°°Three°°

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La segunda cita estaba por comenzar, esta vez era un conde de veinte años, cabello rubio cual sol de la tarde y mirada de igual color e intensidad llamado Abdiel, había solicitado que fuera en el jardín de la mansión rodeados de las rosas que le gustaban tanto al conde.

-Sebastian sal del baño y prepara mi traje para hoy-
-Como ordené- el mayor salía dejando al conde solo en sus pensamientos, los cuales desaparecieron segundos después dejandolo salir de la ducha.
-Si que tienes buen gusto, me gusta ese azul-
-Supuse que le gustaría resaltar más que las flores del jardín-
-Debo admitir que me impresionó que supiera que esas rosas son mis favoritas-
-Supongo que es difícil de decifrar-
-Como sea, si es así de listo sabrá que hacer-

El mayordomo lo vestía con las largas medias color obscuro y traje azul cielo, el cual estaba ceñido a su delgada figura dejando ver la cola del saco algo abultada.

-Si que se ve prefecto joven amo- le halagaba Mey-Rin.
-Yo sabía que lo ayudaría a resaltar, esa extensión en el saco sabía que haría más notable su redondo trasero juvenil-
-Le pido que se abstenga de hablar así sobre mi joven amo-
-Aaaah señor estirado relájate un momento, apuesto que al conde le gusta que lo mires así-
-No seas idiota, vuelve a tu trabajo aún tienes trajes que hacer y tu Sebastian ve a esperar al conde- gritaba Ciel a los presentes.
-Como ordene- decian la castaña y el azabache para disponerse a salir.
-Debería dejar que el señor Sebastian lo besara y así sabrían si son destinados, el cuidaria muy bien de usted y supongo que no hay mejor partido que alguien que lo conoce por completo-
-Lo pensaré si hoy falla algo, supongo que tienes razón- decía el azulino con el rostro completamente rojo.
-Apuesto que el señor Sebastian no le es indiferente joven amo-
-¿Eso crees, Mey-Rin?- emocionado decía el conde.
-Se lo aseguro, y si no es su destinado que más da compartir sus vidas-
-Es que si el no lo és tengo miedo que me pase lo que a otros omegas, que solo los utilizan, los embarazan y después los abandonan-
-Me ofende que dudé así de el después de tanto tiempo a su lado-
-Solo tengo miedo Mey-Rin se que el no podría hacer eso- decía para después salir de la habitación hacia su despacho y esperar la llegada de su joven pretendiente.

Los minutos pasaban haciendo cada vez más cercano aquel encuentro, el azulino ya había tomado tres tazas de té y comido dos rebanadas de pastel de chocolate ya que se encontraba bastante nervioso. En la puerta se escuchaban los nudillos del azabache chocando con esta.

El azulino la abril quedando frente al más alto el cual le decía que el conde estaba esperando por su presencia en el jardín donde se encontraban las rosas blancas. Ambos caminaron hasta donde se veía al joven de pie sosteniendo lo que parecía ser una caja de dulces, un ramo de flores azules y blancas.

-Un gusto al fin conocerlo personalmente Conde Phantomhive, soy el Conde Abdiel- decía el rubio inclinándose ligeramente ante él.
-El gusto es mio- debia acostumbrarse a decir aquello solo por amabilidad.
-Le he traído un obsequio que seguramente le encantará degustar- le extendía amablemente lo que había mencionado.
-Es demasiado no debió molestarse-
-Supongo que al querer cortejar a alguien como usted no sólo necesitaría de mi presencia-

Ambos conversaban, el joven había cautivado a nuestro querido Ciel no sólo en apariencia si no también parecía ser alguien inteligente ya que dominaba muchos temas que al Conde Phantomhive le apasionaban. Se escucharon pasos a sus espaldas mientras el rubio sostenía delicadamente la mano del azulino.

-Joven amo, he preparado si té favorito y así pueda acompañar los dulces que le ha regalo el Conde-
-Gracias Sebastian- decía un sonrojado conde quitando su brazo en encima de la mesa dándole espacio a lo traído por Sebastian.
-¿Necesita algo más, joven amo?-
-Quédate aquí, así te diré si necesito algo más-
-Como ordene- el azabache se quedó de pie a un lado de su amo como fiel perro mientras escuchaba las ligeras risas de su amado.

Un pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora