Más allá de un sueño ;; TUA

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|Aviso| Las partes escritas en letra cursiva son recuerdos

The Umbrella Academy

Los últimos rayos de sol que se escondían en el horizonte iluminaron la escena. Los tonos anaranjados del cielo se fueron oscureciendo y las luces de las farolas se encendieron.

- ¿Te gustaría venir a la Umbrella Academy con nosotros?

Abrió los ojos de par en par, sorprendida ante la repentina propuesta, y después observó con cautela la mano extendida de Pogo. Sintió un remolino de emociones contradictorias recorrer su cuerpo. Los sonidos a su alrededor pasaron a ser leves murmullos y su corazón parecía galopar contra su pecho.

«No puede ser» pensó.

Una nueva puerta se acababa de abrir ante ella. Debía tomar una decisión: abrirla o dejarla cerrada, y quizás para siempre. Había soñado muchas veces con una oportunidad así. ¿No era precisamente lo que quería? En ese momento ya no lo sabía. Tenía miedo, un miedo intimidante que la hacía querer retroceder, alejarse de Pogo y refugiarse en lo conocido, el pequeño espacio seguro que había creado durante años.

Miró dubitativa a sus padres, que con semblante serio observaban la escena. Su madre negó ligeramente con la cabeza. «Por favor, no lo hagas» parecían decir sus ojos. Apartó enseguida la mirada.
Miles de pensamientos pasaron por su mente, así como la curiosidad hacia lo desconocido. E inconscientemente, su mano empezó a moverse hacia la del contrario.

«No lo hagas. No los necesitas, Mara» dijo aquella irritante voz, resonando en su cabeza. Su mano vaciló un instante.

«¿Por qué no? Es lo que siempre he querido. » se dijo ignorando el hecho de que no sabía a quién se dirigía, tal vez la parte de ella que no quería marcharse.

«Tú misma lo dijiste, ¿no? - respondió con una risa burlona -. Ibas a dejar de pensar en la Umbrella Academy. ¿Qué pretende conseguir una chica como tú con todo esto? »

«Tienes razón. Pero - pensó tomando finalmente una decisión y clavando la mirada en los oscuros ojos de Pogo -, así podré descubrir qué me pasa».

«¡No!» chilló furiosa, pero Mara ya la ignoraba. Sabía que no estaba allí realmente.

Agarró la peluda mano de Pogo, estremeciéndose ante el rugoso tacto de su palma. Y este afianzó el agarre con una sonrisa.
Ella le devolvió la sonrisa con timidez y sin desviar la mirada hacia sus padres. No quería arrepentirse.

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Entró corriendo a su habitación y con la respiración acelerada buscó su maleta, abrió su armario y empezó a guardar la ropa.

Escuchó de nuevo la agitada voz de su madre. Estaba enfadada.

- Mara, ¿pero qué estás diciendo? - había preguntado atónita minutos antes. Su tono de voz era suave, como si aún estuviese asimilando su respuesta. Mara soltó la mano de Pogo e inspirando profundamente, se acercó a sus padres, dispuesta finalmente a enfrentarlos.

- Tengo que hacerlo - declaró ella con firmeza.

Su madre abrió la boca para replicar, pero hubo un instante de vacilación. Entonces colocó una mano sobre el hombro de Mara.

- Es muy repentino. Ni siquiera los conocemos.

- Yo sí los conozco, mamá - dijo
aceptando al fin lo ocurrido en el instituto -. Me ayudaron y quieren volver a hacerlo.