Chiaroscuro ; ShotoHawks one-shots

✧5.

Alas Caídas (1/2)

Número de palabras: 700

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No saber que iba a venir a continuación era lo más duro de todo. Su marido, la persona a la que más amaba del mundo, estaba dentro de ese edificio en llamas, intentando sacar a toda la gente que podía por su trabajo de héroe. Le había dejado claro que no fuese, que sus alas, poco resistentes al fuego, sucumbirían y acabaría allí, muerto. Todas las personas habrían podido escapar pero él se quedaría allí, dejando que las llamas consumiesen el cuerpo hasta que no hubiese ni rastro del héroe que tantas vidas había salvado.

Empezó a ver gente salir del edificio corriendo. Algunos, iban a abrazar a sus familias, las cuales estuvieron hasta ese momento en la misma situación que Shoto, preocupados, pero cuando vieron salir a los miembros queridos de esas personas, se echaron a llorar mientras se abrazaban, alegres de que no estuviesen heridos y siguiesen con vida. Todo eso al bicolor le parecía muy bonito, pero no veía señal alguna de su pareja. Todas las plumas que previamente habían sacado a la gente de aquella edificación estaban hechas cenizas por el fuego y temía que Keigo hubiese corrido el mismo cruel destino.
Seguía saliendo gente, hasta que vio a su amor, el mejor héroe que había conocido, Hawks. Cuando iba a correr a sus brazos, abrazarle y darle el mejor beso se hubiese podido ver, un grito les puso a todos a alerta. Quedaba una persona dentro del edificio.

Con un gesto de la mano haciéndole ver a Shoto que iba a tardar muy poco, se adentró de nuevo al infierno. Sabía que iba a salir, siempre lo hacía. Cada vez que volvía de una misión, lo hacía con heridas leves y una gran sonrisa en ese rostro esculpido por los ángeles. Pero lo que él no sabía es que esta vez no iba a ser así. La suerte, ese día, no estaba de parte de Shoto Todoroki.

La joven que había quedado atrapada en el último piso salía del edificio con las últimas plumas que le quedaban al héroe número dos. Éstas la dejaron delicadamente en el suelo. El chico de los dos colores alcanzó a tomar las plumas, pero estas se quemaron en sus manos poco después de que las tomasen, dejando ceniza en las manos. Ver una pluma quemarse era hermoso y desgarrador, dándole una sensación no conocida a Shoto. Quería ver más plumas arder porque había sido un espectáculo maravilloso, aunque desgarrador. Tal belleza no se debería desperdiciar, aunque para satisfacer sus nuevos deseos, tendría que hacerlo.

Sus pensamientos se quedaron interrumpidos por un derrumbe que tuvo lugar delante de sus ojos. El edificio que previamente había estado envuelto en un magnífico fulgor, cayó. Un grito desgarrador salió de la garganta de Shoto y sin pensarlo, fue corriendo hasta lo que era hacía poco un gran edificio, empezando a levantar piedras en busca de la parte de su alma que estaba muriendo allí. Al no encontrarlo, se desesperaba, llevando una mano al cabello y tirando de él con fuerza, impaciente por no encontrarle.

No sabía cuánto llevaba allí, pero seguía con la esperanza de encontrarle. Habían llegado héroes que también se habían puesto a buscar a Hawks. Para el bicolor, eran unos inútiles. Se suponía que eran profesionales y ni los quince primeros del ranking podían encontrar a su querido halcón. Pensó eso hasta que alguien gritó y comenzó a sacar el maltratado cuerpo de Hawks de las ruinas de la torre derrumbada. Su rostro goteaba una sangre más roja que las propias alas, de las cuales solo quedaba un trozo del cartílago, ensuciado por todo el polvo que había alrededor. Su cuerpo estaba destrozado, pareciendo un muñeco de trapo más que un humano. Quiso acercarse, pero no le dejaron. Al discutir, pelear y gritar, acabaron cediendo, viendo la escena de un esposo cubierto en lágrimas mientras acariciaba la cara de su difunto marido, sin importarle el rojo carmesí que comenzaba a aparecer en sus manos. Hundió su cabeza en el pecho del cadáver, hasta que se dio cuenta de una cosa.
Su corazón aún latía.