El inicio de tu infierno a los 13

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Tiempo después de que llegue a su casa todo comenzo a cambiar, ya no hablábamos como todos los días, comenzó a ignorarme y ya no iba por mi. Siempre que trataba de hablar con ella terminabamos discutiendo y me insultaba por cualquier cosa, recuerdo que una vez a olvidé cerrar la puerta de la azotea, finalmente yo terminé siendo una idiota buena para nada, irónico ¿no?.

En la escuela las cosas no iban del todo bien, debido a que mis calificaciones casi rozaban la perfección fui un buen blanco para que los demás empezaran a molestarme; te preguntarás ¿cuánto daño pueden causar unos estudiantes de secundaria? Sinceramente no lo sé, pero durante 8 meses me la pasé metida en la enfermería fingiendo y mintiendo sobre todos mis males y un sin fin de moretones de "dudosa procedencia". Finalmente yo terminé con un hombro dislocado, una muñeca fracturada, tres puntos en la ceja y con una autoestima hasta los suelos.

A mi abuela nada de esto le importó nunca, lo único por lo que ella se "preocupaba" es que yo siguiera con vida, sino fuese así ¿qué le diría a mi madre?, ella no podía quedar mal y si lo hacía siempre sería mi culpa.

Debo decir que no todo fue tan malo, desde la infancia tuve un buen amigo, el siempre me apoyo, me ayudó con mis tareas y a veces a curarme las heridas, cuando tenía tiempo comía conmigo y era muy amable, siempre estaba a mi lado. Pero el no sabía toda la historia, el creía que mi abuela solo me trataba así por la edad.

La carta de suicidio de la chica de ojos color solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora