°°Twelve°°

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Los meses pasaban con calma después de todo el tiempo no miraba si afectaba a alguien mientras avanzaba, nunca se detendría a esperar un amor inconcluso y tampoco volvería por aquellas personas arrepentidas.

Habían pasado en total casi nueve meses cuando en aquel gran castillo se escuchaba el llanto amargo de un bebé que ahora yacía en el pecho de su madre.

-Es idéntico a él- era el susurro del azulino mientras besaba la mejilla de su pequeño bebé.
-Ahora recuerda tu prioridad Ciel, no saldrás de está habitación hasta que esperes a mi heredero-
-Y tu recuerda la tuya, esté bebé crecerá sin temor a ser lastimado-

Por otro lado Mey-Rin corría hasta el enorme cuarto de lavado donde todo el resto de la servidumbre estaba reunida, entrando después de dar un portazo con el rostro iluminado seguía corriendo hasta su trío de compañeros.

-¡Es un varón hermoso!- el decir aquello todos sin excepción lanzaron por los aires todo aquello que tenían en las manos -y es idéntico a usted señor Sebastian-
-Debe ir a conocer a su hijo señor Sebastian- decía emocionado un pequeño rubio.
-Sabes que no puedo, se me a prohibido desde el primer día aquí-
-No recuerdo que lo hayas respetado alguna vez-
-¿De qué hablas?-
-"Sebastian sé cuidadoso puedes lastimar al bebé~ ah~ Sebastian~" recuerdo haber escuchado eso en el baño del joven amo- decía Bard ganándose las miradas de sus compañeros.
-Eso es asqueroso por dónde lo mires, Bard- decía la pelirroja con cierta cara de extrañes.
-Adelante señor Sebastian es su hijo debe intentar el ir a verlo, estoy seguro que el joven amo se pondrá muy contento- le animaba de nueva cuenta el pequeño rubio.
-Supongo que debo hacerlo-

Poniendo sus prendas lo más presentable posible se encaminaba directo a la habitación de su amado omega.

Al estar frente a la puerta dio tres toques lo más suavemente posible, después de todo ambos podrían estar dormidos y sabe que sería un lío total el despertar a un recién nacido.

-Adelante- era la voz del azulino quién le daba el permiso de entrar -¡Sebastian! Acércate-
-Es idéntico a mí-
-Lo es, solo míralo es tan pequeño y tranquilo-
-Lo hiciste muy bien Ciel, es un bebé hermoso-
-Lo cuidaré muy bien ya lo verás, me gustaría que algún día conozca la mansión-
-Si ese es tu sueño para este bebé te aseguro que lo cumpliremos-
-¿Podrías traer algo para que yo pueda comer? Realmente tengo mucha hambre-
-Iré de inmediato-
-Gracias Sebi, te amo-
-Tambien te amo-

El mayor se encaminaba nuevamente hacia la lujosa cocina del palacio donde estaba Bard ayudando con los preparativos para la comida.

-Al nuevo joven amo se le ocurrió nacer demasiado temprano-
-Idiota así no funciona traer un bebé al mundo- decía el azabache mientras se acercaba a la alacena para buscar algunos ingredientes.
-¿Y eso que? De igual forma él castillo se despertó antes de tiempo, no pude seguir soñando-
-Es tu deber servir sin importar el horario- replicaba mientras preparaba un pequeño aperitivo junto a un pequeño vaso de jugo.
-Me gustaría dormir más antes de que mis cachorros despierten y comienzen a exigir atención-
-Oh es verdad, son demasiados ruidosos, despiertan a toda la servidumbre cuando no están de humor-
-Empiezo a creer que nuestros cachorro serían omega, si es así ¿Me dejarás casarlo con tu hijo?-
-Si es igual de idiota que tú ni lo pienses-
-Ese hijo mío será más inteligente que yo-
-Olvidalo-
-¿Para quién preparas todo eso?-
-¿No es obvio? Es para el joven amo-
-Deja de llamarlo joven amo, ustedes ya tienen un hijo-
-Pero no estamos casados, es el esposo del príncipe-
-Siempre tan correcto, claro cuando te conviene-

Terminaba aquella conversación con un rubio siendo ignorado por el azabache mientras se dirigía nuevamente hacia la habitación del Omega. Tocó tres veces la puerta con sus nudillos la cuál fue abierta por alfa de cabellera rubia.

-Creí haberte dicho que no tenías permitido estar aquí-
-El joven amo tenía hambre así que se me ordenó traerle algo ligero-
-Pasa Sebastian, ayudame con él bebé mientras como, Louis es demasiado descuidado con él y no quiero que lo lastime-
-Tu hijo es el problema-
-No es mi culpa que rechaze al Alfa que no es su padre-

La habitación de hundió en silencio cuando aquella oración fue terminada, el azabache caminó hasta la gran cama para poner en las piernas del menor aquella bandeja de plata y después cargar al pequeño bebé.

-Gracias, todo se ve delicioso-
-Es mi trabajo-
-Haces un trabajo maravilloso, eres un maravilloso Alfa-
-Estoy aquí presente Ciel, no olvides que tu esposo soy yo y no permitiré esos desplantes-
-Lo siento, Sebastian porque no llevas al bebé con el resto apuesto que les encantará conocerlo-
















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A pasado un largo tiempo desde que nos leímos, perdón por no actualizar tan seguido pero como sabrán las clases han comenzado nuevamente y su servidor no es muy listo así que necesita concentrarse demasiado.

En fin, espero les haya gustado, a lo largo de está semana estaré actualizando.

Si les gustó no olviden dejar su estrellita y comentario.

Los amo.

Yo cuando me doy cuenta que ya terminé el capítulo y no lo publique:

Yo cuando me doy cuenta que ya terminé el capítulo y no lo publique:

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Un pequeño secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora