Cap 9

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Los primeros rayos del sol y los pájaros madrugadores llegaron a mirar descaradamente el acto de amor bajo ese viejo árbol: Cianita y El Cid se habían despertado hace unos minutos y habían vuelto a hacer el amor, ya con más confianza, la timidez había sido olvidada. Ambos terminaron cansados y felices, besándose y diciéndose lo mucho que se amaban. Para la chica era extraño escucharlo decir cosas tan lindas, pero le encantaba, sentía como si todo el amor del mundo se reuniera solo para ellos.

- Deberías tomar los días de descanso que nos dio la diosa Athena.- Le dijo la chica. Ella estaba sentada a un lado y acariciaba el negro cabello del Santo, que la miraba acostado con los ojos brillantes.

- El Santuario me necesita, aún hay cosas que hacer. Athena no debería darme tiempo de "descanso", prefiero volver y continuar mi trabajo. Tú deberías hacer lo mismo.- Respondió con la seriedad de siempre. Ella le sonrió.

- Pero no sería malo... como hay mucho que hacer en el Santuario nos veríamos poco... bueno, como siempre... sin embargo, ahora somos pareja... no me estoy quejando, solo digo que podrías tenerme en estos días de descanso... en todos los sentidos.- Se veía la picardía en su mirada. El Cid se quedó callado unos segundos y luego se incorporó.

- Bueno... no sería malo.- Habló en un suspiro. Cianita se rio y lo abrazó. Quedó decidido que estarían fuera del Santuario unos días. Ellos pasaban meses sin verse, su nueva relación sería algo complicada de llevar, pero para ambos antes estaba su trabajo, su misión para y con el Santuario y la humanidad, el amor quedaba para después.- Y hablando de tenerte...- Acostó a su amada y se puso encima.- vamos por la segunda ronda.- Dijo decidido.

- ¿Otra vez? - Preguntó divertida y coquetamente.

- Y recién está comenzando el día.-

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Volvieron de lo más relajados, se lavaron en el río y llegaron a la casa tomados del brazo, sin decir nada, disfrutando de la vista: El día estaba soleado y fresco, los animales salían a comer y bellas flores de varios colores adornaban su camino. Para Cianita ese lugar era la definición de "paraíso". Ahí estaban Sísifo, el Patriarca y Athena. Al verla ambos se arrodillaron, pero la joven diosa hizo que se levantaran.

- Veo en tu rostro que ya estás mejor.- Le dijo Sage a Cianita. Ella asintió contenta y agradeciendo la preocupación.

- Me siento más tranquila y tengo ganas de esforzarme aún más en mi trabajo.-

- Tendrá que ser en unos días.- Les dijo la chica de cabellos color lila.- No les permitiré volver aún. Necesitan tener un respiro después de lo sucedido. Meditar, despejarse o simplemente no hacer nada.- Athena era tan buena y comprensiva, calmaba con su sonrisa a todo aquel que la mirara. Cianita se acercó y la abrazó sin vergüenza alguna, sorprendiendo un poco a Sísifo.

- Gracias.- Exclamó sonriendo con la joven diosa en sus brazos. Ésta correspondió el abrazo como si fuese su amiga de toda la vida. Desde que había despertado como la diosa Athena el trato hacia ella se había vuelto muy cordial y respetuoso, solo con Kardia era como si aún fuese solo Sasha, por lo que el abrazo tan cercano y amigable que le dio la simpática muchacha le llenó el corazón con un calor muy agradable.

- Creo que ya es hora de irnos.- Habló el Patriarca suavemente. Mientras El Cid se hincaba para despedirse de Athena, Cianita se lanzó a los brazos de Sage. Él era como un abuelo bueno para ella y un gran maestro. La había cuidado desde ese día y la había ayudado a superar medianamente su trauma. También le introdujo el camino de la medicina, sabiendo que quería salvar vidas y, más que nada, ser de ayuda para su amigo, la presentó a Luco y de ahí comenzó una nueva aventura. Correspondió su abrazo con cariño y le acarició el cabello.- El Santuario te estará esperando.-

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2021 ⏰

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