Capítulo 24

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Besos, caricias y sonrisas ladinas. Esas tres palabras se reducía a aquella noche en la que solo las estrellas y la luna habían sido testigos de como dos jóvenes se entregaban el uno al otro escondiéndose de la realidad que los separaba.

Esa noche Harry pudo probar más de los labios de Louis, pudo sentir la calidez de los brazos de Louis llegar hasta su corazón. Por primera vez no se sentía solo, no sentía ese vacío en su pecho se sintió completo y el no quería que esa linda sensación en su estómago se alejara de ellos.

Por un momento Louis se sintió tan feliz, había olvidado lo que se sentía estar de esa manera con alguien. Era tan mágico he irreal como podía tener a Harry en ese momento, como podía acariciar sus mejillas mientras observaba aquellos ojos que brillaban más que la luna misma.

Amaba besarlo, sentía que podría estar así por el resto de su vida con el, era algo que jamás había sentido y con Harry todo pintaba mejor que antes. Se sentía fuerte, valiente pensaba que si estaba con el podrían vencerlo todo.

Pero aún así, el miedo mataba a Louis por dentro y por fuera. No sabía si el haberle confesado de esa manera a Harry todo lo que sentía hacía el fue la mejor manera, se estaba arriesgando. La presión lo mataba en ese momento, su cuerpo y todo su ser estaba con ese pequeño ruloso al cual solo quería proteger. Pero su mente, su mente viajaba a Australia, viajaba a esos ojos negros tan oscuros como aquel día, a esa mirada tan fría una vez había dado su último aliento.

Quería que su mente dejara de llevarlo a ese momento, quería olvidar, quería una vida diferente. El ruloso hizo que de nuevo el verde y el azul se juntaran, Louis sintió como en ese momento la calidez de sus ojos lo atrapaban, no eran como los ojos de Mike los de Harry tenían un gran brillo, uno que solo el podía hacer aparecer y probablemente solo Harry podría hacer aparecer ese brillo en el, esa pequeña esperanza de que algún día podría volar lejos y ser feliz junto a el.

Aunque el lo sabía, aún así pudiera liberarse de todos esos demonios que lo mantenían prisionero nunca podría olvidar su rostro, nunca dejaría de escuchar los gritos desgarradores de ese chico cada que cerraba los ojos.

Esa noche fue la única en la que se sintió tan libre, se sintió el por primera vez.

Su cuerpo reposaba a un lado del de Louis, su cabeza sobre el hombro del ojiazul y sus brazos rodeando su cintura. Mientras Louis lo tomaba de la mano dejando leves caricias sobre está. Harry tenía la mirada perdida en la oscuridad de la noche, solo quería permanecer así con el, que la noche les fuera eterna.

- ¿Entonces como se supone que actuemos después de esto? - Harry soltó esa pregunta de la nada.

Louis se separó un poco de este y Harry repitió la acción para poder mirarle mejor.

- ¿Tienes miedo? - Louis le cuestionó subiendo sus manos entrelazadas a la altura de su pecho.

Harry sonrío.

- No, no si estoy a tu lado. - Louis mordió su labio evitando sonreír - Tu... Ugh... Vas a protegerme ¿Verdad? - Louis sintió una gran punzada en su pecho.

Joder, ¿Podría? Es decir, si quería Louis lo quería a salvo pero... ¿Podría dar su vida si le fuera necesario? ¿Podría arreglar lo que no pudo hacer con Mike? ¿Que haría distinto el salvar a Harry que a Mike? ¿Era un cobarde? Si, en definitiva eso era. Y no, aún no se sentía capaz de responder esa pregunta.

- Yo... - su corazón se acelero, no podía volver a hacer promesas vacías y menos a Harry, el no merecía eso. Un chico tan tierno he inocente. - Si, es por eso que debo mantenerte alejado de mi. Ah mi padre no le gusta esto, no le gusta que su único hijo sea gay y te juro que es capaz de todo con tal de apartarme de mi felicidad. Y yo... No quiero que me separen de ti ni que algo malo nos pase. - Harry volvió a esconder su rostro en el pecho de Louis.

If I Could Fly | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora