La semana había pasado más lenta de lo común. Las clases eran increíblemente aburridas. Las cosas con Nathan seguían igual y casi nunca lo veía en casa salvo para comer y una que otra vez que me llevaba a la escuela. Con Anne muy pocas veces cruzaba palabras. Tampoco había tenido ninguna noticia de los chicos en los últimos días.
Ya por fin había llegado el fin de semana y en lo único que podía pensar era en que podría descansar pacíficamente.
Como era sábado pensaba en pasar el día haciendo los deberes y en la tarde descansar. Sería bueno tener un día para mí sin que nadie me molestara, o eso creía hasta que recibí una llamada de Chloe.
—¿si?— respondí mientras organizaba un poco mi escritorio.
—¡Adivina qué!— habló alegremente Chloe del otro lado— ¡ya no estamos castigadas! Al parecer mi madre vio que nos portamos bien así que levantó el castigo— contó riendo.
Si supiera la tía Riley lo que hicimos hace unos días… pensé sacudiendo la cabeza recordando la fiesta.
—bueno, como sea— siguió hablando. En el fondo pude escuchar algunas voces que se me hicieron familiares—. Decidimos provechar el día para reunirnos con los chicos. Si quieres puedes venir, estamos cerca.
—¿Chicos? ¿Qué chicos?— pregunté aunque ya sabía la respuesta.
—Abraham, David…— me quedé esperando que dijera Lía pero no lo hizo— ¿vas a venir o no?, anda, di que sí, no te puedes negar, esta semana fue muy aburrida…— insistió una y otra vez.
—ya, está bien, iré— solté en un suspiro para que se calmara. Si no le decía que si no me dejaría en paz.
—¡bien!— exclamó triunfante, casi me la pude imaginar dando un saltito y aplaudiendo—. Te enviaré la dirección por mensaje.
Chloe cortó la llamada y dejé salir un largo resoplido dejando caer la cabeza hacia atrás. Justo cuando pensé que podría descansar…
De mala gana me fui a vestir para ir al dichoso encuentro.
Seguí la dirección que Chloe me había dado y llegué a un pequeño local con puertas de vidrio y algunos carteles de luces fluorescentes colgados en el. El cartel que decía bar estaba apagado pero en su lugar había uno que decía cafetería.
El ambiente se veía bueno, había buena música y en el aire había un delicioso olor a pan horneado. Al abrir la puerta una campanita sonó e inmediatamente escuché que me llamaban.
—¡Mat, por aquí!— gritó Chloe, sentada en la última mesa del fondo y junto a ella vi a Abraham, David, Sophie y… no, solo estaban ellos.
¿Y Lía? Fue la primera pregunta que llegó a mi cabeza.
Chloe sacudió los brazos y se levantó de su silla, llamando la atención de todos los presentes. Le hice una seña con las manos para que se calmara. Solo ella podía ser tan enérgica.
Caminé hasta el fondo pasando una larga fila de mesas a mi izquierda, y a mi derecha estaba la barra que llegaba hasta el final del local y detrás de ella algunos chicos atendiendo a los clientes.
Al llegar a la mesa casi me tuve que morder la lengua para evitar preguntar por Lía. No sabía porqué me sentía decepcionado de no verla.Apreté los labios y traté de disimularlo. No quería que nadie empezara con sus pregunta. Tomé una silla y me dejé caer en seco, suspirando.
—pensábamos que no vendrías— habló Abraham, quien estaba sentado junto a Chloe. Ella se veía alegre mientras tomaba sorbos de su café y miraba a Abraham por el rabillo del ojo.
Era raro porque nunca había visto a Chloe así con un chico. Era claro que algo serio pasaba entre ellos pero si le preguntaba a Chloe seguro lo negaría y diría que solo eran amigos. Siempre hacía eso, y cuando veía que la relación iba avanzando la terminaba.
Ya que lo pensaba ella y Lucas eran algo parecidos…
—¿quieres beber algo?— me preguntó David alzando la cerveza que tenía en la mano sacándome de mis pensamientos.Le di una mirada rápida, negando con la cabeza. Ni una gota más de alcohol por un tiempo.
—¿venden cervezas en una cafetería?— inquirí un tanto extrañado viendo que Abraham también bebía una y habían dos botellas más vacías sobre la mesa.
—bueno es que nosotros tenemos servicio especial— alardeó Abraham, sonriendo. Ladeé la cabeza hundiendo las cejas, sin entender.
—Este bar es de uno de los motociclistas de nuestro grupo, y aún si es de día y el bar no trabaja podemos tener cervezas— explicó antes de darle un trago a la botella—. También es en donde nos reunimos algunas veces entre nosotros, luego del refugio este es el lugar en donde más están los motociclistas— añadió señalando a las personas en el bar.
Sin poder evitar la curiosidad me giré un poco para ver el panorama. Detrás de nosotros había una mesa con dos chicos que fácilmente reconocí como motociclistas. En la barra habían otros sentados en los taburetes mientras charlaban. Incluso me di cuenta de que los que trabajaban allí eran motociclistas. No era difícil distinguirlos pero si Abraham no me decía aquello realmente no me daba cuenta.
A veces los motociclistas pasaban desapercibidos en ciertos lugares a pesar de que en las fiestas eran el centro de atención.
Volví la vista al frente cuando escuché a Abraham hablar de nuevo.
—Aunque se llena más por las noches ya que de día solo es una cafetería común— comentó dándole algunos golpecitos aburridos a la mesa con la botella casi vacía. De repente en su cara de iluminó una pequeña sonrisa, como si hubiese recordado algo—. Al inicio no era un bar, ya que el dueño es panadero y quería un negocio sencillo, pero lo molestamos tanto hasta tal punto que de la noche a la mañana abrió el bar para que lo dejáramos en paz, pero ahora es peor ya que siempre estamos aquí haciendo desastres— admitió riendo por lo bajo.
—genial, ahora ya tenemos un lugar para pasar el rato— comentó Chloe echándose hacía atrás, recostándose en el espaldar de la silla.
No fue hasta ese momento que me di cuenta del brazo de Abraham, que pasaba por el espaldar de la silla de Chloe y su mano tocaba ligeramente su hombro.
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El Juego Del Amor
Teen FictionEse día. Lo recuerdo bastante bien, lo recuerdo tan bien como si hubiese sido ayer, cuando todo comenzó, un día como cualquier otro, tan simple y ordinario que nunca se me ocurrió pensar que conocería a una de las personas más importantes de mi vida...