Más allá de un sueño ;; TUA

IV

Extra Ordinary

- ¿Lambrela qué? - preguntó un tanto aturdida.

- La Umbrella Academy. Estos cómics tratan sobre esta academia - explicaba mientras pasaba las hojas con rapidez para mostrarle a lo que se refería.

- No me suena de nada - dijo mirando las viñetas, pero esta vez, con más atención. Recordó su historia inventada sobre una academia. «Debe tratarse de una casualidad, las academias de superhéroes no son tan raras, ¿no?» pensó quitándose la idea de la cabeza como quien trata de espantar un molesto insecto.

- Pues son seis chicos, con características sobrehumanas que ayudan a la gente. Mira - relató señalando una de las viñetas. En ella salían todos, colocados en línea y saludando. Y tras ellos, lo que parecía un Banco -, son: Spaceboy, The Kraken, The Rumor, The Séance, The Boy y The Horror - enumeró.

- Se parecen a ellos. No, pero no puede ser - dijo en un susurro casi inaudible, por lo que pasó desapercibido por Sara.
Empezaba a pensar que su mundo soñado ya existía, y no era invención suya.

- ¿Y bien? ¿No vas a decir nada?

Mara salió del trance en el que se encontraba. ¿Cómo era posible que las respuestas se encontrasen en un cómic?

- Quiero que me expliques lo del mono. El que has señalado.

- Ah, sí. Este mono de aquí, amiga mía - se inclinó sobre la mesa haciendo una pausa, lo que aumentó la curiosidad de Mara -, se llama Pogo, ¡y habla! - soltó emocionada, como si con aquellas palabras hubiesen dado explicación al problema.

- No entiendo, ¿en serio piensas que el hombre del parque es este mono? - inquirió mostrando desconcierto.

- Coincide con tu descripción Mara: traje negro, corbata... No tiene el gorro pero tampoco tiene por qué llevarlo siempre.

- Me asusta que estés tan convencida de esto. Es una locura.

- Pero estoy segura de que se trata de tu locura - dijo poniendo énfasis en el "tu". Y se volvió a sentar, mostrándose orgullosa por el hallazgo.

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Sara se había ido al poco tiempo diciéndole antes que les echase un ojo a los cómics. Ahora, se encontraba apoyada en el respaldo de su cama, con el plato que le había preparado su madre para comer a un lado - todavía sin terminar - y con el montón de cómics al otro.

No sabía qué debía hacer con respecto al tema. No quería olvidarse de ello, ya que esos extraños sucesos le estaban dando emoción por primera vez a su vida. Pero tampoco podía buscarlos, simplemente pasaban. Entonces tomó una decisión después de analizar la situación: «Tendré que investigar».

Cogió lo que necesitaba, sin olvidarse del cuaderno de dibujo guardado en su mochila, y lo metió todo en una bolsa de deporte guardada al fondo de su armario. Sacó su vieja bicicleta del garaje y se alejó de su casa, decidida y sin mirar atrás.

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- ¿Puede ver si tiene algún ejemplar del segundo tomo, por favor? - preguntó por tercera vez a la bibliotecaria. Esta levantó al fin la mirada del libro que tenía en el mostrador.

- Ya le he dicho que lo único que tengo sobre lo que pide se encuentra en la sección infantil - sentenció con mirada desafiante tras sus gafas de media luna, preparada para volver a ignorarla si seguía insistiendo.

Mara suspiró resignada y volvió a su silla. Volvería a intentarlo más tarde. No se iba a rendir tan fácilmente y sabía que aquella mujer no iba a tratar de ayudarla a la primera.