Siete

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Al pasar el tiempo Sun Hee y yo nos volvimos más cercanos, cada ves que podía la iba a visitar y la sacaba a pasear cerca del hospital para que no se sintiera tan aprisionada todo el tiempo.

Hoy era el día donde saldríamos más lejos de lo habitual y estaba nervioso, ella me ponía tan nervioso con cada una de sus sonrisas, mamá me había ayudado a escoger algún regalo para ella y sabiendo como es Sun Hee no le gustaban las cosas ostentosas así que optamos por regalarle un collar con el dije de la flor tradicional de Corea como ella me había dicho cuáles eran sus flores favoritas.

—Mira eres todo un galán —dijo mamá acariciando mi rostro con cariño—. Espero que me la presentes algún día. Quiero conocer a la chica que trae loco a mi bebé.

—No me trae loco. — mentí con las mejillas rojas.

—Te trae bien loquito, bebé. Jamás te había visto tan empeñado con algo y ahora cargas una sonrisa ridícula a todos lados, todos los hombres enamorados siempre hacen lo mismo...

—Mamá te desvias del tema. —dije incómodo.

—Cierto, como decía, ya sabes hijo ella es una dama y debe ser tratada como tal, mucho amor y cariño pero sobre todo debes hacerla sentir como si fuera la única estrella en el universo.

Ella me sonrió dando dos palmaditas en mi mejilla.

—Ahora si campeón, ve por tu dama. —Depósito un beso en mi frente y salí de casa. Sun hee no vivía tan lejos de casa, así que llegue el quince minutos mientras escuchaba música.

La casa estaba ubicada en una buena zona residencial, Sunset street era una buena zona para vivir y las casas eran bastantes modestas. Mire mi teléfono chequeando el número de casa y era el nueve, camine por la acera hasta llegar a una casa mediana de dos pisos. El frente tenía flores y césped bien podado con un caminillo de piedras hasta la entrada de la casa. Camine por este hasta llegar a la entrada algo nervioso, me pase la manos por los pantalones para quitarles el sudor y toque el timbre.

Espere un rato hasta que escuché ruido del otro lado de la puerta y visualice una sombra desde el vidrio polarizado de la puerta.

La puerta se abrió y me tense al ver al papá de Sun Hee del otro lado. Ya lo conocía por llamada pero en persona era aún más intimidante. Era alto, muy alto—considerando que yo soy alto—, sus facciones asiáticas y algunas arrugas lo hacían ver cómo alguien sabio y su cabello negro con algunas canas estaba bien peinado.

—¡Jason! Hola. —me tendió la mano y yo le sonreí devolviéndole el saludo.

—Un gusto señor Shim. —le dije.

—Es muy bueno conocer al chico que hace sonreír a mi pequeña Sunnie —me dijo—. Pasa, pasa. —se hizo a un lado y entre a la casa.

Tenía una sala mediana con un dos muebles frente a un televisor y bastantes figuras de animales, había una mesita en el centro y varias estanterías dónde se ubicaban varios portaretratos de la familia.

Yo me quedé junto al perchero.

Una señora apareció desde el pasillo y me sonrió amablemente arrugando sus ojos rasgados y de ahí supe a quien se parecía Sun hee, era idéntica a su madre.

—¡Jason que emoción conocerte! —me dió un abrazo y me correspondí—, ya Sunnie viene.

Y justo en ese momento por el pasillo por el pasillo apareció Hana empujando la silla de ruedas de Sun Hee. Sun hee estaba algo maquillada ya que tenía los labios rosados y algo de rubor en sus mejillas y un delineado muy bonito en los ojos. Vestía un vestido verde con flores y debajo tenía franela manga larga con cuello de tortuga junto a unas lindas converse blancas. Su cabello lacio caía sobre sus hombros y tenía dos ganchitos blanco a cada lado de sus orejas.

Efímero #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora