All Might

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Era una noche muy oscura, las nubes cubrían el cielo acentuando la oscuridad. Un frío viento recorría todo mundo, provocando escalofríos como si se tratara de algún mal augurio.

La búsqueda del chico seguía, aunque muchos héroes ya se habían rendido en eso. Una semana sin noticias desanimaba a cualquiera. A pesar de aquello, la U.A. no ha parado de destinar recursos en su búsqueda.

Mientras los servicios de seguridad se coordinaban de nuevo para realizar otra búsqueda, en esta ocasión en la ciudad de Kamino; un héroe saltaba de un edificio a otro en la ciudad de Musutafu, buscando desesperadamente a su heredero.

La gente lo veía con asombro, pero el héroe no les prestaba atención.

También, en Hosu, héroes y profesores de la U.A. buscaban en edificios que se veían viejos e inhabitables. Veían en donde fuese que algo o alguien pudiese esconderse. Otros buscaban en Esuha, y otros tantos en Jaku. Incluso buscaban en Tokio.

Nadie tenía una sola pista de donde rayos estaba el peliverde.

All Might se paró arriba, en la azotea de un edificio departamental. Decidió ahorrar tiempo en su forma de héroe y se destransformó para bajar y no ser abarrotado por la multitud.

All Might solo se había sentido así de derrotado en una ocasión: cuando su maestra murió.

El rubio bajó, ignorando al resto de las personas, quienes solo pasaban a su lado indiferentes, como si no supieran que un estudiante había sido secuestrado por la Liga, como si no supieran que la U.A. había fallado en proteger a uno de los suyos. Como si no se dieran cuenta de que su símbolo de paz les había fallado.

Caminaba cabizbajo, decepcionado de sí mismo y en medio de un mar de autocompasión. Otra cosa que le preocupaba era lo que el joven Midoriya pensaba de él. "¿Pensará en mi con decepción?"

Miró la luna a través de las nubes, y observaba las estrellas visibles con una cierta nostalgia. Y se filtraron ciertas lágrimas a través de sus ojos. "... ¿O con desprecio?"

Ciertamente él no sabía que le dolía más entre esas dos opciones que tenía en mente. Después de todo, era el héroe del chico. Y le falló.

Con toda esta tristeza en su corazón, la gente pasaba por ahí como si no existiera en ese lugar, como si él fuera un fantasma. Otros le veían raro, lo observaban con ojos que juzgaban, como si fuera un indigente a punto de robarle a alguien.

Siguió caminando hasta que divisó un apartamento. Toshinori se dirigió caminando hacia él mientras soltaba un suspiro que rondaba entre el miedo y el cansancio.

El apartamento del joven sucesor y de su madre, Inko Midoriya.

Toshinori: Esto será incómodo.

Siguió caminando, pensando en lo desconsiderada que fue la academia al no haber hablado o darle sus pésames a la mujer, quién seguro estaba histérica y al borde del colapso.

Mientras subía, una atmosfera pesada llenaba el ambiente, y el miedo fluía más y más en su interior.

Ahora, frente a la puerta estaba temblando, temeroso pero estoico. No quería tocar ni hacer sonar el timbre, pues estaba seguro de que si entraba y le decía "¡Hola! Soy maestro de la U.A.", la mujer al otro lado iba a asesinarlo.

Decidió recomponerse, se pegó una cachetada, respiró con fuerza y toco la puerta, mientras se ponía derecho, listo para todo.

Inko: Ya abro...

El rubio huesudo tosió como si estuviera aclarando su voz, para preparase a hablar. Unos pasos se escuchaban del otro lado, junto al movimiento de unas llaves y el sonido de la puerta destrabándose.

El Descenso de un Héroe (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora