Doce

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Era veinte de noviembre, Norshville estaba bajo una suave capa de nieve por la temporada de invierno, una fina brisa gélida recorría toda la cuidad llevando consigo la calidez que suele tener este lugar.

El veinte de noviembre estaba acostado en mi cama con un revoltijo de nervios en mi estómago sin poder tocar ni un solo gramo de mi comida por lo que sabía que sucedería hoy.

Hana me dijo que hoy sería un día triste y sabía porqué también dijo que podía ir a ver el proceso pero no fuí capaz de ir, no fuí capaz de ver a Sun Hee por última vez... Quiero creer que lo mejor fue no ir, que lo mejor fue no ver por última vez a la chica de la que pude haberme enamorado sin arrepentimientos porque jamás sería un error haber conocido a Sun Hee.

—Bebé —llamo mamá desde el otro lado de la puerta—, te traigo un té ¿Puedo pasar? —mi estado de ánimo también afecta de sobremanera a mi mamá y no me gusta verla así. Ella es muy vivaz y llena alegría a dónde sea que esté pero saber que está triste y decaída no me hace sentir mejor.

—Puedes pasar, mamá. —ella entra con su cabello todo despeinado y ropa de casa a mi habitación. En sus manos lleva una bandeja de té y un pequeño plato con una rodaja de pan tostado.

—Sé que no debes tener hambre pero te traje algo liviano para que comas un poco... No me gusta verte así, bebé. —me dijo, sus ojos reflejaban tristeza.

Yo sonreí con pesar y me senté en mi cama y mamá al lado.

—Gracias. —le respondí con desgano.

Ella acarició mi cabello—¿Sabes algo de... De ella? — preguntó.

—Sí. Hana me avisó que ya deceso... Que mañana será su funeral y que por favor fuera. —un nudo en mi garganta se formaba en mi garganta y mis ojos comenzaban a picar.

—Tranquilo... Jamás la conocí pero parecía ser una gran chica y ahora debe estar en paz...

—¿Tu crees en la reencarnación, mamá?

Ella me mira unos segundos.

—Creo en toda las cosas que la gente no creé, bebé. —Esa fue su respuesta y le sonreí.

Creer en las cosas que la gente no creé. Ella me dijo lo mismo.

—Te dejo, sabes que estoy en mi habitación. —me da un beso casto en mi coronilla y se va.

Tomo el té y bebo de el mientras como del pan.

Miro la carta que reposa en la mesilla de mi habitación por unos largos minutos soltando un suspiro.

Si tan solo no hubiese tenido esa enfermedad...

ᴥ︎︎︎

Al día siguiente Hana me avisó que sería el funeral y yo no estaba realmente listo para dejar ir a Sun hee.

A veces pienso que porqué las personas que son ángeles les toca irse más rápido de la tierra...

Agarro mi gabardina beige ya listo para salir. Tengo un gorro de lana beige y una bufanda para el frío. Soy una persona que no sufre mucho con las bajas temperaturas.

Tomo el pequeño obsequio que le tengo a Sun Hee y salgo de casa.

Ashton está afuera con su deportivo esperándome.

—Vaya pero si te ves del asco —me dice y yo lo miro mal—, vale mal chiste, perdón.

—Al cementerio de Norshville. —le digo.

El me echa una mirada de reojo mientras arranca.

—¿Cómo estás? —el parece darse cuenta y se auto-palmea—, mala pregunta, quiero decir qué si podrás estar mejor.

Efímero #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora