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Inko e Izuku. Génesis

Esta historia comienza de lo más simple.

Arranca con una estela de luz, con una constelación barbárica que forma una sonrisa divina.

Ella era Inko.

Una preciosa joven de hebras indomables junto a unas bellísimas pecas ocre que le adornaban el fino rostro angelical cubriendo toda pizca de maldad sobre su tersa piel, lisa y blanquecina.

Simplemente hermosa.

Un ser divino portador de una suave mirada color verde que podía amenizar la vida de cualquiera.

Si, Inko Midoriya, ese era su nombre.

Una valerosa mujer con mil ideas corriéndole a cien por hora en la cabeza. Una hermosa chica quien ya a sus dieciocho años sabía cosas que la mayoría de las personas preferían ignorar.

La de ojos verdes era consiente sobre el poder proveniente de cada uno de los planos existentes.

Desde que Inko tuvo uso de razón fue firme creyente de todo aquello que no se puede explicar a simple vista, todo aquello que siempre ha parecido irreal ante el ingenuo ojo humano.

La fémina terminó dedicando su niñez, adolescencia y parte de su adultez a investigar y estudiar sobre todas las ciertas deidades en las que creía, sobre el bien y el mal más específicamente hablando. Sobre Dios y el antagonista de este; Lucifer.

Si, la mayoría solía catalogarla como una dañada, esto porque que no era muy común escuchar a una niña de diez años hablar sobre ángeles, ángeles caídos, magia y planos astrales. Hasta sus mismos familiares y amigos creían que era bastante extraña en ese aspecto.

Cumpliendo los quince años se escapó de su hogar en dirección a una secta de la que había escuchado por medios ocultos.

Si, además de lista también era algo intrépida y temeraria.

La verdad es que Inko se escapó con el fin de aprender desde la raíz para después regresar y poder ocupar sus conocimientos en su día a día. No existía ningún otro motivo.

La de ojos verdes tras estudiar cinco largos años junto a gente que compartía las mismas capacidades que ella, al final los superó. Su aprendizaje se hizo extenso y eso la completó de forma personal.

Se había terminado especializado en el bello y poderoso arte de la brujería.

No se confundan, ella no era como las típicas hechiceras que te muestran en los libros para niños o inclusive en el televisor, tampoco tenía pactos con Satanás o realizaba sacrificios para satisfacer sus deseos más ocultos, claro que no. Ella simplemente practicaba magia blanca, magia que si bien no era inofensiva tampoco era letal. Únicamente se trataba de energías dedicadas exclusivamente a ayudar. Poder absoluto concentrado en hacer el bien, todo lo contrario a la magia negra.

La joven creció y a la edad de veintiún años decidió volver.

Inko regresó a la sociedad, pero se aseguró de hacerlo en una en donde nadie la conociera.

Fue su elección.

Quería incorporarse una vez más, pero lejos, en una nueva vida.

Dejó atrás a todas las personas que recordaba con amor pero que tristemente no podían quedarse cerca debido a su mentalidad no compatible, y finalmente volvió a empezar de cero.

En la nueva vida de Inko, esta se dedicó a promulgar el bien entre las personas que tenían la dicha de toparse con ella en el camino. Pronto fue conocida por ser un amor.

Your soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora