★ Creditos a Bandai Namco y Tarsier estudios.
★Creditos a la artista de la imagen en la portada.
★ Un "Fic" de uno de mis videojuegos favoritos.
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"Es que acaso nuestras pesadillas deben dominarnos?... No quiero pensar en el pasado solo quiero p...
La cabeza me punzaba y mi cuerpo dolía... ¿Qué había pasado? No lo sabía.
Abrí mis ojos con dificultad, aunque el paisaje no era muy luminoso, por alguna razón me sentía cansada.
Me encontraba a las orillas de una ciudad, su ambiente era tenebroso y algunos de los edificios que la conformaban sufrían alteraciones, apunto del colapso de sí mismos.
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Sin nadie alrededor, el panorama me era post-apocalíptico, pero por una razón, no sentía miedo, más bien me sentía relajada, como si tal cosa ya la hubiera visto una vez.
Mi preocupación fue mínima, me sentía débil, así que decidí recostarme en la arena y admirar los edificios en un estado deplorable.
Termine por acostarme completamente y contemplé el cielo o al menos un intento de ello, este vacío, sin estrellas y cubierto de nubes. Me sentía ligeramente incomoda por la arena, pero... ¿Qué más podía hacer?
Mis ojos se perdieron y comencé a intentar recordar que había pasado conmigo... ¿de dónde venía?
¿Quién era?
Los recuerdos eran borrosos e ilusos, no entendía nada.
Sabía que había estado en un bosque, un hombre, tal vez un cazador, debido a que me perseguía con su escopeta, era terrorífico.
¿Habré visto a alguien más?, no lo recordaba.
Yo... ¿Quién era?
Sabía que era relativamente pequeña, apenas mediría alrededor de un metro ocho o quizás diez.
Pero mi nombre... ¿Cuál era?
Quería suponer que lo recordaría tarde o temprano.
Estire mi mano hacia el cielo como si quisiera tocarlo y unos pequeños recuerdos inundaron mi mente; acaba de escapar de un sitio amurallado, termine en un bosque, en donde me topé con una casa y... ¿una niña?
Mi cabeza comenzó a doler de tan solo forzarme a recordar todo. Decidí dejar todo hasta ese punto.
Me levante de la arena y comencé a caminar sobre ella, sin rumbo alguno.
Llevaba de calzado, unos pequeños zapatos rojos, pero estos estaban en un estado lamentable, extremadamente descuidados y rotos; no tenían casi nada por la parte de abajo y lo que se supone que cubría mis dedos estaba roto y esto los dejaba a la vista.
Me dispuse a ignorar el dolor de mis pies y ponerme a jugar con la arena; hacer dibujos con mi dedo.
Ahora que lo pienso... ¿Cuál es mi edad? Cerré mis ojos intentado recordar, pero en cambio otros recuerdos llegaron a mí.
-¡Mama! ¡Mama!-
-Cariño, ¿Dónde te habías metido?-
-Fui a pasear, ¡te traje esto!- dijo una pequeña niña, mientras sacaba unas flores, estas eran pequeñas y de color blancas, al parecer unas margaritas.
