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Estoy en un país de los sueños. Estoy total y completamente convencido de que si me levanto, voy a estar de vuelta en mi apartamento y rompiéndome el cuello en un trabajo que no puedo soportar. Pero sé que no lo estoy cuando una mano tibia se desliza hasta la parte trasera de mi camisa y un beso aterriza en mi cuello.
–¿Estás despierto? –habló aquella voz que me alegra las mañanas estas últimas semanas. Sonreí y me retorcí bajo su toque.

–Ahora lo estoy –susurré, mirándolo de soslayo.– ¿Qué hora es? –volví mi mirada para mi posición fetal, queriendo sentir más a fondo su toque.
Se movió un poco presionando su pecho desnudo contra mi espalda.

–Casi son las doce. No creo que te haya agotado tanto con una sola ronda.

–¿Por quién me tomas? ¿Un debilucho? Me gusta dormir. ¿Cuál es tu excusa? –inquirí burlón, dando énfasis en mis palabras. En un movimiento rápido, Minho me dio la vuelta y puso su rostro contra mi pecho.

–Me gusta verte dormir. –habló suave, deleitándome con sus respiraciones cálidas que chocaban contra mi piel desnuda. Yo opté por acariciarle la mejilla, mientras mi rostro estaba brilloso.

–Eres tan malditamente cursi. ¿Quién te enseñó a ser de esa manera? –bromeé, soltando bufidos suaves. Él me miró con un ligero rubor en su rostro.

–El amor te hace eso. –sus palabras fueron aquella cereza que es el final del postre, mostrándose jodidamente perfecto ante mis ojos. Mis mejillas ardieron al compás de mi sonrisa de oreja a oreja y me encaminé para besarle la frente.

–Yo también te amo –admito que mi nivel de ser cursi está al límite. Fuera de todo lo lindo, mi cuerpo por las mañanas exigen que haga otra cosa, más bien, necesidades.– Tengo que ir al baño.

Él asintió sonriente y me dejó libre el paso para avanzar. Antes de levantarme, pasé los dedos por su cabello y masajeé su nuca un poco, apreciando su rostro somnoliento por las mañanas. Obviamente, consciente de que todavía estaba desnudo, me apresuré y lo miré encima de mi hombro.
Su lengua pasó por sus labios y me miró con aquella lujuria que aún no se desvanece de sus ojos.
–¿Necesitas un poco de compañía allí? –ofreció, alzando una ceja mientras sus ojos recorrían mi cuerpo de arriba hacia abajo lentamente.
Me detuve en la puerta y me encogí de hombros.

–Creo que un baño juntos no estaría mal.

Ahora que era más flexible y lo tenía completamente en la palma de mi mano, tenía un par de cosas que demandar, es decir, pedir

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Ahora que era más flexible y lo tenía completamente en la palma de mi mano, tenía un par de cosas que demandar, es decir, pedir.

–Honnie. –Ilamé meloso, y entonces el arqueó una ceja, mirándome extrañado.

–¿Honnie? –repitió. Yo sé que está esperando a que le descarte ese apodo. Le sonreí y asentí inmediatamente.

–Ese va a ser mi apodo para ti ya que no te puedo llamar daddy en público. –eso fue suficiente para que Minho esbozara una sonrisa, desviando la mirada avergonzado. Ah, sí, lo tengo completamente en la palma de mi mano.

devil boss | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora