𝟶𝟹𝟸 [𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝙵𝙸𝙽𝙰𝙻]

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Al planear un viaje para la luna de miel perfecta, lo principal es la ubicación, la ubicación y la ubicación. Así que por supuesto, yo quería elegir dónde iríamos en nuestra luna de miel, pero no pude decir que no cuando Minho insistió en llevarme a un lugar especial. No pude decir que no.

- Um, ¿amor? -carraspeó Minho. Sonreí al ver la vista, extasiado, mirando las montañas. ¡Eran hermosas!

- ¿Sí, cariño? -le dí la palabra, pero él respondió con aclararse la garganta incómodamente. Esa fue mi señal para verle serio, viendo su semblante algo nervioso.

- Este...este no es el lugar donde se supone que debemos estar. -y justo cuando dijo eso, el autobús que nos había llevado desde el aeropuerto a...donde sea que estuviésemos ahora, se puso en marcha.

- ¿Q-qué quieres decir? -tartamudeé, pudiendo sentir el revoltijo en mi estómago.

- Nuestros pasajes eran para Fiji, no Suiza -su voz era nula que apenas y podía escuchar, pero a deducir por su rostro, entendí todo- Subimos al avión equivocado. -nos subimos en el avión equivocado...

-Oh, eso es interesante -me crucé de brazos, indignándome por el hecho de que nuestra luna de miel ya comenzó mal.- Bueno, arréglalo.

- ¿Eh?

- ¿Eh? Estoy hablando nuestro idioma, ¿no? Dije que lo arreglaras -exclamé alterado, sabiendo de antemano que no ganaría nada.- L-llévanos a Fiji o algo así. -ante ello, Minho se aclaró la garganta y pasó a acomodarse de postura, pareciendo todo lo contrario a alterado (yo).

- Jisung, no sé nada sobre Suiza, así que no puedo arreglarlo de inmediato. Sólo espera un segundo.

Y se alejó un poco mientras sacaba su celular del bolsillo. Resoplé, mirando a mi alrededor y diciéndome tonto por dejarme llevar por las bellas montañas, viendo más allá y solamente ver desgracia y catástrofe en nuestra luna de miel. Me dirigí a sentarme en la banqueta, sintiendo como mi mandíbula está doliendo por culpa de mi puchero. Entonces una ráfaga de viento particularmente fuerte me desconcertó, y la fuerza de la brisa hizo que la parte trasera de mi camisa se levantara como si de una simple pluma se tratara. Genial, no tengo una chaqueta de invierno o botas. Estupendo.

Me levanté del pavimento para dirigirme a Minho y ver lo que hace: él se encontraba haciendo un par de llamadas, carraspeando entre dientes mientras pronunciaba palabras que me eran desconocidas, pues se trataba de otro idioma, inglés, para ser precisos; su manera de pronunciarlo era adorable, y aunque se nota que aún le falta aprenderlo al cien por ciento, esa cantidad mínima de porcentaje le ayuda bastante.
Minutos más tarde, un auto apareció enfrente de nosotros y Minho se encaminó a tomar nuestras maletas y dedicarme una sonrisa tímida, obviamente consciente de la gravedad de su metida de pata.

El auto nos llevó a un hotel rural, donde por fuera cualquiera podría decir que no pasaría una noche en un lugar donde su cartel está torcido y las paredes de ésta están careciendo de remodelaje.
- Esto tiene que ser una broma...-dije entre dientes.

- Lo siento, mi vida. -al ver el rostro de Minho parecía un perrito mojado, con sus ojitos grandes brillando mientras su ceño fruncido estaba a flor de piel. Sin embargo, no quería verlo así por un error de parte de los dos, así que negué con la cabeza, sonriendo con pocas fuerzas y le dí un beso en la mejilla.

- Está bien, amor...-le tranquilicé.- Estoy seguro de que es mejor por dentro. -nótese, optimismo. Nos bajamos del auto y llevamos nuestro equipaje adentro. Al momento de entrar, una fuerte oleada de olor a pescado y a pies en el vestíbulo me hizo retroceder, pero no había vuelta atrás, pues una mujer muy alta y rubia nos observaba sonriente detrás de la barra.

devil boss | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora