Seis

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Nathaniel

—No puedo creer que la hayas traído, Nathaniel —dijo Alain en un susurro mientras estábamos en un rincón del salón del antiguo apartamento de mi madre, quien se encontraba en el campo quedándose por algunas temporadas. Estaba agotada de la ciudad, nunca fue amante de lo monótono.

Alain no ha parado de quejarse de que había cometido un error, se le notaba muy nervioso. Es la primera vez que lo veo así y eso que llevamos años conociéndonos. Sin olvidar que se mete en problemas a cada rato que ya parece parte de su rutina.

—No he hecho nada malo, Alain. Sólo he ofrecido mi ayuda —dije calmadamente mientras caminaba hacia la cocina para tomar un vaso de agua fría.

—Pudiste haber llamado al 911, eso era ayudar, prácticamente la trajimos en contra de su voluntad. ¿Sabes qué quiere decir eso? —Preguntó mientras elevando aún más la voz cada vez que decía una palabra. Cuando le di una pequeña mirada desde la cocina, que no estaba muy lejos de la sala, llevaba una de sus manos a su cabello rubio platinado que estaba algo húmedo por la lluvia—. ¡Exacto, es un delito!

Rodé los ojos. Alain siempre vivía exagerando las cosas, podía ver una sola gota de agua y él decía que había visto un océano completo. Tampoco quiero discutir en estos momentos, estoy agotado, mi ropa esta húmeda, en mi habitación se encuentra una desconocida a la que le estoy brindando primeros auxilios y Alain no para de quejarse por ello. Es demasiado obvio que todo aquello no es una buena combinación si quiero seguir manteniendo la poca paciencia que me queda en estos momentos.

—Te lo voy a volver a decir, Nathaniel —habló con firmeza Alain—, lo mejor que puedes hacer es llamar a una ambulancia y a la policía en estos momentos.

—Si llamo a la policía, seguro le harán muchas preguntas y ella no está en condiciones de hablar —dije calmado y Alain suspiró de manera exagerada, desesperado por la situación.

—Ok, ¿qué harás cuando vengan a buscarte como principal sospechoso de lo que sea que le haya sucedido a esa chica? —Iba a defenderme pero Alain volvió a atacar—, si no está en condiciones para hablar, tampoco lo estará para recordar que ella misma, por voluntad propia te pidió ayuda. Sin olvidar ese pequeño detalle, te van a preguntar lo más obvio: ¿por qué no nos llamó?

Touché.

—Sólo quiero asegurarme que se encuentre bien. Una vez que le ayude, que ella recupere la conciencia, voy a llamar a la policía para reportar el caso.

El sonido del timbre interrumpió nuestra conversación o más bien, las quejas de Alain. Este, me mira algo confundido.

—¿Esperas a alguien? —Cuestionaba Alain en un susurro mientras avanzaba hacia la puerta—. Ahora estoy del todo seguro, que mi mejor amigo, es todo un demente, creía que eras más... —Lo interrumpo. No me está gustando su actitud en estos momentos. Siempre he sido paciente con Alain, pero esta vez está pasando mi límite.

—¿Puedes parar de quejarte? No es alguien del otro mundo, o algo por el estilo, simplemente es Katie —dije abriendo la puerta y la nombrada anteriormente atravesó la puerta para dar acto de presencia en el salón, algo empapada y despeinada por la lluvia. Todavía llevaba el uniforme de la cafetería y un botiquín de primeros auxilios en sus manos. Seguro vino corriendo desde que la llamé, incluso vino sin paraguas.

Alain seguía confundido. No le había tomado demasiado tiempo para que su expresión pasara a ser una de enojo, sus ojos enfurecidos se posaron sobre Katie por haber ofrecido su ayuda o tal vez por el hecho de no haberle dicho de que Katie estaba al tanto de la situación, no estoy del todo seguro.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2021 ⏰

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