De vuelta en la U.A.

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El chico se encontraba frente a la puerta de su habitación, preparándose para salir y tomar un ligero desayuno. Se tomaba la cabeza y la sobaba, también se tallaba los ojos. No pudo conciliar el sueño esa noche tampoco.

Ya llevaba dos días así. Y hoy regresaba a clases.

"Vaya mierda."

El chico finalmente abrió la puerta para encontrarse a su madre con una bandeja que tenía un katsudon y un pequeño jugo sobre él.

Inko: ¡Oh! ¡Buenos días, hijo!

Su madre lo veía con una linda sonrisa que le devolvió. Sentía que no había visto esa sonrisa desde hacía años... pero ocultó ese sentir y simplemente le devolvió la sonrisa.

Izuku: ¡Buenos días, mamá!

El peliverde agarró la bandeja y se dirigió hacia el comedor mientras su madre lo miraba. Ella se rascaba la nuca.

Inko: Pero lo traje para que desayunaras...

Izuku: Pero quiero desayunar contigo.

Inko: No me he hecho el mío... ¡Llegarás tarde si me esperas!

El peliverde hizo caso omiso y siguió sin probar bocado alguno. Parecía determinado en su decisión de desayunar hasta que su madre lo hiciera.

Inko: (suspira) De acuerdo.

La mujer fue a la cocina y empezó su labor. Al principio solo se escuchaban los sonidos de los trastes moviéndose, estruendos metálicos y agua llenando una cacerola.

Izuku: ... no quieres ayuda con algo?

Inko: ¡No!

El peliverde se quedó sentado, viendo su comida enfriarse. Los minutos pasaban y un aroma particular llenaba el apartamento. El peliverde ya se imaginaba lo que su madre cocinaba, por lo que no se sorprendió cuando ella llegó con un plato de udon.

Inko: Espero que ya estés feliz.

Izuku: Lo estoy.

Ambos agarraron sus palillos y dijeron al aire "¡gracias por la comida!" antes de comenzar a comer. Era un desayuno en silencio, pero cómodo para ambos. Disfrutaban de la compañía del otro.

Cuando el peliverde terminó, el se levantó y empezó a caminar hacia la puerta.

Izuku: Gracias por eso mamá. (eructa)

Inko: ¡Qué te he dicho de eructar mientras comes!

Izuku: ¡Perdón! Pero técnicamente...

El peliverde ya estaba colocándose el traje del uniforme y dirigiéndose a la mochila. Volteó a ver a su madre.

Izuku: Ya no estaba comiendo.

Su madre lo vio con una cierta molestia y le devolvió una sonrisa.

"Que no lo note."

Inko: ¿No quieres que te acompañe hijo? Saldrás por primera vez en un tiempo...

Izuku: Solo fueron tres días. Además... me siento mucho mejor.

"No mientas. No lo estás. ¿Acaso eres fuerte?"

Inko: Es que... te ves un poco pálido.

Él se rascó con un poco de lentitud la nuca, mientras desviaba la mirada por un momento. Su madre entrecerró los ojos, tratando de ver algo...

Izuku: Debe ser la iluminación. Solo eso.

Inko: Oh, de acuerdo... cuídate, hijo.

Izuku: Claro mamá.

El Descenso de un Héroe (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora