lo dices-
















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Ohayo, lamento subirlo hasta ahora pero realmente no sé que pasa conmigo, espero que les haya gustado.

No olviden su comentario y su estrellita que me animan mucho.

Nos leemos pronto.

Los amo.

Un pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora