Cap 4

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El día estaba demasiado soleado como para un funeral. El anciano murió sentado en su sillón frente a la chimenea apagada, encorvado y con el ceño fruncido. Aún después de haberlo encontrado y caer en la cuenta que estaba muerto, no lloró. Quizás fue porque siempre dijo que ya estaba demasiado viejo y que la muerte era algo demasiado obvio, que llegaría en cualquier momento y él se iría con ella como enamorado, así que no sintiera lástima. Siempre fue muy obediente e hizo lo que el anciano le había dicho.

Realmente hacía calor. A su lado estaba Cianita y su familia, por ser amigos de la familia del anciano. La niña iba vestida con un vestido negro largo que le cubría hasta el cuello, estaba transpirando y sus mejillas estaban rojas. Debía ser el sol el que hizo que las suyas también se colorearan. Cuando el funeral hubo terminado, el hijo menor del anciano que estaba en España se acercó con su esposa al padre de la pequeña.

- Realmente le pido disculpas.- Le dijo el joven.- Pero usted entenderá que la casa quedará sola hasta que vuelva uno de mis hermanos y con un bebé en camino no podemos hacernos cargo del chico, tampoco tenemos a alguien con quien dejarlo y en las calles no se quedará.- Le decía angustiado.

- No te preocupes. Mi casa es muy grande, cuidaré bien de él y lo guiaré por el arte de la herrería y la lucha, además que con mi hija son mejores amigos. No dejaré que se quede solo.- El padre de su amiga era realmente amable.

- ¡Exacto! - Exclamó Cianita dando un paso al frente y tomándole la mano a El Cid.- ¡Yo lo cuidaré siempre! ¡No dejaré que le pase nada malo! - Eso sorprendió al niño y sintió que su corazón le palpitaba más rápido. El matrimonio se rió por la ternura y el hombre se le acercó.

- ¿Sabes? Eres igual a tu madre.- Cianita dio un pequeño respingo. Apenas se acordaba de su madre, había muerto cuando ella era una bebé por una enfermedad europea que le afectó más por ser latinoamericana.- Era una mujer enérgica y extremadamente amable, siempre fiel y enamorada de tu padre.- Le acarició el cabello y se incorporó con una amplia sonrisa.- A pesar que no tienes un nombre, siempre te consideré como parte de nuestra familia, El Cid. Sé que estarás bien con ellos, Cianita es muy buena niña, no la hagas llorar nunca ¿Entendido? -

- Sí.- Fue lo único que dijo. De vuelta en la casa acomodaron las pocas cosas del niño en la habitación contigua a la de su amiga, ella estaba muy emocionada acomodándolas. Luego, ambos niños fueron por la tarde al gran roble, una brisa fresca jugaba con la falda de la pequeña.

- Voy a sonar un poco mala.- Le dijo de repente con calma.- pero que te vengas a vivir conmigo me hace extremadamente feliz.- Tras decir eso, le regaló su mejor sonrisa. Él se acercó y posó una mano en la cabeza de la niña y le sonrió de vuelta.

- A mí también.- El escuchar eso la llenó de alegría y lo abrazó. Cuando volvieron de repente escucharon al padre y al abuelo de Cianita hablar fuerte y se quedaron afuera.

- ¿Cómo puedes decir eso, padre? ¡Es un niño todavía! No tiene a donde más ir, y si lo tuviera igual preferiría que se quede con nosotros.-

- ¡Tú y esa maldita amabilidad que tienes! De no ser por tu difunta esposa, hubieras seguido mi educación.-

- ¡No es sólo por eso! El Cid es el mejor amigo de Cianita, ambos se quieren y él siempre la cuida. Si lo hubiera dejado ¡ella se hubiese puesto muy triste! Cuento mucho con él. Además que podrá estar hasta en la noche con mi pequeña cuando yo tenga que viajar junto a sus hermanos, tú ya estás viejo, eres aburrido y amargado, merece estar feliz todo el tiempo posible.- 

- ¡Hmp! No necesitamos de un huérfano irresponsable, Cianita se la pasa de lo mejor conmigo ¡Estás quitándome el tiempo que me queda con mi nieta! - En eso, el niño sintió que le tomó la mano y al girarse vio a la niña cabizbaja y seria, cosa poco común en ella.

¿Sin Ti? No, Gracias// TLCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora