Uno

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Chiara

—¡Hansen! Debes de atacar más fuerte. —Grita mi entrenador y yo lo observo de mala manera. Mí atacante aprovecha mí distracción para luego golpearme. —Maldición. ¡No te distraigas! —Grita otra vez.

«Ya no puedo más, mi cuerpo duele como los mil infiernos.» Pienso. Pero obligo a mi cuerpo soportar un poco más. No puedo perder, odio perder.

En un ágil movimiento golpeo a mi atacante en el abdomen y luego la lanzó al aire, segundos después su cuerpo impacta contra un árbol. Puedo sentir la mirada de mí entrenador —Mack — en mi espalda.

Mi oponente se rinde, regalándome la victoria a mí. La comisura de mis labios se curvan en una grande sonrisa mostrando mis blancos dientes afilados. Me acerco a mí entrenador quién se encuentra de brazos cruzados y listo para darme un sermón. Ya esto se ha vuelto una rutina diaria, yo no pienso en estrategias de defensa u ataques y Mack se encarga de darme sermones.

—¿Tienes algo que decir, Chiara? —El enojo en su voz es notable. Creo que he metido la pata solo un poco.

Oprimo una sonrisa. Admiro a Mack, su paciencia conmigo es digna de ser admirada.

—Nop —digo despreocupada y él suspira frustrado. Sus ojos verdes están oscuros por la ira.

—Chiara, debes tener estrategias para atacar. La fuerza... —Lo interrumpo.

—La fuerza bruta no lo es todo, bla bla —digo aburrida ya de sus sermones. Si no utilizaba la "fuerza bruta" como lo llama Mack, iba a perder y no iba a darme el lujo de perder y él mejor que nadie lo sabe.

—A la hora de la batalla el enemigo va a utilizar estrategias y tu fuerza bruta no bastará para defenderte. Usa esa cabeza, Chiara —dice Mack alejándose de mí y yo lo sigo. Ya los enfrentamientos ya acabaron.

Bufo.

«Pensar antes de atacar» . Que aburrido.

—Los dos sabemos que no participaré en esa batalla —digo malhumorada y alejándome a pasos rápidos de él. El hecho de nunca participar en esas batallas y que siempre me manden a esa maldita dimensión me pone de mal humor.

Puedo pelear, defenderme. Odio que me me traten como un maldito estorbo. Sé que me mandan a esa dimensión para protegerme, pero no puedo evitar sentirme como un estorbo. Odio que duden de mí, de mis virtudes.

Sé que si me lo propongo, en pensar antes de atacar lo lograría, pero el problema es que me encantan los desafíos, me encantan que las personas me subestimen para luego darle una bofetada sin ningún tipo de contacto.

Algún día, podré controlar mis poderes, algún día seré la mejor combatiendo y ese día no está muy lejano.

🧝‍♀️🧝🧝

Toda mí familia se encuentra en el comedor, mis hermanos hablando del absurdo partido de fútbol —un deporte, que según tengo entendido, lo juegan los humanos—, mí madre quien se encuentra sirviendo la cena me da algunas miradas de vez en cuando y puedo imaginarme de que que quiere hablar.

—Mack me contó lo ocurrido —susurra mi madre una vez que está al lado mío y regalándome una sonrisa cálida. Mi padre dejá la conversación que tiene con mis dos hermanos para  observarnos a mí madre y a mí frunciendo su ceño.

—¿Qué ha pasado? —Pregunta mi padre preocupado. Su mirada se posa en mí y un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Mi madre suspira y luego se sienta al lado de mi padre.

—Por favor Hans, te pido que cenemos primero. —habla mi madre dirigiéndose a mí padre —. Chiara ha tenido un día muy agotador —mi padre suspira y asiente.

Me estoy preparando mentalmente para la conversación que se está aproximando con mis padres y hermanos. No es algo muy relevante que aún no puedo controlar mis poderes —mis poderes nunca han hecho acto de presencia—, y que Mack y yo somos como el agua y el fuego en los entrenamientos no ayuda mucho —siendo sincera— en verdad.

Una vez que todos terminamos nuestra cena, mi padre posa su mirada nuevamente en mi, indicando que comience a que relate lo sucedido. Mis hermanos mayores se susurran algo entre ellos y se ríen. 

—Tuve un enfrentamiento —comienzo —. Gané el enfrentamiento, pero sin usar ningún tipo de estrategia. Mack... —Mi padre me interrumpe. Y aquí volvemos a la misma conversación que no tiene ningún sentido ya que siempre es el mismo resultado.

—¿Y así quieres entrar en un campo de batalla? ¿Así piensas ir a aquellas olimpiadas mortales? —mi padre pregunta frío—. ¿Ves por qué no dejo que entres al maldito campo? —su voz empieza a elevarse poco a poco.

—Hans... —Mi madre intenta calmarlo pero fue en vano.

—No es ninguna sorpresa que Chiara aún no pueda controlar sus poderes, papá —habla mi hermano mayor Alec —. Estoy comenzando a creer que Chiara no posee poderes.

—Yo también lo creo, papá —habla mi otro hermano Aleix. Mi padre los mira con toda su atención.

«Espero que se pudran en la tercera dimensión».

Papá, los ojos de Chiara son rojos. ¿Entiendes? Rojos, como todo demonio común, que por cierto ya se extinguieron porqué hemos evolucionado. —Alec me mira con lástima, sus ojos azules oscuros me observan analizando mi rostro como de costumbre.

—Además, Chiara será pronto mayor de edad. ¿No crees que todo coincide papá? —Habla Aleix está vez. Sus ojos zafiros me contemplan con disimulo. Estoy harta de esas miradas.

—¡Vayan al grano de una maldita vez! —Grito enojada. Odio que hablen como si no estuviera presente. ¿Qué no tenga poderes? Tal vez tengan razón pero no les daré el gusto de verme caer.

Mis hermanos Alec y Aleix siempre fueron los preferidos de mi padre, son los hijos perfectos, ideales, como quieran llamarle.

—Lo que queremos decir, querida Chiara, es que tal vez, exista esa pequeña posibilidad de que seas sólo una simple mortal, como los humanos —habla Alec nuevamente.

¿Qué sea una simple mortal? Es absurdo, mi madre no tuvo ningún tipo de contacto —relación sexual, para ser más concreta— con los humanos para que yo sea una simple mortal. Miró a mi madre en busca de ayuda y ella capta mi mensaje. Puedo decir que es la única que me entiende en esta familia es ella. Ellie Hansen, nunca estuvo en mí contra.

—¡Basta! —Habla con autoridad mi madre y reprochando con la mirada a mis hermanos—. Chiara no es mortal, por el amor de Lucifer, ¿qué dicen? Chiara no es mortal pero tampoco un simple demonio, sus ojos son rojos. ¿Han visto alguna vez a un humano con los ojos rojos? —pregunta mi madre, el enojo en su voz es muy —demasiado evidente— notable en su voz.

—Mamá... —Mi hermano Aleix intenta decir algo pero, mi mamá le hace un ademán con la mano para que deje de hablar.

—¿Cómo estás tan segura de eso, Ellie? —Pregunta mi padre retando con la mirada a mi madre y ella simplemente ignoró su pregunta. 

Me levanto de la mesa para irme a mi habitación, no tengo ganas de discutir con ellos. Subo las escaleras y cierro la puerta de tras de mí para luego tirarme a mí cama boca abajo.

«Esto es una mierda, una gran mierda».

🧝🧝🧝

¡Primer capítulo! :)

*Tercera dimensión: existen tres dimensiones y en la tercera sólo habitan las almas malignas, una vez que un alma entre a esta, es muy difícil de salir de ella de forma independiente.

DeadlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora