ABC for Dad

2. Otra Institutriz

Disclaimer: Sword Art Online (SAO) es propiedad de Reki Kawahara y sus asociados. Esta obra fue hecha sin fines de lucro.

.

.

.

ABC for Dad

2. Otra Institutriz

La brisa marina le refrescaba el torso desnudo, el sol quemaba sin misericordia en su espalda, pero con tal de proteger a Yui del astro mientras hacía su castillo de arena, lo aguantaría.

Yui decoraba las torres de arena con pequeñas conchas de mar, por su parte Kazuto se encargaba de hacer un foso y un puente.

—¡PAPA!

El grito lo sacó de caja, su hija señalaba al cielo y antes de voltear sintió un golpe en su estómago. Tan fuerte fue el impacto que lo obligó a abrir los ojos de golpe, encontrándose con el techo de su cuarto.

—¡Papa!

Yui estaba sobre su estómago, ahora entendía el golpe que lo despertó de su sueño. Con una media sonrisa acarició la cabeza pelinegra de la sonriente niña.

—Buenos días Yui —desvió la vista hasta su computador, eran las seis y cinco de la mañana —¿Qué haces despierta?

Su hija nunca fue de dormir hasta tarde, pero siempre que se iba a trabajar antes de las seis ella dormía como angelito y despertaba media hora más tarde.

—No podía dormir, estoy muy emocionada por la señorita maestra.

La noche anterior, en medio de la lectura ella le cuestionó muchas cosas sobre la institutriz y como la palabra "institutriz" se le complicaba mucho pronunciarlos decidió llamarla como "señorita maestra"

—¿Es así? — aprovechó que su hija había rodado hasta un lado de la cama para sentarse, apoyándose en la cabecera.

—Sip, será divertido ser la única en la clase —Yui comenzaba a cerrar sus ojos, dejándose llevar por la suavidad de la cama de su papá — ¿Por qué estás aquí todavía? —dijo restregándose contra la almohada.

—Soy el jefe de mi trabajo, puedo llegar a la hora que quiera.

En parte era cierto, pero no podía llegar más allá de las nueve o Eugeo le daría un sermón sobre la responsabilidad.

—Ah... ¿Vas a quedarte aquí hasta que la señorita maestra llegue?

—Si, como papá debo quedarme a supervisar que mi hija se porte bien —la vio de reojo mientras su cara se transformaba en una tierna mueca ofendida.

—Yo siempre me porto bien —se cruzó de brazos como por tres segundos hasta que su semblante cambio a uno completamente emocionado —¡Eso quiere decir que desayunaremos juntos!

Yui saltó de la cama y corrió fuera de la habitación, probablemente a la cocina para comenzar a sacar todos los utensilios para hacer el desayuno. Con parsimonia se levantó, el pijama gris con rayas se arrastró por la alfombra que también era gris, dentro de una habitación de paredes grises y una cama blanca.

¿Su vida era gris? Para nada, su pequeña le daba vida hasta el color más opaco, pero los colores sobrios lo relajaban y además la habitación ya estaba decorada cuando compró la casa...

Su baño tampoco tenía mucha vida, baldosas, muebles y demás en variaciones de blanco ¿Era una persona muy simple? Quizás, pero las ojeras le decoraban la cara y con eso le bastaba.