En un día lluvioso

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La policía llego al poco rato y nos hicieron varias preguntas, después de eso nos sacaron a todos de la estación, la lluvia caía con un poco más de fuerza y no traía paraguas, realmente era lo que menos me importaba, solo me puse mis audífonos y los conecté a mi celular, active la reproducción aleatoria y comencé a caminar a casa; tenía que tomar la ruta corta y eso me molestaba.

De camino las gotas frías me refrescaban la cabeza al mismo tiempo que me empapaban toda la ropa. En mi mente seguía dándole vueltas al asunto. Aún no creía que un chico se hubiese arrojado a las vías, él debía tener muchos motivos para hacerlo o tal vez sencillamente no era ninguno.

Sigo sin entender que lo llevó a hacer algo así, aún yo estando en la misma situación no lo comprendo.

Llegue a casa pero para ese entonces ya estaba completamente empapada, parecía un gato mojado, metí la llave en la cerradura de la entrada y entre sin hacer mucho ruido, otra vez no había nadie, mi abuela había acostumbrado a salir y regresar dos o tres días después; encendí las luces y busqué algo de comer, como siempre no había nada, así que decidí ir a la tienda por lo más barato y fácil de preparar, una sopa instantánea y una botella con agua de litro y medio. Regresé y deje las cosas en la cocina y salí a prender el calentador de agua, para mi suerte ya estaba caliente así que subí a mi cuarto y saque dos toallas grandes de mi cajón, me dirigí al baño y las coloqué en el perchero, me quité todo lo que traía puesto y saqué mi celular, para mi escasa buena suerte no estaba mojado así que puse música y lo dejé sobre el lavabo, corrí las puertas de la regadera y me metí para abrir las llaves, la temperatura del agua era perfecta así que solo me dedique a lavar mi cabello y todo mi cuerpo, no tardé mucho, lo que más me demoró dentro fue que no dejaba de presenciar la escena del metro en mi mente, el agua no me despejaba el pensamiento. Cerré las llaves y salí de la regadera, me puse las toallas y fui a mi habitación a ponerme algo cómodo para descansar, opté por una sudadera gris de manga larga, un pantalón algo holgado y mis sandalias.

Bajé a la cocina y tardé menos de 5 minutos en preparar mi "comida/cena" claro, si a esto se le pudiese llamar así, cuando estuvo todo listo me llevé lo poco que iba a cenar a mi habitación y me senté en mi escritorio a comer y pasar un buen rato en internet.

Afuera todavía estaba lloviendo y muy fuerte pero simplemente no me importaba. Terminé de usar la computadora a las 12:30 de la noche, apague las luces y me metí a la cama, traté de dormir pero no podía, me seguía pasando lo mismo que en la regadera, esa maldita escena se repetía una y otra y otra vez en mi cabeza como si estuviese sucediendo de nuevo.

La carta de suicidio de la chica de ojos color solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora