Overlord Un Nuevo comienzo: Hija de las Llanuras

Hermosa Flor 3/6

Hermosa Flor 3/6

Recostada en su gigantesco establo se encontraba una hamster gigantesca que se revolvía con cansancio en la gran pila de heno, hundiéndose cada vez más en su cómoda cama, mientras que su cola de apoco se movía de un lado a otro dando un ocasional golpeteo.

-"Uaaah"- Dio un fuerte bostezo, mientras poco a poco se levantaba de su siesta, estirándose para después sacudir con fuerza todo el heno que la estaba cubriendo mirando de un lado a otro para encontrarse con uno de sus compañeros de casa-"Buenos días Caballero de la Muerte-san"-

Al otro lado de su cama, a un par de metros de esta, se encontraba su amigo sentado en su propio lecho de heno moviendo su cabeza hacia la hámster gigante, soltando un par de ruidos entrecortados que no se parecían en nada a los ocasionales sonidos que soltaba durante sus entrenamientos.

-"¡Que bueno que estés bien!"-Respondió alegre la criatura mientras se comenzaba a acicalar apacible. Los últimos días habían sido más que gratificantes, puede que hayan pasado con la misma rutina: Dormir, levantarse, caminar, comer, entrenar, tomar una siesta, comer, caminar, entrenar y dormir para empezar todo de nuevo al día siguiente, todo normal, pero hace poco tiempo había sucedido algo grandioso e inesperado ¡Su querido amigo al fin había hecho algo más que estar parado sin hacer nada!

Y no había hecho una cosa cualquiera ¡Él había comenzado a cantar por la noche! de forma escandalosa y horripilante, más bien parecía que alguien estaba siendo torturado y destripado por horrendas criaturas... ¡Pero había cantado! Y ella se había emocionado, tal vez sus charlas si que estaban sirviendo de algo y en poco tiempo su amigo estaría dispuesto a hablarle, incluso podría ayudarlo con su canto, ¡Incluso saber si tiene un nombre! o en su caso darle uno.

Pero no había vuelto a cantar, eso le pareció extraño, sentimiento que creció cuando supo por parte de Momon y varias personas que todos los no-muertos habían cantado al mismo tiempo, ¿Habrá ocurrido algo especial? ¡Quizás fue algún tipo de fiesta! Si, seguramente era eso, eso explicaría la felicidad que emanaba de la seca voz del caballero, ahora que lo pensaba, sonaba como un saludo de bienvenida... ¡De seguro no era nada! Si fuese algo importante o peligroso su maestro debió haberlo atendido ya o incluso pudo haberlo organizado él mismo.

Ya habiendo terminado de limpiarse se movió fuera de su lecho, era la hora de la comida, Nabe-san o Momon-san, deberían estar apunto de regresar de su patrullaje de medio día, los recibirá con un agradable saludo en la entrada antes de empezar a comer, será una grandiosa forma de continuar con su tarde.

Aunque había algo que le molestaba, metió una de sus manos en sus mejillas, sacando una bolsita de color dorado que le había sido entregada por su maestro cuando esta se quejo de las veces en la que el Orbe de la muerte se quería marchar de su lado, solía hacer una escena tan melodramática que su señor menciono algo sobre volverlo un actor de teatro. La bolsa en cuestión evitaba que su otro compañero de cuarto la molestase con su discurso, aunque no la solía usar ya muy seguido, el orbe había dejado de molestarla hace mucho tiempo que se había resignado a su presencia, pero la noche en la que su amigo cantó este se había regresado a su ser insoportable.

-"¿Te encuentras bien Orbe de la muerte-san?"-Pregunto sacando el orbe de la bolsa para ser recibida directamente por el discurso de este, el cual seguía siendo el mismo que el de esa noche... Estruendoso como el infierno con una prepotencia digna de uno de sus viejos conocidos del bosque. Tu, Gi, u algo así se llamaba.

-"¡¿POR QUÉ?!"-Un poderoso grito resonó en su cabeza -"Ese insolente remedo de nigromante. Desenfrenado e inculto inferior, de haber sabido de tal proximidad, haberlo despedido del mundo debió ser mi accionar en la instancia. Ho, este estuvo a punto de tener la sazón de su ser pero el mal nacido hi..."-