Capítulo Final - Parte 2 -

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Dylan

Cinco meses después…

La alarma sonó y me levanté como un robot cómo había estado haciendo todo este tiempo. Bostecé mientras me dirigía a la ducha. Hoy comenzaba otro año escolar. Mi último maldito año escolar.

Metiéndome en la ducha de agua fría dejé a mis pensamientos volar cómo todas las mañanas. Emma no se había comunicado conmigo por… ¿cinco meses? No lo recuerdo ya. La última vez que la vi y hablé con ella fue ese día de la cafetería. Luego ella había estado evitándome. Y luego yo dejé de intentar de contactar con ella. Supuse que había tomado su decisión. Lo eligió a él…

La ducha borraba mis lágrimas derramadas. Dios, nunca había amado tanto. El corazón me dolía tan malditamente tanto. Después de todo este tiempo… Aún la amaba. Cómo nunca amé a nadie. Me odiaba. La perdí, cómo un maldito imbécil la perdí. Perdí a la chica de mis sueños, de mi corazón por estar ciego. ¿Cómo no pude ver...? Ya era tarde. Pero si ella era feliz con alguien más… Tenía que aceptarlo y no interferir.

—¿Dylan? — preguntó mi mamá golpeando la puerta. —Hijo, apúrate que llegarás tarde.

—Ya voy — grité con voz ronca por el llanto.

Apagué la ducha, salí y me vestí. Hoy comenzaba mi infierno. Antes, la escuela no me importaba, claro que no, me gustaba ir ya que estaba con mis amigos. Em fue mi amiga y yo amaba verla y hacerla reír... Aún lo hago... Pero ahora ella no estaba y ya nada me importaba. La escuela era un infierno para mí ahora.

Crucé la puerta de mi salón y me dirigí directamente hacia mi mesa. Eric estaba allí bromeando con Thiago, un compañero nuestro de clases. Me senté en mi lugar y saqué mis auriculares para escuchar música. Estaba a punto de ponerle play a una canción cuando un revuelo en la puerta llamó mi atención. Levanté la vista de mi celular para ver a un grupo de compañeros en la entrada abrazando a alguien como dándole la bienvenida... O eso parecía que hacían. Entonces los chicos se separaron dejando ver a la persona a quién abrazaban...

¿Qué demonios...? ¿Qué hacía Emma aquí? ¿Y por qué llevaba nuestro uniforme? Sabía la repuesta pero a mi cerebro le costaba procesarla. Lo único que hacía era pensar en lo hermosa que se veía.

Sus ojos se clavaron en los míos por unos segundos y luego apartó la mirada para moverse e irse a su asiento de siempre. Al lado de Jenna. Emma volvía a este instituto. Pasaría el año con ella. Y la vería. Todos los días. Pero... ¿por qué? ¿Y qué pasó con su novio?

Necesitaba explicaciones y las tomaría. Luego del recreo me acerqué a ella antes de que se marchara.

—Emma —la llamé.

—Oh, hola Dylan.

Su dulce voz se coló por mis oídos hasta lo profundo de mi corazón. Reprimí un estremecimiento. Dios, la había extrañado. Y allí estaba, su hermosa sonrisa. Tomaba de toda mi fuerza no estirar los brazos y atraerla hacia mí para abrazarla.

—¿Qué haces aquí? —logré preguntar.

Levantó una ceja hacia mí. —¿Ir al instituto? ¿Estudiar?

Casi largo una risa. —Sabes de lo que hablo.

Suspiró. —Sí, sé de lo que hablas.

—Entonces... ¿qué haces aquí? —repetí.

Emma suspiró fuerte y se levantó de su silla. Me miró fijamente y luego apartó la mirada hacia la pizarra. —Volví. Aquí. A este instituto y a este barrio. Logré convencer a mis padres. Me mudé con mi tía Elsa. Fin de la historia.

No me digas adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora