Capítulo 36

141 37 82
                                    



―¿Bruja?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―¿Bruja?

Natalia espabiló con rapidez. Un par de ojos azules le devolvían la mirada, observó alrededor, estaba en su cuarto y ya había amanecido, la luz se colaba por la cortina verde menta dándole un efecto tenue a la habitación.

―¡Tony! ―se incorporó medio asustada, después lo miró con gesto interrogante.

Él sonrió al adivinar lo que ella pensaba.

―No forcé la cerradura ni rompí algún vidrio, entré por la puerta trasera porque no tenía seguro.

Natalia resopló recordando que no le había pasado llave a la puerta del patio.

―¿Y por qué no tocaste el timbre? ―inquirió, ni siquiera sabía por qué estaba allí.

―No podía. Ven... ―la instó a levantarse y corrió un poco la cortina―. Hay alguien en esa esquina, ¿ves? Así no podía tocar la puerta y exponerme, solo sé que vigila la casa y acabo de entender que me costará sacarte de aquí.

Natalia arrugó la frente enfadada.

―¡Lo que me faltaba! Lo siento, Tony, ese es uno de los hombres de Francisco, no entiendo qué pretende.

―Bien, entonces no lo envió Gastón. ―Tony cerró la cortina y miró a Natalia, iba vestida con ropa interior, curvó los labios en una sonrisa―. Evidentemente, aun le importas o está muy cabreado y pagó millones por eliminar mi culo.

Ella abrió los ojos espantada.

―No mandaría a nadie a matarte. Lo cierto es, que lo haría él mismo.

―¿Me estás tratando de espantar? ―Tony parecía divertido. Caminó hasta la cama, se sentó y le miró el cuerpo―. Natalia, no se puede matar a alguien que no se dejaría atrapar. Créeme, no me resultó difícil evadir al tipo de la esquina, tengo informantes dentro de la policía, me harían saber lo que planea tu ex.

Natalia lo observó con sorpresa en el rostro.

―Dios, aun te escandalizan mis secretos, pero las cosas son así. Vine a sacarte de aquí y lo haré sin que nadie se entere, y una vez que estemos en el lugar al que quiero llevarte te tocaré mucho, lejos de los ojos de nuestros enemigos, que vendrían siendo todos los que odien que esté contigo, ¿entiendes?, incluyendo a Francisco.

―Él no te odia. Lo conozco, sé que solo está tratando de protegerme, nada más.

―Está celoso. Debes dejarle claro que tú puedes tener tus diversiones, pequeña bruja. Tú no eres de su propiedad. Él ya no forma parte de tus decisiones. Créeme, estará más tranquilo cuando lo entienda, podrías llamarlo... ahora.

Natalia estaba parada frente a él analizando cada palabra.

―Por si no lo notaste, son las cinco de la mañana ―replicó Tali.

Lo que queda de mi alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora