𝟎𝟐

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⏤¿Gus? ⏤ preguntó en tono alto mientras se abría paso hasta el interior del apartamento, y pronto su novio se asomó desde la cocina con una sonrisa curiosa.

⏤Buenas. ⏤ saludó, mientras se acercaba para besar sus labios con dulzura.

"¿Por qué eres así? ¿por qué me haces aún más difícil el tener que confesarte una verdad que más que seguro te alejará de mi para siempre?"

Al no ser correspondido, Gustabo se alejó con una expresión confundida de su novio.

⏤¿Qué ocurre? ⏤ preguntó notablemente preocupado.

Armando, que ni mirarlo a los ojos podía, tomó su mano y lo guió con lentitud hacia el sofá, donde tomó asiento con él sobre sus piernas.

⏤Gustabo, tengo.. tengo que decirte algo, y.. realmente no sé cómo vas a tomártelo.. ⏤ expresó mirando al suelo.

⏤¿Me vas a cortar? ⏤ la respuesta del rubio fue tan rápido, y dicha con un tono tan triste, que el mecánico por primera vez lo miró a los ojos.

⏤¡No! No.. no es eso.. ⏤ negó, pero García continuó con sus especulaciones.

⏤¿Me pusiste los cuernos? ⏤ para estas alturas sus ojos ya habían empezado a cristalizarse, por lo que Armando no tardó en tomar suavemente su cara y plantar un dulce beso sobre sus labios; tal vez el último que podría darle.

⏤No, es.. algo que te he ocultado desde hace mucho, y.. tengo que decírtelo de una vez. ⏤ tras esto, Gustabo asintió con la misma expresión preocupada, y se bajó de sus piernas mientras que al mismo tiempo acariciaba la mejilla de su pareja.

Grúas suspiró y observó cada rasgo de la cara de su pareja, delineando con los ojos cada fino rasgo de ese rostro angelical que le devolvía la mirada con curiosidad.

Cada pequeño recuerdo con él comenzó a pasar por su mente, haciendo que agache la cabeza y cierre los ojos intentando no arrepentirse.

⏤¿Amor? ⏤ escuchó a su chico preguntarle, seguido de esas delicadas manos tomando con la delicadeza de un artista su rostro para levantarlo. ⏤ escúchame, lo que sea que pase, no tengas miedo de decírmelo; sabes que yo te amo, y te ayudaré en lo que necesites.

Esto no hizo más que aumentar sus ganas de echarse a llorar. Joder, ¿desde cuándo el mismísimo Nadando se comportaba así? Llorando como un niño que no quiere confesarle a sus padres que rompió un jarrón.

Tomó las manos de su novio entre las suyas, admirando por varios minutos la diferencia de tamaño entre ellas.

Las suyas eran muy grandes, morenas y con alguna que otra vena bien marcada, mientras que las de Gustabo eran pequeñitas y pálidas, delicadas como su hubiesen sido talladas por un ángel.

Junto nuevamente sus dos manos con las ajenas, esta vez solo sujetándolas con dulzura sobre el sofá.

⏤Armando, me estás preocupando. ⏤ escuchó finalmente decir a su novio, claramente desesperado. ⏤ por favor, dime que pasa.

El mecánico suspiró, y mantuvo la cabeza gacha y la mirada fija en sus manos junto a las de su ángel, hasta que finalmente sacó valor para confesar.

⏤Yo.. estoy en una mafia.

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