Tres

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Lo bueno de todo es que mamá empezó a tomarse su medicamento y había dejado de ir al hospital por un tiempo.

Un mes para ser exactos.

Pero adivinen quien está de regreso al hospital para buscar a su madre.

Pues yo.

Después de varias quejas internas conmigo mismo tome rumbo al hospital pero lo único bueno de todo es que podría ver de nuevo a Sun Hee. No volví a verla desde la última vez ya que no la conocía del todo y no me aparecería allí de la nada.

Ahora tengo un pretexto—como mi mamá enferma—para poder verla nuevamente.

Le conté sobre ella a Ashton y lo único que obtuve fue un:

«¿Acaso te gusta una maldita lisiada?» de su parte. Yo me enfurecí por eso y me prometí no volver a hablarle sobre ella nunca más. A pesar de no conocerla sé que nadie merece recibir esos tratos a pesar de que ella ni siquiera sepa quién es Ashton.

Hoy no tenía facultad por suerte pero cuando no estaba en la facultad estaba trabajando en un centro comercial en una tienda de comida rápida.

Si, genial.

Volver a ver el hospital era tan tedioso y eso me hacía querer reprocharle a mi madre otras mil veces más para que se deje de juegos y se tome en serio su estúpido medicamento.

Esa mujer me sacaría canas verdes antes de tiempo.

Fue casi un instinto voltear a ver a la asiática pintando en su caballete mientras tenía sus grandes audífonos sobre su cabeza y por suerte la encontré solo que sin sus audífonos.

Sin pensarlo —sí, también me sorprendí la verdad—, toque el vidrio del gran ventanal y algunos de las personas dentro me vieron para después seguir con lo suyo. Pero la única persona que quería que me viera volteo y abrió sus ojitos rasgados y luego los achino en una sonrisita que hizo un vuelco tanto en mi corazón como en mi estómago.

Yo entre sin previo aviso mientras ella se acercaba en su silla de ruedas. Tenía manchas de pintura sobre sus manos y mejillas dándole un aspecto muy tierno e infantil que juro que derritiria hasta el más duro de los corazones.

Su brillo era tan grande que iluminaba hasta el más pequeño indicio de oscuridad.

—Pero miren quien se apareció, tenías tiempo sin caminar por esos pasillos, extraño. —Me dijo con una sonrisa y ceja alzada.

Yo alcé una ceja.

—¿Eso quiere decir qje has estado pendiente por si camino por el pasillo? no pensé ser una persona a la cual debería estarse al pendiente, sinceramente.

Ella se sonrojo rápidamente.—Que diceeees, obvio no he estado al pendiente. —remarco notoriamente el «no».

Yo entre cerré los ojos, acusándola con la mirada.

—Si bueno mi mamá empezó a tomar sus medicamentos pero... Dejo de hacerlo nuevamente y aquí estoy —le explique, finalmente.

—Oh vaya espero que vuelva a tomar sus medicinas —ambos nos miramos fijamente, yo desde arriba y tú desde abajo—, a veces las mamás suelen ser muy testarudas —comento en un susurro—, a mía siempre me dice: Sun hee esto, Sun Hee aquello pero cuando ella hace algo mal y se lo reprocho me contesta con la típica excusa que como ella es mi mamá no tenía porque estarle diciendo nada. Es muy irritante si me lo preguntas.

—Mi madre es la mujer más testaruda que conozco y más aún cuando tuvo una vida libre de responsabilidades viviendo en su casa rodante y rock de los ochentas, esa mujer cree que se manda sola. —digo.

Efímero #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora