| En otra vida |
-.Déjame salir por favor...- me acerqué al guardaespaldas de Mangel, mi cuerpo se sentía al límite.
No tenía ni fuerzas ni ganas de vivir, con la poca fuerza que me quedaba por haber llorado tanto antes, me acerqué a el poco a poco.
-.TE LO SUPLICO!!!.- Mi voz sonó rota, quebrada, mis cuerdas vocales dolían, podía ver el rostro del hombre delante de mi.
Yo sabía que el grito desgarrador que salió de mi garganta le había afectado un poco.
Mi arrodillé ante él, nunca me había sentido tan vulnerable, mi mente gritaba que Mangel estaba en peligro y que tenía que hacer algo o lo perdería para siempre.
-.Ruben por favor...- El guardaespaldas se agacho al igual que yo acaba de hacer, quería que sintiera un poco de remordimiento para que me dejara salir para ver a Mangel.
Me levanto con los brazos para que pudiera sentarme en el borde de la cama que estaba a nuestro lado.
-.No hagas esto más difícil, solo son órdenes que cumplo.- no podía más, todo esto me superaba, yo sabía que aquel hombre no me dejaría salir.
Mi mente se estaba quebrando.
Sabes lo que pasa cuando alguien corta ese fino hilo que hay entre estar cuerdo a sumergirse en la más profunda locura?
Yo había cortado ese fino hilo.
[...]
La sangre de uno de mis hombres había empapado mi camisa, el olor a sangre había invadido mis fosas nasales, el miedo y pánico había aumentado notoriamente en el ambiente.
-.JODER! JODER! JODER!.- La irá había inundado mi cuerpo, tenía sed, sed de venganza.
Mire a mis hombres, el dolor en sus ojos se podía notar, el guardaespaldas que yacía muerto en el suelo tenía una mujer y hijos.
Esto no podía quedar impune.
-.¡ESTO ES LA GUERRA CABRONES!- Mi voz salió a todo pulmón haciendo entender a mis hombres que esto solo acababa de comenzar.
-.¡JEFE CÓJALO!- Pude divisar con la mirada como me habían pasado un arma, callo fuertemente en mis brazos en el aire.
Se trataba de nada más y nada menos que una A-47.
El peso del arma era notable, la sujete fuertemente, la verdad es que me quedaba como un guante.
Quería que esto se convirtiera en una laguna de sangre de la que no pudieras escapar.
Me puse al lado de la puerta principal.
Los policías estaban apunto de entrar pero tenía que impedirlo.
Así que empecé a disparar, el ruido hacia que mis tímpanos dolieran, mis hombres también empezaron a disparar todo lo que tenían también.
Lo único que podía ver eran muchísimos casquetes de bala cayendo al suelo de las armas.
Había empezado mi propia destrucción.
[...]
Mi cuerpo respondía por si solo, mis acciones eran agresivas y peligrosas.
Pero y eso que más daba ahora.
Mangel es todo lo que tengo, sin él mi vida no tendría sentido.
Me levante de la cama y cogí un jarrón que había al lado en la mesita de noche.
Necesitaba ver a Mangel.
El jarrón de cristal que tenía en la mano calló al suelo, pude ver como se partía en grandes y pequeños trozos de vidrio.
Mis pies descalzos empezaron a sangrar.
Aproxime mi mano hacia un trozo afilado y grande de vidrio y lo cogí.
-.RUBEN! SUELTA ESO AHORA MISMO!- la voz áspera de aquel hombre me hizo ver el nerviosismo que tenía.
Me acerqué lentamente a él.
Mis pies se llenaban de heridas cada vez que daba un paso por culpa de aquellos pequeños trozos de cristal, la sangre en el suelo con forma de mis pies dibujaba aquel pavimento de mármol blanco tan bonito.
Mi sangre era la pintura en aquel hermoso lienzo.
-.Déjame salir...- mi voz salió débil, cansada pero decidida.
-.¡NO PUEDO JODER!- El pánico en su cara me hacía saber que el hombre estaba llegando a su límite.
Solo pude soltar una sutil risita por su respuesta.
-.Así que no me dejarás salir, verdad?- Mi paciencia se había agotado.
Mi brazo empezó a quemar, solo podía ver la sangre caer al suelo.
Era de un color tan intenso.
-.¡RUBEN JODER TU PUTO BRAZO, DÉJAME HACERTE UN TORNIQUETE AHORA MISMO!.- El hombre se acercó a mi.
Pero decidí retroceder y alzar con mi mano el trozo de cristal con el que me había cortado la muñeca.
El había entendido aquel gesto.
Se podía ver en su cara la desesperación en carne viva, solo necesitaba salir de aquí.
-.Te lo volveré a repetir, me dejarás salir?- Mi voz y mis ojos esmeralda se veían apagados, sin brillo y sin luz.
-.Esta bien... Solo te pido una condición, déjame hacerte el torniquete, estas perdiendo mucha sangre Rubén.- La cara del hombre era de impotencia, sabía que si no me dejaba salir podría acabar conmigo en el suelo y sin vida.
Lo había conseguido.
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El próximo capítulo será el final de esta historia, gracias a los que habéis estado tantos años, no os preocupéis, el siguiente capítulo será extremadamente largo ❤️
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Síndrome de Estocolmo - [RUBELANGEL]
FanfictionDonde Rubén se enamora de su secuestrador y empieza a desarrollar síndrome de Estocolmo. Advertencias: Violencia, erotismo, sexo, lenguaje vulgar.