Your soul

X

Un novio del infierno, literalmente

<< Katsuki no hará ni te obligará a nada, todo dependerá de ti y de lo dispuesto que estés para ser corrupto por el. De aquí en adelante se tratará sobre que tanto lo dejes acercarse a ti.

Shoto había sido claro con sus palabras.

Katsuki no tenía poder sobre mi, no podía hacerme daño ni obligarme a atentar contra mi mismo, aquello debía ser suficiente para mantenerme tranquilo.

Al principio de todo este tema del Diablo y el infierno me hallaba muerto de miedo, sin embargo, ahora que había conocido al enviado de Lucifer en persona, que había pasado una tarde a su lado y que mi ángel de la guarda me había hablado de sus reglas en general, la verdad era que mi miedo había pasado a tercer plano.

¿Katsuki? Podía hacerte cagar del susto si no sabías como tratarlo, pero con la información que Shoto me había estaba dando, ahora tenía confirmado que ese idiota no me podía tocar ni un pelo si quería cumplir correctamente con su misión. No podía lastimarme.

Me encontraba caminando por los pasillos de la academia, repasando mentalmente mi conversación del día anterior con Shoto y mi hermano cuando noté como alguien se me acercaba más de la cuenta.

Estaba a punto de girarme y preguntarle cuál era su maldito problema. Quizá si debí haberlo hecho y así habría podido ocupar la excusa de Ay perdona, no sabía que eras tú.

— Hola, Izuku.

Igual tuve que girar a fin de cuentas.

Y ahí estaba.. esa asquerosa sonrisita ladina.

— Katsuki — repliqué, sin muchos ánimos de seguirle la corriente.

— ¿Qué pasa? ¿No estás contento de verme?

— ¿Me veo contento acaso?

— Pues te ves aburrido.

— Si, a veces me pasa cuando mi compañía es mediocre.

Dios mío, como ADORABA poder volver a usar mi sarcasmo sin temor a ser arrastrado al infierno a la mala o sin creer que iba a perder los pulgares por mi insolencia. No estaba seguro si a Katsuki también le agradaba, aunque lo dudaba mucho.

— Ya no tiemblas tanto como ayer — hizo la observación con un tonito de burla. — ¿Qué cambió?

— Se supone que res inteligente, dedúcelo tú mismo.

— ¿Respuesta mordaz? Me gusta.

— ¿Actitud irónica? Predecible — pretendía mostrarme lo menos interesado posible. Al parecer me salía mejor de lo que pensaba.

¡Que divertido era esto! Debía tomar clases de actuación en cuanto las cosas se regularan. Ya podía verme en el club de teatro haciéndola de Romeo o esas cosas que ensayan hoy en día en los institutos para sus obras.

— El de las mitades te ha contado algo ¿No? — ¿El de las mitades? Seguramente hablaba de Shoto. Ja, que apodo. — Vamos, dime que te dijo.

— No es tu asunto.

— A estas alturas ya deberías saber que todo lo relacionado contigo es mi asunto.

— Pues a estas alturas tú deberías de saber que no quiero hablar contigo. Es más, no te quiero ni ver.

Katsuki se llevó la mano al pecho con un dramatismo fingido, haciéndose el ofendido.

— ¿Me vas a tratar así, Izuku? Después de ese maravilloso beso que nos dimos ayer creí que lo nuestro era especial.