LA NOCHE DE LOS DEMONIOS
PARTE I
FOSTER HILL
MANADA DE FOSTER HILL
DINASTIA LICANTROPO: TANNER
LIDER ALFA: Leónidas Tanner
BETA: Liam Tyler
DELTA: Regi Miller
El sonido de los relámpagos azotando el suelo y el fuerte viento agitando los árboles era imposible que alguien pudiera conciliar el sueño a mitad de la noche, y más si se cree que es un mal augurio. El líder alfa aún seguía encerrado en su despacho revisando unos papeles. Cuando los llantos de su hijo se mezclaron con todo el escándalo que ocurría afuera.
—¡Tina! —llamó a la niñera de su hijo.
La mujer antes mencionada entró a su despacho con su hijo en brazos. Tina, era una mujer licántropo de tez pálida de avanzada edad y usaba un vestido negro porque todos estaban de luto por la reciente muerte de un miembro de la manada.
—Lo siento señor, Hardy está reclamando la atención de su madre—dijo mientras intentaba tranquilizar al bebé. Desde su escritorio él podía ver el rostro enrojecido de su hijo.
Leónidas pasó sus manos por su cabeza y trató de contenerse. Ya tenía suficiente con que Tobías McKenna lo haya retado a una pelea porque lo acusaba de a ver matado a su hermano menor. El funeral fue en la mañana y desde ahí perdió de vista a Quinn. Para él, su compañera debe estar en un lugar llorando la muerte de su amante.
—Ella está indispuesta.
—Entonces, usted debería de confortar a su hijo.
—¿Para qué crees que te pago Tina?
Esa pregunta fue un rotundo no, pero insistiría.
—señor, no lo olvido—dijo la mujer—Pero un niño licántropo necesita del calor de sus padres.
—Eso es una tontería—exclamó Leónidas dando un golpe a su mesa.
La mujer se asustó y comenzó a mover al bebé con cuidado. Ella debería estar calmada para no transmitirle su temor a la criatura.
—Señor está tormenta no es normal—dijo Tina preocupada.
El líder alfa mantuvo su postura seria. Tenía que ser fuerte por todos y más porque sus padres y hermanos murieron hace un año. El linaje Tanner ahora solo cuelga de una sola rama, él y luego sigue su hijo Hardy, su primogénito.
—Llevé lo a su cuarto y pide que refuercen las ventanas—le dio una orden.
—Si señor—dijo la mujer y se retiró del despacho.
Leónidas se quedó mirando la chimenea como si hubiera escuchado una voz provenir de esa dirección. Negó con la cabeza y se acercó a su estante donde guarda sus mejores vinos a servirse una copa de vino. Volvió a contemplar las llamas de la chimenea y se perdió en su reflejo en el escudo familiar que colgaba sobre la misma chimenea. Sus ojos azules se tiñeron de un color rojo sangre y comenzó a crecerle bellos alrededor de su bello rostro varonil. Su respiración comenzó a acelerarse cuando sus dientes se volvieron colmillos.
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¹ Imprimados © (✔) Terminada
LobisomemTítulo anterior: La Imprimación del Alfa Estado: Terminada (Borrador)- Muy pronto, nueva versión. 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘈𝘭𝘺 𝘕𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘰 𝘦𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘭𝘢𝘯𝘦𝘴 𝘮𝘶𝘥𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘢 𝘍𝘰𝘳𝘦𝘴𝘵 𝘏𝘪𝘭𝘭, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘭𝘭𝘢 𝘩𝘢𝘳𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲...