ABC for Dad

6. Cerdo y Arroz

Disclaimer: Sword Art Online (SAO) es propiedad de Reki Kawahara y sus asociados. Esta obra fue hecha sin fines de lucro.

.

.

.

ABC for Dad

6. Cerdo y Arroz

Los pequeños pétalos de cerezo que entraban danzando con la brisa por la ventana del quinto piso de aquel edificio de departamentos no eran conscientes del campo minado al que ingresaban.

El que antes fue un cuarto pulcro y ordenado estaba en total caos con prendas de ropa, zapatos y bolsos regados por el piso. La elegante muchacha de veinticinco años caminaba de un lado a otro probándose conjunto tras conjunto.

—Es un almuerzo, nada más, debe ser algo casual... tal vez un vestido de coctel... —masculló, sacando del armario una prenda de viscosa* color coral. Lo regreso con una mueca, era quizás demasiado elegante para la ocasión, no quería verse muy estirada.

Con un gruñido rebusco entre todas las perchas algún conjunto lo bastante bonito, pero sin exagerar, elegante, pero sin matices soberbios, cómodo y capaz de combinar con su extraño cabello.

Entonces, y como si el destino la hubiera guiado, un vestido recluido al final de su armario le llamo la atención.

Era antiguo, probablemente tenía dos años y no recuerda haberlo usado nunca, por lo que se veía bien conservado, con un poco de suerte le quedaría.

Deslizó el género de seda por su cuerpo, teniendo un poco de problemas en la zona del busto, pero nada que un poco de presión acomodada no solucionara, el tirante ancho estilizaba el vestido de forma elegante y la falda que le cubría un poco más arriba de la rodilla lo hacía casual. El degradado de rosa pálido a blanco quedaba perfecto con los dobladillos negros decorativos que caían desde los hombros hasta la cintura, al final de la falda un bordado rosa le daba el peso necesario a la tela para conservar la forma y debajo de esta, una enagua de gaza negra se extendía un par de centímetros más abajo restándole unos puntos de simpleza. Era el vestido perfecto.

Dio un par de giros frente al espejo de cuerpo completo, con el movimiento algunos mechones de cabellos se enredaron en unos botones del frente, bufó frustrada por no tener el valor de cortarse el cabello de una buena vez.

Sujetó su espesa melena, trenzándola, sujetándola en una coleta y girándola en un moño, nada le gustaba. En su perspectiva tenía un cuello de garza que prefería ocultar, de ahí el que siempre dejara su cabello libre, pero ahora no podía porque arruinaba toda la armonía que tanto le había costado conseguir.

Si recogía todo su cabello sus mejillas resaltaban, ni hablar de su cuello y clavículas que, aunque estaban bien cubiertas por el vestido no dejaban de asomarse como dos ganchos bajo su piel, si se dejaba el cabello suelto todo en ella se veía muy cargado, el cabello se le enredaría por todos lados y sería un total caos.

Observó el reloj digital sobre su escritorio, faltaban casi dos horas y media para el almuerzo que tenía con Yui y Kazuto.

¿Kazuto?

Kirigaya-san, el padre de Yui.

Pero él te dijo que lo llamaras por su nombre.

—Cierto... —contestó a la nada, o más bien, a sus pensamientos.

Asuna se quedó quieta por unos momentos ¿desde cuándo comenzó a hablar con ella misma? ¿Y por qué precisamente el tema tenía que ser de él?