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Errores se corrigen después
Su ligero cuerpo caminaba entre los pasillos en dirección a la pequeña capilla que se encontraba en medio del jardín.
Su ser apenas y podía contener aquella emoción, después de tanto rogarle a las personas a su alrededor y al hombre de su vida por volverse a ver podría jurar que no podría con todo aquello.
-Sebastian-
Era lo que en voz baja decía mientras corría a los brazos de su amado quien no se había movido más que para mirar a su dirección.
-Es maravilloso verlo tan bien joven amo-
Eso era mentira, el azulino había perdido sus colores y esa actitud que tanto le caracterizaba, lo supo desde que hace un año atrás se había arrodillado enfrente de el rogando porque escaparan juntos.
El conde que conoció hace tiempo había quedado atrás, ahora solo había un cascarón en busca de un poco del amor que le negaron a su corta edad.
-Te he extrañado tanto Sebastian, siempre pienso en ustedes ¿Cómo está nuestro bebé?-
-Lo he cuidado bien, el está bien y vive feliz te lo aseguro-
-Lo ví, el día de la boda real ví que ustedes viven con amor-
Sus orbes zafiro se veía afligidos, tal vez ya no podía llorar más después de cinco años haciéndolo cada noche.
-Ciel... Nosotros no-
-Está bien, yo al parecer no podré irme de aquí, no puedes esperar tanto tiempo a alguien-
Sin pensarlo sus labios tocaron los de aquel joven de veinte años, tal como recordaba sus sentimientos e instintos explotaron, sus corazones se aceleraron y la vida parecía haber vuelto a ambos.
-Te he extrañado cada día de todos estos años, nuestro bebé tiene tu carácter-
-Me hubiera encantado verlo crecer-
-No te agobies más, el te conoce y no llama a nadie más madre, te adoramos -
-Y yo a ustedes-
Cómo hace tantos años atrás el corazón del menor llegaba a manos del azabache que lo recibía gustoso entre besos y caricias. Sebastian sabía que debían hacerlo si no quería ver morir a su joven amor.
Entre cálidos toques y palabras cargadas de amor se entregaban nuevamente en una escena de sexo que podría describirse entre arrepentimiento, desesperación y amor, demasiado amor del que les privaron porque apesar de todo se querían como en su primera noche juntos.
Horas más tarde el mayor se colocaba nuevamente aquella ropa de campo que ahora acostumbraba a usar, un último vistazo a aquella espalda color de leche llena de lunares que se removía entre las sábanas y partía donde su hijo le esperaba lejos del palacio. La habitación donde se encontraban ahora se parecía tanto a la que tiempo atrás compartían, por lo que sabía Ciel solía encerrarse ahí para escapar de su esposo y los lloriqueos de sus niños.
Su partida fue tal y como su llegada, inesperada y sin aviso alguno.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! Sé que estás ahí, ábreme tengo mucha hambre-
-Amo Ethan su madre está descansando, su pequeño hermano no lo ha dejado dormir-
-¡Cállate! Eres solo un sirviente, despierta a mi madre que estamos hambrientos -
-Jaja ese es mi pequeño, ha aprendido bien ¿No es así Bard?-
-El joven amo detesta que sus hijos se comporten así, creo que otra educación no sería mala opción -
-Tch despierta a Ciel de inmediato, mis hijos mueren de hambre -
Con todo el pesar del mundo de adentró en aquel cuarto donde el ex-conde miraba nuevamente por la ventana, claramente había estado llorando.
-Sus hijos exigen su presencia -
-Discúlpanos, ellos son buenos niños solo no tienen al mejor padre -
-No se preocupe por eso-
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Holaa disculpen la espera y bueno estoy a unos días de mi graduación y eso me hace muy feliz, gracias por su apoyo y espera hasta el momento en esta obra que ya lleva un año en emisión.
Sin más les invito a leer mis nuevas historias "Si nuestras estrellas caen" es una historia que me está gustando escribir mucho y espero también la disfruten.
Los amo
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Un pequeño secreto
FanfictionÉpoca victoriana, el conde Phantomhive es un joven de apenas 15 años es un Omega pequeño y anhelado por muchos alfas, a los cuales rechaza pues sus feromonas son desagradables para su olfato. Sebastian Michaelis fiel mayordomo de la gran mansión co...