Los años hicieron que Leici Portman descubriera la verdad de lo que había sido su vida. Ahogada en preguntas y miedos decide tomar una decisión vital, y procura mantenerse alejada de todo y todos los que alguna vez le hicieron daño.
London Price ti...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Clase de psicología criminal - 1er Semestre
Sede 69 A - Noviembre, 2018
Hora: 13:52
La lluvia hace un sonido extraño al caer, como si se acumulara en algún sitio. Todos están en silencio y el eco se acumula repiqueteando, pero no es molesto, ni durará mucho más.
—Los psicópatas no pueden sentir emociones.
Jason nuestro maestro arrugó el papel con frustración, sujetando el marco grueso de sus lentes como si estuviera conteniéndose. Hace seis meses, cuando debía tomar una de las decisiones más importantes de mi vida me sentía perdida. Mi familia siempre me impulsó para que siguiera algo relacionado con la materia legal, querían que estudiara leyes, que me especializara en casos civiles e hiciera una reputación en la pequeña pero basta ciudad.
Por otro lado, algunos conocidos confiaban en que si probaba suerte con el canto seguro llegaría lejos, pero nunca me sentí segura de ninguna de las dos, y mucho menos imaginé que él pudiera mostrarme que aquella carrera a la que le había temido toda mi vida sería mi salvación.
Las gotas de lluvia que se reventaban contra el suelo al caer apenas dejaban que la voz de Jason se escuchara, y él hablaba más fuerte, luciendo más intimidante.
—La psicología criminal es más que aventar la tanga a cuanto criminal deban estudiar, ¿cuántas veces debo repetirles lo mismo?
El metal de la punta de mi lápiz se sentía frío sobre mis labios, tenía la mala costumbre de morderlos cuando estaba nerviosa, pero apoyar algo firme sobre ellos aliviaba esa necesidad de alguna forma. Nadie se atrevía a moverse, ni siquiera a respirar muy fuerte mientras Jason regañaba a Helena y Astrid, a quienes había descubierto intercambiando papeles con comentarios sobre el último caso que habíamos estudiado, o específicamente sobre Jasper Mean, el retorcido, siniestro y—aunque nunca me atrevería a decirlo en voz alta—guapo asesino de las rosas.
—Y de cualquier forma —gruñó rodando los ojos —Él nunca se fijaría en ustedes, parecen olvidarlo.
Las risas de fondo fueron inevitables pero cesaron enseguida.
Jason tenía esa capacidad de provocar terror solo con su presencia, y no es para menos, su metro ochenta, cuerpo fornido, ojos negros profundos y esa expresión de siempre ir dándole la patada a todos era el pase perfecto para querer estar a kilómetros de él. Y aún así podía ser amigable, hasta gracioso cuando se lo proponía, aunque no sucediera a menudo.
Por otro lado, me gustaría decir que el tema de la atracción por un psicópata era algo que ni siquiera debía discutirse, porque claramente un psicópata lo máximo que puede querer de ti es un riñón como trofeo, o sí, tu corazón, pero definitivamente no en forma metafórica.