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La mañana siguiente tenía que ir a la escuela, y por muy extraño que pareciera prefería estar en aquel lugar que en casa de Nathan.

Me levanté de la cama aun medio dormido para apagar la alarma y miré por la ventana, pensé que aún era de noche por lo oscuro que estaba, pero en realidad estaba lloviendo y el cielo estaba completamente gris.

“Tienes que estudiar por tu futuro, amas la escuela, no puedes volver a dormir, tienes que estudiar por tu futuro, amas la escuela, no puedes volver a dormir”, era lo que me repetía un y otra vez mientras caminaba aún medio dormido al baño.

Al terminar de arreglarme bajé, y como era de costumbre Nathan ya estaba despierto y listo para irse a su trabajo.

—si quieres puedo llevarte— propuso Nat pasándose las manos por el cabello para peinarlo.

Fui a la cocina sin decir nada y, como siempre, mi desayuno estaba sobre la mesa, no sabía porqué pero aún si Nat y yo discutíamos, él preparaba mi comida y la dejaba lista.

Tal vez era su forma de decir “lo siento", pero de ser así el tendría que prepararme comida de por vida.

No había dicho que sí podía llevarme a la escuela pero tampoco había dicho que no, y como Nathan aún seguía ahí cuando salí de la cocina después de desayunar supuse que me iba a llevar.
 
Salimos de la casa más temprano de lo que yo solía ir, pero estaba lloviendo y si no quería mojarme tendría que soportar que Nat me llevara.

El viaje fue silencioso, aunque no era tan incómodo como otras veces. Nathan me dejó frente a la escuela, y antes de abrir la puerta del auto me tomó de la muñeca,  deteniéndome.

Me di la vuelta para mirarlo y él me devolvió la mirada con una cálida sonrisa.

—que pases un buen día hoy, hijo.

Lo miré juntando las cejas, en confusión y sorpresa. No me había dicho algo así desde… no recordaba cuando.

Solo asentí en respuesta sin saber que decir. Salí del auto y corrí hacia el interior del gran establecimiento de la preparatoria y me quedé esperando en uno de los pasillos hasta que llegara la hora para la primera clase, aún no habían muchos estudiantes por la lluvia.

Ya que no tenía nada que hacer me dediqué a revisar mis redes sociales.

Abrí instagram y lo primero que vi fue una etiqueta que me habían hecho de una página bastante extraña, ésta se llama “MateoH4t3” y habían varias fotos, y en todas estaba yo. Con el ceño arrugado le di a la primera que vi.

En la imagen de la publicación salíamos la chica pelirroja de la fiesta y yo besándonos en el sofá, y en la parte de abajo ponía:

“vaya, vaya, todos conocemos a Mateo, el chico lindo y popular de la preparatoria Simmons. ¿Cuántas chicas no lo desean? Pues miren nada más que Ashley si consiguió tenerlo. ¿Cómo se sentirá su novio al saber que su chica le fue infiel con esta basura de hombre? que decepcionante. ¿quieren ver más? Ya les daremos más…”

¿Pero que…?

¿Qué demonios?

¿Acaso era una broma de mal gusto?

Habían algunos comentarios pero decidí ignorarlos. Seguí bajando hacia las demás publicaciones.

Definitivamente alguien quería hacerme ver mal, pero ¿Quién? algunas personas llegaron a mi mente, pero ninguna de ellas me parecía capaz de hacer algo así.

La siguiente foto era sobre Emma y yo, de cuando estábamos charlando en su casa, y su cara muy cerca de la mía, cualquiera que viera la foto pensaría otra cosa aparte de que estábamos hablando. Leí el pie de la publicación sintiendo que como la tensión me recorría el cuerpo entero.

El Juego Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora