t r e s.

343 37 15
                                    

✧

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Era en esos momentos un hermoso hecho la decisión que habían tomado ambos hombres: serían padres adoptantes.

Concluidos los trámites de manera debida, todo apuntaba con seguridad a que la pequeña llegaría ese mismo día en su nuevo hogar.

Bucky y Steve se dedicaron las últimas semanas a ir de compras para todo lo que ella requiriera, desde su bienestar hasta su comodidad, cargados asi con un sin fin de ropa pequeña, como de pañales y biberones.

Pero lo que que más los entusiasmó, fue amueblar y decorar su cuarto.

Un bello arcoíris yacía pintado en la pared frente a la que sería su cuna, y una hermosa alfombra blanca se extendía por todo el suelo para que se pudiera desplazar libremente.

Entre los dos le habían comprado tantos peluches que temieron que no entraran todos pero afortunadamente lo hicieron.

También le hicieron un pequeño rincón de lectura para cuando creciera, y ahí ellos se turnarian a leerle plácidamente.

Estaban muy felices y comprometidos con esto, pasaban casi todos los días leyendo revistas para padres primerizos que contaba con todo tipo de información sobre los bebés, su cuidado y su trato.

Compartieron algunos de estos procesos con sus amigos, Wanda y Vision, que al igual que ellos estaban por también ser padres. La panza de Wanda había crecido muchísimo en poco tiempo.

— Es hermoso —susurró Bucky, contemplando el cuarto desde el umbral.

— Jamás he estado tan nervioso —admitió Steve, quien se había mostrado más intrépido con anterioridad, ahora un poco pálido.

— Contamos con la serenidad de que ella estará en un hogar donde el amor no le faltará, todo saldrá bien, Steve.

Se sonrieron cálidamente. Inspiraron, emocionados, y salieron a buscar a su hija.

En un corto lapso de tiempo, regresaron siendo tres.

Steve cerró la puerta con delicadeza y siguió a Bucky, quien cargaba a la pequeña y preciosa bebé.

Se sentaron en el sofá con cuidado de no moverla mucho. Dedicaron el momento a observar cada pequeño perfecto detalle, y también mimarla. Sonrisas acaparaban sus rostros, junto de pequeñas lágrimas.

— Es la criatura más bella que mis ojos hallan apreciado jamás —dijo Bucky.

— Sin duda alguna —coincidió Steve, pasando la yema de su dedo por su rosada mejilla.

-

La visita domiciliaria del doctor alentó las buenas noticias.

— Es una pequeña totalmente sana, felicidades nuevamente —anunció alegre el hombre.

𝐁𝐔𝐂𝐊𝐘'𝐒 𝐕𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 ⇢ 𝘴𝘵𝘶𝘤𝘬𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora